“A Concha Piquer no se le ha dado el sitio que merece en la cultura española”
Carla Berrocal publica ‘Doña Concha. La rosa y la espina’, un cómic que repasa la biografía de la diva y explora su carácter desde una lectura feminista y de género.
Cuando la abuela paterna de la ilustradora Carla Berrocal empezó a perder la memoria, ella le ponía música para hacer aflorar recuerdos, y así descubrió la copla. Eso la llevó a Concha Piquer. Su figura se convirtió en una obsesión; comenzó a explorar su vida, estudiar su cancionero y desentrañar sus contradicciones. De esa inmersión nace Doña Concha. La rosa y la espina(Reservoir Books),una novela gráfica que combina la biografía de la diva con un análisis feminista del personaje y de la copla, con voces como la de Lidia García (la investigadora y divulgadora detrás de The queer cañí bot) o la hispanista de la universidad estadounidense de Duke Stephanie Sieburth. “Siempre que se habla de Concha Piquer tiene un aura negativa. Su capacidad de liderazgo, de saber exactamente qué quiere hacer y su ambición han sido juzgadas duramente bajo una mirada patriarcal que la ha relegado. Y ella fue de las primeras mujeres en tener su propia compañía, en dar bolos por todo el mundo… No se le da el sitio que se merece en la cultura española”, sostiene la autora.
Opina Berrocal que esto está ligado “a que la copla ha sido muy maltratada porque todo lo que pertenece a la cultura popular, y sobre todo si es asignado a género, como la copla, que es consumida principalmente por mujeres, es una cosa que no tiene importancia”. En su libro trata de borrar prejuicios: “Fue una música apropiada por la derecha durante años, era lo único que se escuchaba en las radios en la dictadura, pero el principal compositor [Rafael de León] era homosexual, fue una forma de reventar el sistema. Las letras, obviamente, no son feministas, pero se puede hacer una crítica feminista de ellas”.
Los temas que cantaba Concha Piquer sí hablaban de los márgenes de la sociedad, de prostitutas, venganzas y amantes. “Rafael de León le compuso La otra, porque ella se enamoró de hombres casados, se sintió escondida y desplazada pese a su situación de privilegio”, señala la ilustradora, que disfrutó plasmando su relación con el torero Antonio Márquez, “un amor de película porque eran antagónicos, ella temperamental y él tímido, retraído”. Juntos crearon un gran negocio, añade, “porque Concha cogió la canción popular y la transformó en un espectáculo como los que conoció en Broadway. Luego la copiaron, pero fue la pionera”.
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