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Shakira: «Como extranjera, no puedo ser categórica con el tema catalán»

Han pasado cuatro años desde la publicación de su último disco. La artista vuelve con las pilas cargadas y presenta un trabajo que lleva su nombre; en él hay mucho de ella, de su hijo y de Gerard Piqué, su pareja.

Shakira

Antes de venir aquí Gerard [Piqué, el futbolista del Barça que la encandiló hace cuatro años en el Mundial de Sudáfrica] me ha advertido: “Cuidado con lo que dices en las entrevistas, porque voy a parecer terrible”», confiesa Shakira riendo a carcajadas. Su nuevo disco aún no ha salido al mercado (lo hará el próximo 25 de marzo), pero ya se ha hablado de él y, de rebote, de ella y de su vida sentimental, más de lo que probablemente la artista hubiera deseado. Es lo que tiene ser espontánea y un fenómeno global. Una hora en una suite a su lado y se escuchan frases como: «Gerard y yo tenemos mucha afinidad, estamos de acuerdo en las cosas más importantes de la vida», «Nos gusta tocarnos, el touchi-touchi», «Me encantaría tener un equipo de fútbol, pero necesito 10 niños para completar el equipo», «Gerard no es celoso, es territorial, un hombre español, se porta de forma natural».

Recientemente estalló la polémica cuando afirmó que su pareja no le dejaba grabara vídeos con modelos masculinos. Y ella se reafirma cada vez que le preguntan por ello. Porque S Moda es el único medio nacional al que concede una entrevista en exclusiva, pero tras la puerta están esperando redactores de medios de comunicación de todo el mundo, que entrarán en la habitación de la cantante cuando sean llamados por el nombre de su país: «Argentina», «Finlandia», «Austria»… Nosotros, claro, somos «España».

Shakira mueve montañas. El periodista «Colombia» asegura que dentro de sus fronteras ella es «más conocida y apreciada» que Gabriel García Márquez. La cantautora ha vendido 60 millones de discos en todo el planeta y ha ganado ocho Grammy latinos. Y todo apunta a que este verano volverá a revolucionar las listas de éxitos con la canción La, la, la, un tema que huele a himno de Mundial (esta vez de Brasil) y que, aunque no se lo ha encargado la FIFA, ella lo ha compuesto «por la estrecha relación que tengo con la entidad y con el fútbol, obviamente».

Pero, quizá, lo que más la ha acercado a sus compatriotas ha sido Pies Descalzos, la fundación que creó con 18 años y que actualmente proporciona alimentación y educación a casi 6.000 niños, la mayoría, colombianos. De eso también habla, y mucho. Sobre todo cuando ve que la conversación deriva demasiado hacia lo personal. Entonces, acelera con cierto nerviosismo la ingesta de frutos rojos, situados en un platillo a la derecha de la mesa, y puntualiza: «Me gusta redirigir la atención que muchas veces está puesta sobre mi carrera hacia temas más importantes. Infinitamente más importantes que yo misma y mis asuntos».

Acaba de colgar en sus redes sociales unas fotos vestida de novia que corresponden a la promoción de su nuevo sencillo, Empire. Supongo que usted sabe que es una las imágenes más esperadas por sus fans y los paparazis. 

Sí, juego un poco con eso [ríe]. Forma parte de la narrativa de mi nuevo vídeo, que fue rodado en Cataluña. Es un vestido muy lindo, de Marchesa. Lo elegí yo misma. Fue muy emocionante, aunque no fuera el de mi propia boda.

Su vídeo con Rihanna, cargado de erotismo, tampoco ha dejado indiferente a nadie. ¿Pretende usted incluirse en esta nueva tendencia llamada pornificación del pop?

¡No! Si hubiera habido algo que evocara al porno, el primero que no hubiera dejado que se emitiera habría sido Gerard. Aunque él no lo crea, es bastante conservador. Creo que es un vídeo elegante y la idea era aproximarse al ambiente de una sesión de moda. De hecho, hay una escena que se inspiró en una de las fotografías más famosas de Herb Ritts. Y las fotos de Ritts jamás se verían en una revista porno; se ven en publicaciones femeninas. Este es un vídeo de mujeres para mujeres… y para algunos hombres también [ríe].

Sí, conozco algunos a los que les gusta mucho. ¿Entiende las críticas que han aflorado tras declarar que su pareja no le deja rodar vídeos con otros hombres? 

Simplemente, he dicho la verdad.

Quizá sea porque es su primer disco desde que está con él. Cuando se acostumbre y entienda que su profesión es así, accederá…

Bueeeeno, está la cosa difícil. No creo. Es territorial, pero ¡yo también soy así!

Ya, pero usted no le dice a él que vista pantalones largos en los partidos de fútbol.

¡Porque no puedo! [ríe].

Desde hace un tiempo, se ha instalado en Barcelona, comparte su vida con un futbolista catalán, cuelga en su Instagram fotos de su hijo cagando el tió –tradición catalana navideña– y su segundo apellido es Ripoll. Además, en su nuevo álbum canta por primera vez en esta lengua.

Sí, fue una sorpresa que le hice a Gerard. A él le encanta el tema Boig per tú del grupo Sau. Lo llevé al estudio, le puse la canción y… ¡se emocionó tanto! Llamó a sus padres, se la mostró a todos sus amigos, a la familia. He grabado un tema totalmente distinto, pues Luz Casal ya había adaptado la letra original anteriormente. Quise hacer otra cosa.

En familia, con sus dos chicos, Gerard y Milan.

Cordon Press

¿Habla usted catalán en la intimidad? 

Lo escucho todo el día. Y lo entiendo muy bien. Aunque todavía no me lanzo a hablarlo, creo que podría decir alguna cosa. De todos modos, es una promesa que le he hecho a Gerard: lo aprenderé.

¿Tiene una opinión sobre la causa independentista, usted que es un fenómeno global? (Acelera la ingesta de frutos rojos). 

Prefiero no manifestarme al respecto. Eso es meterse en camisa de once varas. Cada pueblo tiene sus gritos y sus clamores, pero yo, como extranjera que soy, no puedo ser categórica.

Le hago esta pregunta porque en el prólogo del libro de su padre, Al viento y al azar, afirma que desde los siete años usted escribía cartas a Ronald Reagan, Gorbachov y Arafat, en un afán de imitar a su progenitor, que tenía la costumbre de enviar misivas a los líderes mundiales. Entiendo que es usted una mujer combativa.

Sí, pero hay que escoger las batallas. Y la mía es la de la educación. Es por lo que trabajaré hasta el día en que me muera. Es verdad que mi papá siempre ha sido una persona con gran capacidad de opinión. Y yo también tengo opiniones, pero eso no significa que deba comentarlas todas públicamente. Solo comparto las que considero más vitales, y lo más urgente para mí es que cada vez haya más políticos que incluyan en sus agendas el tema de la educación temprana.

Conocí hace algún tiempo a una persona vinculada a la Fundación Pies Descalzos que me dijo literalmente: «Shakira se aprovecha de su fama para que, cuando visita a un dirigente político, este se implique en su proyecto solidario». ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

Aprovecho el buen nombre que me ha dado mi música como plataforma para dar voz a quienes no la tienen. Hay que abogar para que más y más gente invierta dinero y voluntad en la educación infantil, que es la única herramienta para transformar las comunidades. Hubo un momento en el que mi familia sufrió un revés económico y lo único que no me faltó fue una escuela. Y quizá por esa razón hoy estoy hablando aquí contigo. Yo crecí indignada, viendo a mi alrededor una enorme injusticia social. Y eso me hizo prometerme que, si algún día triunfaba, tenía que hacer algo al respecto.

Volviendo a su nuevo álbum, me ha parecido curioso que lo llame, simplemente, Shakira. ¿Le dio un ataque de selfie

No, no fue un impulso narcisista. Este disco se empezó a gestar hace dos años y medio y en este tiempo sucedieron eventos importantes, como el nacimiento de mi hijo. He pasado este periodo, el más feliz de mi vida, en una búsqueda de mí misma. Y por eso no había un título más acertado.

¿Es usted la misma tras haber tenido a Milan, su hijo? 

Como decía Heráclito, no se puede volver dos veces al mismo río. Quizá no soy la misma que fui ayer. Él me cambia constantemente. Milan vino a mí no solo para que yo le enseñase cosas, sino para darme las lecciones más importantes de mi vida.

Su bebé también participa en este álbum. 

Así es. Yo estaba cantando el tema 23 en el estudio, una canción muy simbólica porque habla de cuando conocí a Gerard, de cómo cambio mi vida y de cómo intervino el destino. Senté a Milan sobre mi falda, le puse unos cascos, y cuando pronuncié la frase final, él hizo unos ruiditos. Y eso quedó grabado. Siempre he creído en el destino, pero también en que nosotros somos arquitectos de ese destino. Y, si Dios es el arquitecto, nosotros seremos los obreros [ríe].

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