Scott Eastwood: «Mi padre no me ha dado nada gratis»
Cuarto de ocho hermanastros, no concibe su apellido como un trampolín para hacerse famoso. Pero sí se le da bien hacer de ‘cowboy’ en su nueva cinta.
A Scott Eastwood lo envidia hasta su padre, el legendario Clint Eastwood. Por todo lo que tiene por delante, ha dicho. El actor de moda –de 29 años y fruto de una aventura hawaiana del actor y director, al que se parece como si lo hubieran clonado con 50 años menos–, siente pura devoción por su progenitor. Junto a él ha trabajado en películas como Banderas de nuestros padres, Invictus o Gran Torino. Pero por fin se ha independizado de la sombra familiar y ahora protagoniza El viaje más largo.
¿Cuáles son las películas que más le gustan de su padre?
No hay nada como verlo en los westerns de Sergio Leone, rodados en 35 mm y en cinemascope. Pero desde Sin perdón, mi preferida, no se ha rodado nada igual.
¿Ni tan siquiera El viaje más largo?
Mi película no es un western aunque yo sea un cowboy. Es un filme romántico, una historia de amor. Además, nadie hace mejor de Clint Eastwood que Clint Eastwood.
¿Ha pesado mucho el apellido hasta aquí?
Nunca. Sé que siempre tendré que responder a este tipo de preguntas. Antes, muchos pensaban que era un niño de papá, que me venía todo dado y no me querían ni recibir. Pero yo agaché la cabeza y llevo haciendo lo que quiero hace 16 años.
Scott Eastwood y Britt Robertson, compañeros de reparto en el filme ‘El viaje más largo’.
Getty
¿Él nunca le ayudó?
Mi padre es de la vieja escuela, de los años de la Depresión. Así que nunca me ha dado nada gratis. Me ha hecho trabajar cada dólar que me ha dado.
¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido?
Que haga ejercicio. Trabajo el cuerpo desde que tenía 15 o 16 años. Peor no para convertirme en un sex symbol, sino porque creemos que un cuerpo sano lleva a tener también una mente sana.
¿Sigue alguna dieta?
Me gusta el salmón con brócoli [ríe]. ¡Mi padre me mataría si dijera que adoro los filetes con patatas!
También ha hecho algunos trabajos como modelo.
Pero nunca me he considerado como tal. Solo soy alguien que ha probado la profesión. El mundo de las pasarelas no es lo mío.
Y en cine, ¿con quién consulta sus elecciones?
Depende. Sigo una norma: no hacer nada por dinero. Mi padre y yo estamos de acuerdo en esto, pero eso no quiere decir que coincidamos en gustos. Así que intento buscar los mejores papeles, los que me mueven las entrañas.
Como Snowden, el filme que está rodando junto a Oliver Stone sobre la figura del analista de la CIA; para algunos un héroe de la libertad informativa y para otros un traidor a su país.
Me interesa el tema y el director. Y pese a ser una trama controvertida, creo que no deja de ser espectáculo.
Realmente, ¿qué le define a usted?
Soy alguien chapado a la antigua, a quien le va el blues y odia textear. Prefiero infinitamente sentarme con alguien a cenar para conversar. Pero tengo 29 años y vivo en el siglo XXI. Así que más vale que me adapte al mundillo de las redes sociales, porque parece un requisito indispensable para establecer cualquier tipo de relación estos días [ríe].
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