El homenaje de Kate Middleton al duque de Edimburgo y a Diana de Gales: luce por segunda vez el collar de perlas japonesas de la reina
La duquesa de Cambridge ha llevado el mismo collar con el que asistió a la celebración de las bodas de platino de la reina Isabel II y el difunto duque de Edimburgo. Lady Di también se lo puso en 1982.
Tocado sobrio, abrigo con una discreta lazada y vestido negro con cuello asimétrico de Roland Mouret a juego con la inevitable mascarilla. La elección estilística de Kate Middleton para acudir al funeral del duque de Edimburgo, celebrado en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, ha sido tan discreta y elegante como cabía esperar. El protagonismo de su aspecto, sin embargo, se lo ha dejado a las joyas. La duquesa de Cambridge ha elegido para una ocasión tan señalada dos piezas con mucho significado que pertenecen al joyero de la reina. Además de unos pendientes que, según publican varios medios británicos, fueron uno de los regalos de boda que recibió Isabel II cuando dio el “sí, quiero” a su difunto esposo en 1947, Middleton ha elegido un espectacular collar de perlas que también pertenece a la monarca.
Esta gargantilla, conocida en inglés como Japanese Pearl Choker, fue encargada a la casa joyera Garrard por la propia Isabel II a partir de unas perlas que recibió como regalo del Gobierno nipón en una visita oficial a Japón. Se trata de un collar de perlas de cuatro hebras sellado con un broche de diamantes en la parte central. La propia reina ha lucido la pieza en múltiples ocasiones, con especial mención al 70º cumpleaños de Margaret Thatcher, e incluso se lo prestó una vez a Diana de Gales, cuando asistió a la presentación oficial de la reina Beatriz de Holanda en el Hampton Court Palace en 1982, año en que nacieron el príncipe Guillermo y la propia duquesa de Cambridge.
No es la primera vez que Kate Middleton luce esta pieza. La primera ocasión en la que se dejó ver con el collar fue en noviembre de 2017 para asistir a la cena de celebración de las bodas de platino –70 años de casados– de la reina Isabel y el difunto duque de Edimburgo. Cabe interpretar la elección de estas dos joyas como un claro homenaje: el collar es un guiño a las dos mujeres que han definido la monarquía británica el último siglo y los pendientes hacen referencia al matrimonio de 73 años de duración de la monarca y su difunto esposo.
La duquesa de Cambridge es experta en elegir joyas cargadas de simbolismo e historia: de los colgantes con las iniciales de sus hijos (los príncipes George y Louis y la princesa Charlotte) al impresionante collar de Cartier que probablemente le regaló su marido, el príncipe Guillermo, en su 30 cumpleaños. Tampoco es la primera vez que la reina le presta algunas joyas. La hemos visto luciendo con anterioridad la pulsera de cuatro hojas, un brazalete de diamantes que había pertenecido a la reina madre, o la tiara Halo de Cartier, que llevó el día de su boda.
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