Blanca Li, Carme Elias y Michelle Jenner sobre el poder transformador de la moda
Tres grandes mujeres eligen sus prendas de temporada, aquellas que mejor las definen.
Blanca Li
Bulle dentro de ella misma como una olla exprés. Blanca Li, una de las coreógrafas y bailarinas españolas más importantes de nuestro tiempo, tiene tres espectáculos girando por el mundo, todos con temática social como punto de partida. «El arte debe ser transgresor, apasionado, provocador. Comunicar ideas. Porque a través de él podemos hablar de todo, incluso imaginar el futuro», reconoce la granadina afincada en París.
Robot reflexiona sobre el lugar que ocupa la inteligencia artificial en el día a día, Diosas y demonias marca el lugar de la mujer en la sociedad y Solsticio, un montaje con 14 bailarines que llega a los Teatros del Canal el 31 de octubre, habla del calentamiento global. «Diosas y demonias lleva tres años de gira y cada vez cobra más sentido, no por casualidad. La inquietud del artista, buscando expresar lo que siente, hace que intuya de alguna manera lo que va a ocurrir».
A ella le preocupa el auge de la ultraderecha en todo el mundo. «Los nacionalismos, el odio y la intransigencia son resultado de la desigualdad en el reparto de la riqueza y en la posibilidad de acceso a la cultura y la educación. Yo me fui a Francia porque hay una verdadera política cultural. Con respecto a la danza se ocupan de crear infraestructuras, y hay un público apasionado que acoge a extranjeros como yo, ayudándolos a desarrollarse».
Del uso de la moda tiene su perspectiva. «Me encanta ir a desfiles y descubrir creadores; me inspiran para mis proyectos», cuenta. Y admite que su armario es un caos: «Tengo desde un jogging a unos Louboutin, pasando por una chilaba, un quimono o un vestido de flamenca. Dentro se mezclan Gaultier, Alaïa, Stella McCartney, Margiela, Sybilla y trapitos sin marca que adoro. En París descubrí las botas impermeables y las gabardinas. Y, sobre todo, descubrí la moda».
Carme Elias
Cuando en 2009, la catalana recogía el Goya a la mejor actriz por Camino no sospechaba la expectación que generaría diez años después entre la crítica gracias a Quién te cantará, el esperado estreno de Carlos Vermut que se presentará en septiembre en el Festival de San Sebastián. «El oro suele aparecer cuando menos lo buscas», dice ella, que define el rodaje como una montaña rusa emocional: «Tan intenso y excepcional como el cine de Carlos», aduce.
Protagonizada por una diva del pop amnésica, el vestuario es fundamental. «La ropa para mí es importante, incluso si vas al supermercado. Consigue que te sientas segura. Si superas incomodidades y dependencias superfluas se está en lo que hay que estar. Yo siempre opto por lo confortable, los tejidos nobles. Me gusta el traje de pantalón y zapato masculino; un vaquero con una camisa sofisticada, los vestidos elegantes, pero informales. Intento conseguir estar cómoda desde la mañana a la noche». Ella define su armario como una película en blanco y negro «aunque con algún toque de rojo, a lo Diane Vreeland», ríe. Y señala que no solo la edad le ha ayudado a tener muy definido su estilo. «Lo heredé de mi madre, que siempre puso atención a lo que vestía. Después empecé muy pronto en el teatro, y ahí descubrí que mi cuerpo se adaptaba fácilmente a cualquier época. Luego, como decía Machado… se hace el camino al andar».
Michelle Jenner
Mucho ha llovido entre aquella Sara de Los hombres de Paco y la Sara a la que Michelle Jenner da vida en La sombra de la ley, la película de Dani de la Torre con Luis Tosar y Jaime Lorente, que se estrena el 11 de octubre. Ambos personajes comparten tan solo el nombre de pila, porque nada queda de aquella niña en su último trabajo: una mujer de acción, fuerte, atrevida y adelantada a su tiempo en la España de los años veinte. «Cuando leí el guion recuerdo desear desde el minuto uno poder hacerla, y lo he disfrutado al máximo». Pero no es la única: acaba de presentar en La 1 su regreso a televisión con El continental, en la que interpreta a la primera mujer gánster de nuestra era, junto a Álex García. «Ni siquiera los actores sabíamos hacia adónde iba a evolucionar la historia, se ha ido dibujando mientras rodábamos. Es una apuesta diferente a todo lo que se ha hecho hasta el momento». Fue en 2011 cuando la actriz estrenó dos proyectos en cine y televisión (No tengas miedo e Isabel), que la colocaron definitivamente entre las actrices con más potencial del país. Las sensaciones se han repetido. «La incertidumbre ante el futuro es una constante. Nunca sabes hacia adónde te llevará un trabajo. Siempre que haya la posibilidad de elegir, es tan importante lo que haces como lo que no. Yo pienso en mi carrera como algo para toda la vida y tiendo a escoger lo que me ayuda a crecer. Pero no siempre es fácil…», nos cuenta.
Hablamos de la importancia que ha tomado la imagen en la carrera y la vida de una actriz. A ella es casi imposible verla en un evento o presentación que no esté relacionado directamente con su trabajo. Así evita tener que pensar en qué ponerse: «Si puedo prefiero ir al día siguiente a ver una película que se acaba de estrenar, para poder disfrutarla más tranquila y con un cubo de palomitas. Creo que más que con mi imagen tiene que ver con mi tranquilidad y concentración», aduce. Y reconoce que le gusta la moda, aunque no todo lo que se lleva cada temporada. «Escojo lo que me encaja, pero hay que jugar, sentirlo como algo divertido». Camisas oversize, abrigos tres cuartos, vaqueros, sombreros… De hecho, desde que era una niña, le robaba a su madre estos últimos. Un complemento que, reconoce, ensalza cualquier look por sencillo que sea. Así que en su armario hay varios, aunque no le gusta acumular: «Siempre procuro que esté ordenado, aunque no siempre lo consiga. No acumular es básico. Cada cierto tiempo reordeno y regalo o dono lo que ya no utilizo».
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