El «milagroso» éxito de ‘El gran showman’: de fracaso de crítica y público a fenómeno del cine navideño

“105 minutos en el infierno”, dijo uno. “Es magníficamente idiota y vergonzosa”, apuntó otro. “Que salgan los payasos”, escribió el más cruel de todos. Solo hacía falta echar un vistazo al cuando menos escéptico recibimiento otorgado por la crítica especializada para aventurar la catástrofe. Con apenas 10 millones de euros recaudados durante casi cinco días en la lucrativa taquilla navideña de 2017, El gran showman ya era oficialmente un fracaso para 20th Century Fox. Después de ocho largos años de preproducción y 70 millones de euros de presupuesto, la muy libre adaptación de la historia de origen del circo de P.T. Barnum sucumbió ante las espadas láser de Star Wars: Los últimos Jedi, la nostalgia del remake de Jumanji y el peso de las candidatas al Oscar de aquella temporada. “Con un estreno tan desastroso solo podía contener mi aliento”, confesó el director debutante, Michael Gracey, que aquel fin de semana tuvo que enfrentarse a decenas de llamadas de “voces aterrorizadas” a las que rogaba que “esperaran un par de semanas para que la gente pudiera hablar de ella”. Tenía razón. En el mayor boca a boca de la historia reciente de Hollywood, El gran showman consiguió domar al león y pasar de fracaso de taquilla a batir récords.

Tres años después de su estreno, la ascendencia del musical protagonizado por Hugh Jackman, Michelle Williams, Zendaya y Zac Efron en la cultura pop milénica es irrebatible. Los éxitos de su banda sonora, que se convirtió –de largo– en el álbum más vendido en el mundo en 2018, como This Is Me, Never Enough o A Million Dreams, siguen presentes en nuestro día a día en forma de spots comerciales, elecciones de karaoke, versiones de triunfitos para quedarse una semana más y en los salones de actos de escuelas e institutos de medio mundo. Además, ha tomado el relevo a Solo en casa o Love Actually como clásico del cine navideño por excelencia: la cadena ABC la emitió en el prime time del pasado 24 de diciembre en Estados Unidos y Telecinco también ha apostado por ella como gran estreno de su programación festiva, que se emitirá el 29 de diciembre a las 22:5o horas.

En el caso de El gran showman, el boca a boca tuvo efecto a los siete días de su llegada a la cartelera, aumentando su recaudación en un 76% cuando lo normal es que los estrenos cinematográficos pierdan más de la mitad de sus espectadores de una semana a otra. El filme invirtió el patrón clásico y presumió de resiliencia, convirtiéndose en el primer gran estreno desde Titanic en multiplicar por 20 lo cosechado en su estreno, aguantando entre las diez películas más vistas cinco meses. Con más de 350 millones acumulados en todo el mundo, es actualmente el quinto musical más taquillero de la historia.

La habitual brecha entre crítica y público acabó siendo más acentuada que nunca en este caso, distanciándose hasta en 30 puntos (sobre 100) las notas otorgadas por sendas facciones en webs especializadas como Metacritic y Rotten Tomatoes. No sé llevó ningún Oscar, pero sí seis premios Teen Choice sintomáticos de su predicamento entre los más jóvenes. Su banda sonora fue el disco más vendido en el Reino Unido durante once semanas consecutivas y el primero en un lustro en superar el millón de copias despachadas en Estados Unidos. En España, las ediciones en CD y vinilo ocupan actualmente el primer y segundo puesto en la categoría Música de cine de Amazon.

La prensa especializada y los académicos infravaloraron el poder de una historia pensada para adultos que también pueden disfrutar los niños (y no al revés, como suele ocurrir), de un espíritu excesivo, escapista y romántico hasta la ingenuidad (el P.T. Barnum real era un personaje abyecto) y de una historia completamente original, un oasis en la orgía de franquicias y remakes que han copado las salas en los últimos tiempos. También pasó por alto el talento para formular estribillos pegadizos y eurovisivos de Benj Pasek y Justin Paul, recientes ganadores de un Oscar por City of stars de La La Land, y el carisma de estrellas como Hugh Jackman y una Zendaya que emprendía su meteórico ascenso profesional con la misma fuerza que se elevaba su personaje con el trapecio. Ir a contracorriente de cualquier tendencia supuso la clave de una repercusión calificada de “milagrosa” por periódicos como The Guardian. En The New York Times, casi a modo de mea culpa, llegaron a publicar un artículo en el que recopilaban diferentes opiniones de espectadores para tratar de adivinar por qué les había gustado tanto.

Del éxito mayestático se aprovechó Jackman, ligado al proyecto durante más de un lustro, y que emprendió una gira internacional aunando en un único espectáculo los temas de El gran showman y del resto de musicales que ha interpretado en su carrera. Aunque acostumbrado a protagonizar grandes taquillazos, el australiano reconoció divertido que el eco de la película había repercutido en su día a día. “Me ha hecho muy difícil asistir a las clases de baile de mi hija. Solía ir cada semana y a nadie le importaba porque en una escuela de baile no suele haber muchas fanáticas de Lobezno”. A Broadway llegará en los próximos años una adaptación del musical, del que se espera además una secuela confirmada por el propio director, que achaca el éxito duradero a la calidad de las canciones. “La gente puede decir lo que quiera sobre la película, pero la música es excepcional. No puedes verla y no levantarte al día siguiente escuchando alguno de los temas en tu cabeza”, evocó en Den of Geek. Tres años después, el in crescendo de This is Me sigue taladrando nuestras mentes.