Eve Jobs, la hija de Steve Jobs de 23 años, debuta como modelo en París
Fruto del segundo matrimonio de fundador de Apple con su viuda, Laurene Powell, la joven ya había aparecido en una campaña publicitaria de Glossier. Ahora se estrena sobre la pasarela desfilando para Coperni, una firma que casualmente (o no) ha inspirado sus bolsos virales en la forma del iPhone.
Hace tiempo que una semana de la moda no es tal si no hay algún cachorro de la jet set estrenándose encima de la pasarela. Hijas de estrellas de los 90 (ahí está Lily Rose Deep), de grandes supermodelos (Lila Moss, Kaia Gerber o Leni Klum) o de poderosos empresarios (las hermanas Hadid) se han convertido en los nuevos rostros favoritos de una industria que no siempre encuentra sus new faces en la cola del supermercado. La última en sumarse a la lista de apellidos célebres que prueban suerte en la moda es Eve Jobs, la hija pequeña de Steve Jobs y su viuda, Laurene Powell.
La joven de 23 años ya había hecho algún pinito en el sector –hace unos meses apareció en la campaña navideña para el gigante de la belleza Glossier–, pero fue el pasado jueves cuando se subió por primera vez a la pasarela. Lo hizo en el desfile de Coperni, una firma que casualmente (o no) ya estaba vinculada a Apple. Fundada en 2013 por el dúo creativo compuesto por Sébastien Meyer y Arnaud Vaillant, la marca se hizo viral gracias a un bolso con forma de media luna que, según explicaron, habían creado inspirándose en el iPhone. De hecho, presentaron su colección primavera-verano 2021 en la tienda de Apple ubicada en los Campos Elíseos.
Para la próxima primavera-verano han presentado una colección de prendas de aires futuristas que imaginan por las calles y playas de la isla de Ibiza y entre las que tampoco ha faltado otro bolso que bebe, dicen, de la forma de Origami del icono de la app de fotos del iPhone. Eve Jobs, que no obtuvo un lugar protagonista en el show –ni fue la encargada de abrirlo ni de cerrarlo– se coló entre modelos tan cotizadas como Gigi Hadid o Mica Argañaraz luciendo un ajustado top verde, minifalda brillante y generosas gafas de sol.
Hasta su aparición dentro de una bañera posando para la marca estadounidense de cosmética Glossier, la joven había mantenido un perfil tan discreto como el del resto de sus hermanos. En los últimos tiempos ha eliminado muchas de las publicaciones de su cuenta de Instagram, incluidas las de aquella campaña en la que miraba a cámara cubierta de espuma con la melena mojada, hasta mantener únicamente 43 post en los que posa en solitario o con amigas o aparece a lomos de algún caballo dejando claro que la hípica es una de sus grandes pasiones («Montar a caballo ayuda a mantenerse humilde», afirmó en una ocasión). En 2018, cuando contaba con 50.000 seguidores en su cuenta, decidió privatizar su perfil. Ahora vuelve a ser público y aglutina más de 220.000 pares de ojos que serán testigos de unas nuevas y más que probables incursiones en el mundo de la moda.
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