Esta barcelonesa de 20 años podría cambiar la moda para siempre con su teoría de las 30 prendas y tejidos de la NASA
Si, como Júlia G Escribà, creyéramos en una moda más sostenible gracias a la tecnología dejaríamos el fast-fashion y vestiríamos con su algodón del futuro. La diseñadora presenta su colección en 080 Barcelona Fashion.
En 2020 suena a ciencia ficción pensar en una industria de la moda no contaminante y con conciencia, pero hay quien está dispuesto a dar un pequeño paso para el hombre (y, esperemos, ya saben, grande para la humanidad). O al menos intentarlo. Es el caso de Júlia G Escribà, diseñadora barcelonesa de 20 años, que presenta en el marco de 080 Barcelona Fashion su primera colección de ropa termorreguladora con una tecnología desarrollada para la NASA. Podríamos imaginar una serie de trajes futuristas con acabado plateado para vestir en un mundo un tanto apocalíptico, pero nada más lejos de la realidad: las suyas son prendas de algodón que incorporan una tecnología amable con el planeta y pensadas para durar muchos años.
Con esta idea pionera, Júlia, que está terminando sus estudios de Diseño de Moda en la Lotja (ESDAP), comparte dos cosas con su generación posmilénica: la conciencia por un mundo en crisis y el remango de poner su granito de arena para evitarlo. “La moda debe tener valores: no puede haber moda vacía, no nos lo podemos permitir en este punto y contexto de emergencia”, nos cuenta por correo electrónico el día de grabación de su desfile, que se emitirá el lunes 14 de septiembre a las 19:30 dentro del calendario oficial de la pasarela (que este año será enteramente digital por primera vez). “Los jóvenes hemos nacido en esta situación con un estrecho margen para frenar esta crisis tan real, no tenemos la opción de no implicarnos”, dice, recordando que como bien advierte la ONU, hasta el 2050 la temperatura irá subiendo de manera progresiva hasta dificultar la vida humana en la tierra. “La pandemia, la emergencia climática y sus consecuencias evidentes han creado un punto de inflexión en la moda, (el sistema) se tiene que repensar de manera urgente. Es insostenible el fast-fashion”, afirma. Se tienen que crear soluciones nuevas si queremos cambiar las cosas.
El algodón del futuro
Las prendas que diseña Júlia están confeccionadas en una especie de felpa de algodón del futuro avalada por el Certified Space Technology de la Fundación Espacial Norteamericana. Sus prendas tienen colores piedra y tierra, no siguen las tendencias y se pueden utilizar del ocio a la oficina y en distintos momentos del año. Tienen líneas rectas y son unisex, lo que no las limita a ningún género. “Las piezas de la colección integran la tecnología en una sola capa, y encima son de algodón, evitando lo máximo posible los tejidos poliméricos y los plásticos, que son contaminantes y crean en su mayoría residuos en el planeta”, cuenta. Se le puede ver explicando el proyecto en el perfil de Instagram de la pasarela catalana.
En 2019, Júlia entró en el programa Reimagine Textile del Tecnocampus y Eurecat (el Centro Tecnológico de Cataluña). Allí materializó su idea de crear ropa con un tejido termorregulador y firmó un contrato de uso de una patente creada para la NASA con la empresa Outlast Technologies LLC. “La tecnología está incorporada en todas mis prendas y se adapta al microclima de tu cuerpo. Con el nombre de PCM (Phase Change Materials) hace que las prendas tengan la capacidad de absorber, mantener y liberar calor, creando un 25% más de confort térmico que una prenda normal. Cuando la piel se sobrecalienta, el calor de ésta es absorbido; si por el contrario la piel se enfría, hay una liberación del calor almacenado”, nos explica. Aunque en sus planes está desarrollar su propio tejido, este es un buen punto de partida.
La teoría de las 30 prendas
“El objetivo es que te sigas poniendo dentro de diez años una prenda de ropa que te pones este año”, resume. “Creo que la mayoría tiene una cantidad innecesaria de ropa en el armario. Con pocas prendas, menos de 30, seríamos capaces de vivir nuestra vida cotidiana y con ropa que se adapta a diferentes situaciones y contextos: ocio, trabajo, etc. Aunque también soy consciente de que hay que dejar margen para la adaptación del usuario ante esta inflexión del fast-fashion al diseño sostenible”.
Menos ropa y más duradera
Para lograr el cambio, Júlia cree en el poder de la tecnología: con propuestas y prendas inteligentes como sus prendas termorregulables, dice, no tendríamos que utilizar tantas capas de ropa. Y por tanto, consumiríamos menos y contaminaríamos menos. “Me gustaría que la gente se diese cuenta del precio real de las prendas, de la insostenibilidad y la irrealidad del fast-fashion. Que den importancia a los diseños de proximidad, sostenibles, de calidad y con una propuesta tecnológica”.
Tanto su marca como su primera colección no son solo un proyecto de desfile. A finales de este mismo mes de septiembre, comenzará a vender las prendas del desfile a través de su página web, juliagescriba.com, también lo hará en el propio showroom de 080 Barcelona Fashion y está en contacto con una agencia de comunicación, NN Fashion, para cerrar acuerdos con compradores internacionales. Los precios, avanza, serán razonables.
La nueva moda digital
Una de las muchas cosas que la Covid-19 ha cambiado ya es la manera en que marcas y diseñadores enseñan sus colecciones al mundo. Las llamadas cuatro grandes (Nueva York, Londres, Milán y París) están anunciando ya cancelaciones presenciales y desfiles retransmitidos online para sus próximas ediciones: la solución digital tiene que demostrar aún que es capaz de involucrar al espectador (sea comprador, distribuidor o público general) y hacerle identificarse con él. Porque, al final, eso es lo que hace que se venda ropa. ¿Cómo lo ve la nueva generación?
“Creo que el formato digital ha venido para quedarse en muchos sentidos, en mi caso no habría mejor manera para presentar mi colección: una marca sostenible y tecnológica, ante un contexto más sostenible y tecnológico que la 080 ha tenido que hacer ante el contexto de la pandemia. Es cierto también que el usuario aún necesita ver las piezas de ropa de cerca, tocarlas, y que la ropa es algo tan cercano que haría falta una transición para pasar a ser un evento totalmente digital”, opina Júlia.
Reconoce, eso sí que le gustaría que la próxima edición fuera menos digital y más real: “Aunque no creo que volvamos al formato tradicional del desfile, los tejidos y los looks lucen en su totalidad de manera presencial (movimiento, etc.)”. La emoción, ese enganche necesario que convierte la moda en ropa, también.
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