«Olvídate del papel»: cómo Milos Forman rechazó cinco veces a la malvada de ‘Alguien voló sobre el nido del Cuco’ (que acabó ganando el Oscar)
La inolvidable enfermera de Alguien voló sobre el nido del cuco vuelve a las pantallas en la precuela del personaje que prepara Ryan Murphy para Netflix. Este es el cúmulo de rechazos y casualidades que concibieron a la antagonista interpretada por Louise Fletcher.
“Vete a casa y olvídate del papel, porque no vas a conseguirlo”. Milos Forman no entendía de sutilezas ni correcciones políticas. El virtuoso cineasta, recién llegado a las glamurosas colinas de Los Ángeles desde el opresivo régimen comunista de Checoeslovaquia, despedía con esta frase cada una de las audiciones de Louise Fletcher. La pronunció hasta en cinco ocasiones a lo largo de un año, 1974, poniendo a prueba la capacidad de paciencia y amor propio de la intérprete. Teniendo en cuenta que hasta quince agentes habían rechazado representarla por tener más de 40 años y llevar una década retirada, estaba más que acostumbrada a los desaires. “Yo lo hacía, me olvidaba del personaje por completo, pero cada dos o tres meses me volvían a llamar para verme otra vez”, confiesa una actriz que por entonces ni podía soñar con dar vida a una de las grandes villanas de la historia del cine. La enfermera Ratched, la terrible jefa de planta del hospital psiquiátrico de Alguien voló sobre el nido del cuco, volverá a la vida en los próximos meses en forma de serie de televisión para ratificar su estatus de icono pop del último medio siglo. Un mito fruto de la casualidad y el rechazo de medio Hollywood.
Jane Fonda, Ellen Burstyn, Anne Bancroft, Angela Lansbury, Geraldine Page, Glenda Jackson, Faye Dunaway, Diane Keaton, Colleen Dewhurst… El hecho de que hasta nueve de las mayores estrellas de la industria en aquella época declinaran dar vida a la enfermera Mildred Ratched muestra hasta qué punto fue una tortura el proceso de casting. Para Michael Douglas, productor de la película –y de la inminente serie– después de que su padre le cediera los derechos sobre la novela, el motivo no era otro que las reticencias de las grandes estrellas “a dar vida a las antagonistas de las películas”. Un fenómeno que se sigue repitiendo a día de hoy, con héroes de acción exigiendo en sus contratos una cláusula que especifique que sus personajes jamás perderán una pelea en pantalla. Fletcher no tenía miedo a oscurecer su imagen pública porque ni siquiera tenía una. “Todo lo que puedo decir es que me ha encantado ser odiada por vosotros”, declaró en lo más alto del Dorothy Chandler Pavilion al recoger el Oscar a la mejor actriz, concluyendo su discurso en lengua de signos en homenaje a sus padres, ambos sordos.
Fletcher llevaba más de una década retirada de la meca del cine cuando consiguió el papel. Tras una anodina carrera como actriz televisiva en la década de los 50, decidió apartarse de la industria para tener hijos y cuidar a su familia. Antes de postularse para dar vida a Ratched, Fletcher solo había hecho un pequeño papel de reparto en Ladrones como nosotros de Robert Altman, por una petición expresa del director y tras resistirse a aceptar para no suscitar acusaciones de nepotismo al ser su marido, Jerry Bick, el productor de la cinta. La fortuna quiso que Forman, que vio la película para seguir el trabajo de una Shelley Duval a quien valoraba para un papel en Alguien voló sobre el nido del cuco, terminara deslumbrado por el trabajo de Fletcher.
Durante varios años, el proyecto pareció condenado a coger polvo en los cajones de los ejecutivos de Hollywood. Todos los grandes estudios declinaron producir la película y solo United Artists, con un presupuesto ínfimo y dedicado en su mayoría a pagar el salario de un Nicholson en la cresta de la ola, se atrevió a llevarla a la gran pantalla. Aunque el sueldo de Fletcher no llegaría a los 10.000 dólares por casi tres meses de trabajo, Alguien voló sobre el nido del cuco fue todo un taquillazo –la segunda película que más dinero recaudó en 1975 por detrás de Tiburón– y cosechó los cinco premios Oscar más prestigiosos. Hasta la propia Ellen Burstyn se lamentaría públicamente de haber dicho ‘no’ al papel: “Fue un error, pero en aquella época pasaba mucho tiempo en instituciones mentales con mi marido enfermo (Neil Nephew, diagnosticado con esquizofrenia) y no quería tener que trabajar en uno”.
Para Fletcher, sin embargo, además de lo desconocido que era en la industria aquel exótico Milos Forman, lo que alejó a esas actrices del proyecto era la escasez de datos y contexto sobre el personaje. “No sabes nada sobre Ratched. No sabes cómo terminó siendo de esa forma, no tiene ninguna vida excepto la que tú puedas darle. Ese es un problema para ciertos intérpretes a la hora de hacer que los personajes sean auténticos, creíbles y admisibles”, confesó en Film Talk la estadounidense. Por tener no tenía ni nombre, siendo Mildred una improvisación del propio Nicholson durante el rodaje. Fletcher acabó haciéndose con el papel al convencer a Forman de que su trato refinado y angelical era incluso más terrorífico que el perfil de “personificación de mal” que se buscaba en un principio. “Me di cuenta de que era mucho más poderoso si ella no sabía que era malvada. De hecho, ella cree que está ayudando a la gente”, ratificó Fletcher en The Independent, estableciendo además paralelismos con la opresión histórica a la comunidad negra en Estados Unidos.
Precisamente es esa inmensa laguna en los antecedentes de la considerada por el American Film Institute como uno de los cinco mejores villanos de la historia del cine (solo por detrás de iconos como Darth Vader o Hannibal Lecter), la que ha querido aprovechar Ryan Murphy para su nueva serie. En Ratched, su musa Sarah Paulson se pone en la piel de la enfermera en sus comienzos en un hospital psiquiátrico del norte de California en 1947 e invita al espectador de Netflix (estreno 18 de septiembre) “a conocer a la mujer antes del monstruo”. La precuela consta de ocho episodios y el reparto lo completan Sharon Stone, Cynthia Nixon y Finn Wittrock.
No sabemos si Murphy se habrá puesto en contacto con Fletcher para escribir el guion, pero, como confesó en Vanity Fair, la actriz sí imaginó los orígenes de la enfermera. “Ella había sacrificado su vida por la gente. No se había casado, no había hecho muchas cosas, y era autosuficiente porque había dedicado toda su vida a la gente que la necesitaba”, confirma, añadiendo además que el personaje todavía era virgen a sus 40 años y que sentía cierta atracción sexual por McMurphy, el carismático e insubordinado paciente interpretado por Jack Nicholson. La actriz se sumergió tanto en el papel que decidió aislarse durante el rodaje y mudarse del hotel en el que pernoctaba el equipo para no empatizar con sus compañeros. Durante años se negó a ver la película porque lo consideraba “demasiado doloroso”.
El éxito del filme también condenó la carrera posterior de Fletcher que, no supo o no pudo, conseguir un puesto en esa lista de grandes estrellas femeninas que habían rechazado el papel de su vida. Encasillada, para los restos, como ‘la mala de la película’. “Me ofrecieron muchas villanas después de la enfermera Ratched e interpreté a muchas de ellas, porque al final tienes que trabajar”, sostiene la actriz cuyos últimos papeles han tenido lugar en series como Shameless o Girlboss. Varias décadas después, trabajos como el del profesor Philip Darbyshire han reivindicado académicamente el rol de Ratched como un símbolo feminista, asegurando que la novela de Kersey no es una alegoría de la libertad individual sino una “reacción misógina que rechaza que la mujer sea cualquier otra cosa que un trofeo sexual”. “Ella es importante porque ejemplifica todo lo que la masculinidad tradicional aborrece en las mujeres, y particularmente en las mujeres fuertes en posiciones de poder e influencia”. ¿Conseguirá la próxima relectura del personaje transformar nuestro odio histórico por ella en empatía y sororidad?
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