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El reto de Diane Kruger

Como miembro del jurado, la actriz, que presume de no necesitar estilistas, tenía que preparar decenas de looks.

Diane Kruger

Un miembro del jurado de Cannes tiene como obligación ver (por lo menos) las 22 películas que compiten en la Sección Oficial. Pero ese no es su único cometido. También tiene que asistir como mínimo a dos alfombras rojas, sin contar las obligatorias noches de inauguración y clausura, la rueda de prensa de presentación y hasta cuatro o cinco eventos, como la gala amfAR contra el Sida. Cada uno de esos actos será fotografiado desde todos los ángulos, así que, sobre todo para las actrices que forman parte del jurado, Cannes supone un reto fashion aun mayor que la temporada de premios de Hollywood, que empieza con galardones como el sindicato de guionistas y acaba en los Oscar. Pero ésta se alarga durante unos dos meses, mientras que Cannes está concentrado en 12 días frenéticos.

El año pasado, Uma Thurman, que formaba parte del jurado, subió el listón con una serie de looks que preparó para ella su estilista de cabecera, Anna Bingemann, que la vistió en una serie de trajes muy Old Hollywood: desde un Versace blanco de escote corazón y cola de plumas para la inauguración al Armani azul eléctrico de manga larga y espalda descubierta de la clausura, pasando por dos Chanel, un Roland Mouret y un Calvin Klein. Parece que Thurman y Bingemann disfrutaron con el reto, y ésta declaró a The Hollywood Reporter que en Cannes se divierte más, puesto que hay menos peligro de caer en las listas de peor vestidas si te toman riesgos. "En Europa se puede llever costura de nivel", dijo. La estilista también tuvo que preparar dos looks diurnos por jornada y, en el caso de la inauguración, no solo hizo que el Vesace se retocara en Milán hasta que le quedara a la perfección a la escultural Thurman ("estos vestidos están hechos para modelos de pasarela de 12 años", se queja) sino que pidió a la casa otro modelo de repuesto, un plan B, por lo que pudiera pasar. "No recomiendo a ninguna actriz que lo haga por su cuenta, es más difícil de lo que parece", asegura Bingemann, barriendo para el gremio de las estilistas.

Pero eso, vestirse ella solita, es al menos lo que dice que hace Diane Kruger, que fue modelo antes que actriz y arrastra una merecida fama de adicta a la moda. Y de momento no parece estar saliéndole mal. La primera jornada noqueó con dos looks muy distintos: un traje muy corto y aireado de Versus para el posado diurno y el ya casi famoso modelo aguamarina de Giambattista Valli con el que se adueñó de la alfombra roja por la noche. Por mucho que le guste Chanel, Kruger no es chica de una sola firma. Se la ha visto ya en un Jason Wu conceptualmente historiado, de esos que sólo le salen bien a ella, un Balmain blanco que lució en un programa de televisión y un Calvin Klein. Hace unos días declaró que, en Cannes, "la gente se permite ser extravagante, hay menos seguridad y más espectáculo". Sin duda, se reserva su segundo golpe maestro para la clausura.

El primer día también deslumbró con este espectacular Giambattista Valli.

Getty

El vestido de Calvin Klein coral que llevó en una de las fiestas.

Getty

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