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El Goya ‘Style’ de Eva Hache

La presentadora de la gala de los Premios Goya invita a S Moda a acompañarla en su búsqueda de los siete looks que lucirá en la ceremonia.

Eva Hache en los Goya

Créeme, chica: si vas mal vestida, eso eclipsará todo lo demás». Concha Velasco, que este año recibe el Goya de Honor, puso sobre aviso a Eva Hache. «Un año que presenté un premio la crítica fue salvaje con mi vestido, y eso es dramático para el diseñador, pero también para la gala, para la peli, para todo…». La frase de la veterana actriz recolocó a Hache. Por suerte, su estreno como presentadora la edición pasada no dejó malos recuerdos en los medios: «Deslumbrante en la alfombra roja», «Cumplió a la perfección con su papel de maestra de ceremonias de la gala 2012», «Los cambios de Eva Hache eran para aullar»…

Por eso, aunque la búsqueda de los siete modelos que lucirá en esta ocasión está fuera de guion, no se la toma a broma: «No acostumbro a disfrazarme muy a menudo, así que, en parte, para mí todo esto es como un juego. Me encantan los previos, las visitas a los diseñadores, descubrir los truquitos de su profesión. Pero tengo muy claro que los Goya son también un escaparate para mostrar la moda española, y para mí eso es muy importante».

La pasada edición triunfó con los seis looks que vistió. Los firmaban Hannibal Laguna, Davidelfín (su diseñador favorito), Carlos Díez y Devota & Lomba. Para esta ocasión, los elegidos han sido Juan Duyos, Amaya Arzuaga, Antonio García, Nicholas y Atienza y Juanjo Oliva. La visita al atelier de este último fue el primer contacto de la humorista «con los trapitos» de este año y con S Moda, que se coló en la búsqueda del vestuario perfecto. Y pese al insistente secretismo, nuestro equipo de espionaje estaba dispuesto a pelear para averiguarlo todo.

Aunque Eva había ido a alguno de sus desfiles, era la primera vez que se conocían. «El año pasado la vi muy guapa, pero realmente quiero hacerle algo distinto», dice el diseñador. Él es el único que firmará dos de los cambios, la alfombra roja y uno interior. Y también el único que los ha hecho a medida, a pesar de que la proximidad de Cibeles pesaba sobre sus hombros. Nada extraordinario, ya que en 2012 lo hizo con el espectacular vestido negro que llevó Inma Cuesta, nominada a Mejor Actriz.

Modelos largos y cortos, con y sin escote, falda o pantalón. La Academia de Cine le ha dado a Eva libertad absoluta para elegir qué ponerse. Solo están prohibidos colores como el blanco o tejidos con dibujos que puedan mostrar una imagen distorsionada del tejido ante la cámara, «a expensas de que los cámaras de RTVE intenten estrangularme», bromea ella.

Juanjo Oliva le contó sus opciones: «Me gusta la idea de dar dos imágenes distintas. Para la alfombra, vestidazo espectacular. Para la gala, un mono muy sofisticado». La actriz arrugó la nariz sorprendida, pero la idea del pantalón le gustó. «A veces me compro faldas, las miro colgadas en el armario y pienso: “¡Qué bonitas!”. Pero voy siempre con pantalón. De hecho, el que llevé el año pasado lo usamos para la coreografía porque era lo más cómodo, así que la idea de tener uno sofisticado me gusta».

¿Qué está dispuesta a sacrificar Eva Hache para ser la más diva? «La comodidad, por supuesto; salvo en la alfombra roja, que es donde más hay que caminar». «¿Te gusta enseñar pierna? ¿Tienes problemas con las transparencias? ¿Prefieres algún color especial?». Juanjo la interrogó mientras la vestía con una pieza de su nueva colección para hacer las primeras pruebas. «En principio todo me parece bien. Tú hazme propuestas», le invitó ella.

Y comenzaron por la alfombra. «Yo te veo con cola, un poco años 40 con una apertura deliciosa». Hache asintió con un guiño. El año pasado repitió palabra de honor en tres de los seis vestidos, un detalle que el diseñador no estaba dispuesto a dejar pasar, así que le dibujó varias posibilidades. Y, en la búsqueda del más original, nos habló de lo significativo que es para ellos este apoyo a las firmas españolas: «Cada vez hay más actrices que cuentan con los modistos españoles para la gala y eso es muy importante para nosotros».

Ser una presentadora «casi a estrenar», como dice Resines, tiene sus ventajas, y una de ellas es que, esta vez, Eva inició la búsqueda con algunas lecciones aprendidas. Lección número 1: vacilar de taconazo puede jugártela: «Juro que el año pasado no pasé nervios ni miedos… Se me fue todo a los pies. Nunca me habían dolido tanto en mi vida. Mi chico tuvo que darme un masaje en el camerino y los culpables fueron unos Louboutin de 18 centímetros. ¡Lo único guiri que llevé en toda la gala!». Lección número 2: hay que aprender a caminar con un vestido de cola. «El año pasado me explicaron que lo único que no hay que hacer es andar hacia atrás ni girar sobre ti misma. Hay que dar un rodeo tal que así…». Y lo muestra, muy diva. Y la lección número 3: aunque no parezca posible, se puede caber en los modelos más impensables. «Y eso es gracias a lo que los creadores llaman el abrazo del diseñador, que no es otra cosa que, cuando hay un vestido en el que parece que no vas a entrar ni en sueños, el diseñador llega –en mi caso fue Hannibal Laguna–, te da un abrazo bestial y tu cuerpo se reparte por la tela como puede [ríe]».

Juan Duyos también la recibió en su showroom. Un vestido-pantalón de tejido aristocrático, un esmoquin-blusón blanco, un mono con lentejuelas, uno corte lady pintado… «Los estampados y las flores, en principio, me echan para atrás. Pero los modistos son los primeros interesados en que yo lleve lo que mejor me siente, así que confío en ellos con los ojos casi cerrados», confiesa. Buen apunte ese casi, porque que Eva se preste a probarse todo lo que aconsejan, no quiere decir que exprese un «me gusta» gratuito, y los «no me vuelve loca» se dejan caer.

De todas las piezas, ocho fueron las seleccionadas antes de dar con la perfecta… que casualmente era la que menos esperaban y que la censura de la Academia no permite fotografiar. Duyos está feliz con la elección: «Yo siempre he visto a Eva muy andrógina y masculina, pero ella ha evolucionado hacia cosas más dulces y femeninas y le sientan muy bien. De hecho, con la pieza que hemos elegido demostraremos que se puede ir elegante de otra manera. Recuerda a las divas del cine de los años 70. Una creación que partió del puro modelaje sobre el maniquí, con un resultado muy espectacular y sutil, convirtiéndose en un pantalón en movimiento. El color rosa empolvado encaja a la perfección con su tono de piel y su peinado a lo garçon refuerza el atractivo del look, convirtiéndolo en único». De modo que, para completarlo, el creador sugiere unos zapatos grises y unos pendientes largos «rollo años 70, como Julianne Moore en Boogie Nights».

Días después, Hache se prueba el resto de los cambios en el showroom de la Academia de Cine, donde también acuden muchos actores para elegir vestuario. Allí están las propuestas que más le han gustado de Amaya Arzuaga, Maya Hansen, Antonio García y Nicholas y Atienza –probando y probando, en el último momento se coló entre los elegidos un espectacular modelo de pasamanería y azabache–.

La presentadora llegó emocionada con los complementos que Andrés Gallardo le había dejado para completar alguno de los looks. «Me hablaron de él y, cuando vi lo que hacía, me encantó. Me parece un diseñador muy imaginativo, y en la era del reciclaje es una opción buenísima. Darle una oportunidad a gente joven como él, Antonio García o Nicholas y Atienza, que son genios por descubrir, me hace mucha ilusión».

Por fin sabían que la mayoría de los zapatos llevarían la firma de Úrsula Mascaró. Salvo unos de Salvador Bachiller recién llegados y con los que, discretamente, Eva realizó unos sencillos pasos de baile. «No sé si habrá coreografía, no puedo contar nada…», repetía. El resto de los complementos serán de Asaad Awad. Solo quedaba, una vez elegidos, ver cuál es más apropiado para cada aparición de la ceremonia. Y, entonces sí, confiar en que el libreto que Eva ha preparado junto con Edu Arroyo y Cristina López, sus guionistas, arranque muchas sonrisas a todos los asistentes. «Queremos que haya risas, que estamos en crisis. Pero también hablaremos de lo que está pasando, claro».

¿Le preocupan las críticas? «Para mí lo importante es que el diseñador esté contento. Pero, no nos engañemos, la mayor parte de la audiencia ve la gala para criticar. Yo también lo hago cuando no presento yo [ríe]. Lo bonito de la experiencia es que si cada mujer tuviera la oportunidad de probarse todos estos vestidos, descubriría a muchas mujeres distintas y maravillosasas dentro de ella. Eso es la moda y es fantástico».

Una contractura amenaza la buena forma de su cuello, pero no su humor: «Por cierto, nadie ha dicho nada, pero tengo talla de modelo. Me queda todo perfecto, ¿no creéis?». Y pide desalojo en el showroom. Pista a pista, se han desgranado muchos misterios, aunque la censura de la Academia se hace latente y Eva dicta el final del encuentro: «Ponedlo: flotan en el aire sospechas de que ocultan cierta información…».

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