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Deporte y menstruación: ¿todavía es un tabú?

La tenista británica Heather Watson rompe el silencio sobre cómo afecta la regla al deporte de alto nivel. ¿No hemos educado lo suficiente para que se hable de ello?

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Getty

El debate despegó hace unos días, cuando la tenista británica Heather Watson (número 38 del mundo) cayó eliminada en la primera ronda del Open de Australia. "Creo que ha sido por una cosa que me pasa, una cosa de chicas", dijo a la prensa. Watson reconoció que su calendario menstrual había coincidido con el del torneo deportivo y la regla le había jugado una mala pasada. Sus declaraciones han levantado un airado debate en el Reino Unido. Watson ha roto un silencio y un tabú del que no se hablaba en el deporte de élite femenino. "Me he quedado alucinada", explicó la ex campeona británica Anne Croft a The Guardian. "Nadie habla sobre la regla. No recuerdo a ninguna deportista que haya sacado el tema a debate. Esto siempre se ha silenciado: recuerdo haber estado en la pista mareada, desorientada y con ganas de llorar. Entonces llegaba al vestuario  y me daba cuenta de que me había venido la regla: por eso estaba por los suelos". Ahora que en el ámbito cultural se desarrollan iniciativas para desestigmatizar la menstruación y hasta (alguna) publicidad apuesta por decir las cosas como son, ¿el deporte es la última barrera a batir para superar tabúes?

Ni Watson ni Croft son las únicas en vocearlo. Otras deportistas también han alzado la voz para romper con la lacra de negación que se cernía sobre el deporte femenino de alto nivel. Paula Radcliffe, atleta y campeona en pruebas de fondo, ha asegurado a la BBC que el deporte "todavía no ha aprendido a tratar la menstruación", alegando que los médicos habían suministrado noretisterona para retrasar la regla de Jessica Judd en los campeonatos de 2013 y que lo único que hicieron fue debilitar sus posibilidades (Judd quedó quinta).

Ángel Ruiz-Cotorro, jefe de los servicios médicos de la Federación Española de Tenis desde 1989, asegura que el tratamiento médico de la menstruación no es ningún tabú. "Está claro que muchas tenistas se ven afectadas en su rendimiento en algún momento de su carrera por la menstruación", asegura, "pero nuestra labor es prevenir, mitigar y ayudar médicamente a las profesionales a lidiar con un proceso fisico totalmente asumido en el deporte de alto nivel". Ruiz asegura que de puertas para dentro, la menstruación se trata médicamente y de forma personalizada, pero que la decisión de hablar sobre la regla y su incidencia en el renidimiento deportivo "es una decisión personal de la deportista". Los tabúes sociales, por tanto, siguen ahí.

Erika Irusta, pedagóga de la menstruación, ha publicado dos libros y comercializa tote bags para borrar tabúes.

Imagen vía elcaminorubi.com

Si no se habla de ello, ¿es que no hemos educado bien?

La escritora Rose George se ha unido a la cruzada en favor de visibilizar la regla y a propósito del efecto Watson en los medios de comunicación escribía una columna bajo el titular Mi periodo puede que duela, pero no hablar sobre la menstruación duele más donde recordaba que un informe de la ONU de 2013 puso sobre la mesa que un tercio de las mujeres y niñas no saben nada de la regla, y que un 70% cree que la regla es "algo sucio". En Irán, el 40% de las niñas entrevistadas por Unicef cree que la regla "es una enfermedad". 

"Menstruar mola pero en esta sociedad duele. Sí, la frase deja hilos abiertos pero es importante señalar que la menstruación en sí misma no tiene nada malo, de hecho tiene muchos puntos positivos pero todo depende desde el prisma –a éste lo conocemos como cultura– con que la miremos". La que habla es Erika Irusta, pedagoga especializada en educación menstrual que desde su blog, El camino de Rubí, investiga y ofrece un espacio de diálogo y visibilización en cuanto a la regla. Irusta, que recuerda a Gloria Steinem y su Si los hombres mesntruaran para poner de manifiesto que la menstruación "en consideraciones sociales se entendería de manera muy diferente si fuese un hecho propio de los hombres",  lamenta que el tabú social siga presente, y no sólo en el ámbito deportivo. "Está en la oficina, en la universidad, en el supermercado, en la galería, en tu casa… y no sólo en las niñas. Las adultas tenemos un desconocimiento profundo sobre nuestro cuerpo y nuestro ciclo menstrual, por no hablar de la consideración en la que nos tenemos por ello. Siempre nos vamos disculpando y nos maltratamos (nos insultamos, nos obligamos a trabajar aún sintiéndonos al límite, nos empujamos a hacer cosas que ni nos gustan ni queremos…) porque nuestro cuerpo nos falla".

Este desconocimiento llega por un déficit informativo e institucional: la educación y pedagogía de la menstruación es inexistente. Si bien Irusta destaca que en los 60 "los grupos feministas de autogestión de la salud femenina y planificación familiar sí hicieron una tremenda labor didáctica con adultas y jóvenes",  la pedagoga asegura que ahora "se ha hecho una leve instrucción sobre algunos hechos relacionados con la menstruación", pero especialmente, "se ha depositado en manos de los profesionales médicos y la industria farmacéutica la labor pedagógica de acompañar a las jóvenes en el ciclo menstrual. Lo que una joven/mujer adulta sabe de su ciclo suele venir, primero, a través de una consulta de 10 minutos a su ginecólogo por sus dolores menstruales y lo que lea a la salida en el prospecto de su anillo vaginal".

Para derrocar estigmas, Irusta apuesta por promover el "orgullo menstrual". Tal y como defiende, "puede parecernos una nadería, pero lo que hay detrás es la fuerza para cambiar el simbolismo que convierte la menstruación en un hecho a superar o en una debilidad a paliar. No hemos de superar ni paliar nada en relación al cuerpo que somos. Nosotras no somos el fallo en el sistema, es el sistema el fallo en sí mismo".

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