La corbata: la inesperada tendencia que nos deja este 2020
La última campaña de Zara confirma el triunfo del complemento que ya anticiparon las pasarelas el pasado mes de febrero.
El blanco y negro de la última campaña de Zara ayuda a aportar dramatismo a las imágenes, firmadas por Steven Meisel, pero no resta información a la colección de la cadena: casi la totalidad de las prendas fotografiadas son tan negras como los ánimos de la sociedad en los últimos meses. Eso sí, los estilismos (creación de Karl Temper) no renuncian a añadir grandes cuotas de glamour. ¿El accesorio que se repite en prácticamente todas las imágenes? La corbata. Concretamente varias de las modelos lucen un diseño estrecho, en cuero, que pertenece a la línea de edición limitada de la marca propiedad de Inditex. 19,95 euros cuesta hacerse con el complemento de la temporada en su web, un diseño sospechosamente similar al que lució Bella Hadid para cerrar el último desfile de Alyx, el pasado mes de enero.
El auge del traje sastre femenino quizá fue señal que anticipaba el regreso de la corbata como complemento esencial de este otoño. Y el dos piezas es una de las tendencias que no pierden fuelle: Euromonitor estima que su mercado global rozará los 23.600 millones en 2022. “No solo las mujeres nos sentimos cómodas y empoderadas en un traje sastre, sino que además valoramos el hecho de poder usarlo en más de una ocasión variando su estilo”, exponía en esta revista Blanca Rodríguez, la creadora de Bleis Madrid, una de las firmas españolas especializadas precisamente en ello. Era cuestión de tiempo que las firmas de moda lo complementaran con una corbata.
Pocas prendas pueden presumir de tanta carga simbólica. Sus distintas acepciones están plagadas de paradojas: tradicionalmente emblema de lo masculino, por un lado es epítome de un código conservador. Evoca la uniformidad y la pertenencia a un grupo (o una clase). Pero también, colgada de cuellos femeninos, es símbolo de poder o de rebeldía. Durante las primeras décadas del siglo XX estuvo muy ligada a lo queer y fue adoptada como seña de diferenciación por personalidades como la escritora Colette. Más tarde fue usada por otras mujeres arrolladoras: de Marlene Dietrich a Tina Turner, pasando por Julia Roberts, Patti Smith o la mismísima Lady Di. Diane Keaton, que la llevó en Annie Hall y en la ceremonia de los Oscar en 1976, fue gran responsable del resurgir de su popularidad en esa década.
La corbata siempre ha estado ahí. La pasada temporada la anticiparon firmas como Max Mara o Marc Jacobs, pero el verdadero boom explotó en febrero, durante los desfiles que presentaron las colecciones para este otoño invierno. Enseñas tan dispares y tan relevantes como Chanel, Prada, Dolce & Gabbana o Dior coincidieron en el mismo accesorio. Eso sí, con distinto desarrollo. Porque la corbata se adapta a la idiosincrasia de cada casa.
“Podemos ser fuertes y femeninas a la vez… Las mujeres llevan el peso ahora”, dijo Miuccia Prada en el backstage de su desfile. La italiana plasmó esa contradicción precisamente mezclando trajes sastre (y corbatas) con transparencias, paillettes o flecos. Por su parte Maria Grazia Chiuri en Dior recurrió al sentido más preppy del accesorio y se inspiró en los uniformes. La suya fue una de las muchas colecciones que visten la tendencia estética que triunfa estos días en TikTok: Dark Academia.
Cajón de sastre
La corbata se lleva con trajes sastre, en looks monotonos (Dior o Gucci) pero también se usa para contraponerla con tules o sedas que insinúan más que revelan (la propia Prada o Dolce & Gabbana). Con pantalón o falda, sobre camisas o camisetas. Hasta ahora se encontraban en el cajón del vecino o en las secciones masculinas de las diversas marcas, pero cada vez más empiezan a colarse en las plantas de mujer. Algunas firmas, como Gucci, van todavía más allá y aspiran a romper con la distinción por género de sus colecciones: su sección MX se categoriza sencillamente por tipo de producto. Solo queda perfeccionar el nudo.
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