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Pippa, ¿tú esquías o patinas?

La hermana de la futura reina de Inglaterra se confiesa incondicional del roller skiing. O cómo esquiar sin nieve y sobre patines.

pippa
Cordon Press

Se veía venir. Si la proyección de futuro de un deporte se mide por el peso de los famosos que lo practican, el roller skiing, o, lo que es lo mismo, el esquí de fondo sobre patines de ruedas, tenía todas las papeletas para triunfar en el festival de nuevas disciplinas deportivas. Entre sus incondicionales A-class (o sea, que pueden ser portada de ¡Hola!) se cuenta Pippa Middleton. En su columna para The Telegraph la cuñada del futuro rey de Inglaterra desglosa su fascinación por este aún poco conocido deporte que surgió, precisamente, para dar respuesta a las necesidades de entrenamiento de los esquiadores de fondo en verano. De ahí, que se utilicen bastones similares (o incluso los mismos) y que los esquís, aunque tengan ruedas, evoquen a los esquís de nieve. También puede practicarse con patines en línea, al menos, mientras se va tomando contacto con aquello de esquiar sobre el asfalto. Pizpireta como siempre, Pippa confiesa que llegó al roller skiing por casualidad. Mejor dicho, por necesidad. Hace dos años unos amigos acordaron inscribirse en Vasaloppet, la mayor carrera de esquí de fondo del mundo. Se celebra anualmente a principios de marzo y congrega a 15.000 esquiadores dispuestos a recorrer los 90 kilómetros de distancia entre las ciudades de Sälen y Mora (Suecia). Es todo un acontecimiento para los ciudadanos de ese país escandinavo porque conmemora una serie de hechos que desembocaron en la independencia de Suecia del yugo danés. Se calcula que cerca de dos millones de suecos la ven en directo por la televisión. Un eventazo deportivo de primera, vamos. Pippa no se lo pensó dos veces y también se apuntó. Con una salvedad: no tenía ni idea de manejarse sobre este tipo de esquís.

Así que, sin ningún pudor, reconoce que tuvo que contratar con urgencia los servicios de Ekaterina Rachel, campeona rusa de esquí y entrenadora del equipo nacional británico de esquí nórdico. Fueron cuatro meses de intenso entrenamiento por las veredas del bucólico lago Dorney en Berkshire. Allí puede llover a cántaros, pero nevar, salvo casos de ciclogénesis malvadas, no nieva demasiado. Con Ekaterina aprendió a impulsarse con el cuerpo, a mantener el equilibro sobre los patines-esquí y, sobre todo, a impactar contra el suelo. “Una de las cosas más difíciles es que no hay frenos. Buena parte del tiempo que pasé entrenando me lo pasé tirándome al césped más cercano en un desesperado intento por detenerme y no impactar a toda velocidad contra una madre con el carrito de un bebé o un perro que estuviera paseando”, confiesa Middleton. Basándose en su propia y dolorosa experiencia, Pippa recomienda no salir a practicar este deporte sin coderas, rodilleras y casco. La imagen se antoja bastante desternillante, pero el caso es que Pippa aprendió bien la técnica y, unas semanas más tarde, participaba en el maratón de esquí de fondo de Engandina (Suiza), otra de las citas imprescindibles para los amantes de ese nevado deporte. Dicho de otra manera: entrenar en asfalto para competir sobre nieve parece que funciona.
 

¿Llegará Pippa a cruzarse América haciendo rolling skiing como la mujer de la imagen?

Skiacrossamerica.com

Sin tener que irse a Gran Bretaña en busca de hermanas de futuras reinas, en España cada vez es más habitual toparse con esquiadores de secano. El maratoniano Chema Martínez no es la primera vez que se deja ver entrenado por los parques de Moratalaz (Madrid) encaramado a unos Powerslide Skeleton, unos esquís con dos ruedas especiales para meterse por todo tipo de terrenos. Es lo que se conoce como cross skating.

Pero, más allá de la sorpresa que produce ver a alguien haciendo como que esquía sin que haya ni un gramo de nieve (o patinando con bastones de esquiar, según se mire), la pregunta es: ¿Qué ventajas tiene esta práctica? Podría decirse que es la versión avanzada de la elíptica del gimnasio. Básicamente, trabaja los músculos de los brazos, pecho, abdominales y piernas. Así que, en una sesión a conciencia, se tonifica de manera regular todo el cuerpo y no solo las extremidades inferiores, como sucede con el running o el ciclismo. Además, se hace un excelente trabajo cardiovascular que termina con un envidiable premio: hasta 576 calorías quemadas en una hora. En el caso de las mujeres, además, la ausencia de un impacto tan fuerte como en el running permite no dañar el suelo pélvico. Esto también es importante si hay lesiones de rodillas, gemelos o del pie. O si no se quiere sobrecargar ciertos grupos de músculos y se opta por recurrir algunos días a lo que los técnicos llaman ‘entrenamiento cruzado’ (hacer trabajar músculos diferentes a los que se ejercitan con un entrenamiento normal. Si se entrena para el running, por ejemplo, se puede ir a nadar o darle al esquí de travesía sobre asfalto). Aunque la mejor ventaja sobre el gimnasio es que mientras se está en la calle, se ve mundo y no la pantalla de un aparato de fitness. Y eso no tiene precio.

La prueba de que el rolling skiing sirve de algo.

Cordon Press

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