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Llega el invento que te permite estar limpio sin ducharte

Se trata de una bruma bacteriológica, un spray con bacterias vivas que promete luchar contra el sudor corporal, mitigar el olor y mejorar el aspecto de la piel.

bruma
Cordon Press

Imaginemos un escenario apocalíptico donde el agua escasea. La poca que queda es para beber y no para baños espumosos. Pero aún en esas condiciones los humanos necesitan asearse para no apestar. Así las cosas, no valen ni los jabones (siliconados, sulfatados o no) ni el No Poo (plantarse debajo del chorro del agua y dejar que la mugre desaparezca a su ritmo). Afortunadamente la ciencia ya ha abierto una tercera vía para salvarnos de la suciedad corporal en este Armagedón sin agua: la bruma bacteriológica. Como su nombre indica se trata de pulverizar sobre la piel y el cuero cabelludo una ligera capa de un líquido habitado por billones de simpáticas Nitrosomonas Eutrophas, unas bacterias capaces de transformar el amoniaco de nuestro sudor en nitrato. O, lo que es lo mismo, de ‘comerse’ aquellas sustancias corporales que generan mal olor dejando la piel libre de suciedad y de malos efluvios y con un aspecto envidiable. El punto de partida es que estas bacterias solían vivir felices sobre nuestra anatomía zampándose nuestros desechos antes de que nos dedicáramos a exterminarlas con detergentes. Esos mismos agentes químicos que luego acaban por resecar la piel y que obligan a aplicar una crema hidratante o a buscar jabones orgánicos, aceites naturales y otros ungüentos que re-equilibren el estado de la piel. El artífice del invento, el científico David Whitlock, tomó su propia persona como conejillo de Indias y lleva doce años sin ducharse. Así descubrió que esas bacterias brotan espontáneamente sobre la piel cuando no abunda la higiene convencional y permiten que el cuerpo se autolimpie. Y que son las mismas criaturas que viven en el barro o el agua sucia (que es de donde extrae las necesarias para este cosmético). Solo le quedaba aislarlas, cultivarlas en laboratorio y embotellarlas listas para usar. Ahora se lava únicamente las manos con agua y jabón. El resto es rancho para las bacterias. Y espera hacerse rico vendiendo pulverizadores de nitrosomonas vivas.

El producto en cuestión se llama AO+ Refreshing Cosmetic Mist, de los laboratorios AOBiome, y acaba de ponerse a la venta. Cuesta 77 € para un mes y 194 € el lote para tres meses. Por supuesto, como si se tratara de un Birkin o un Kelly para el aseo corporal, ya hay lista de espera. No tanto porque la afluencia de peticiones sea tal que haya desbordado toda previsión, sino porque cada frasco lleva bacterias vivas y su ritmo de reproducción lleva un tiempo que no puede alterarse como si se tratara de una producción en cadena. Estos microorganismos resisten un mes a temperatura ambiente y hasta seis meses en la nevera. No hay duda de que se trata de un producto frágil, de ahí que, por ahora, solo esté disponible en Estados Unidos (país productor), Puerto Rico y Canadá. A los consumidores de cualquier otro punto del planeta no les queda otra que apuntarse en una lista de pre-venta. En cuanto se despache a otros lugares, serán los primeros en hacerse con su propia bruma bacteriológica.

Entonces, ¿adiós al baño para siempre? No del todo. Aunque el creador lleva más de una década sin pasar por la ducha y quienes lo conocen aseguran que no huele mal, lo cierto es que en la letra pequeña el AO+ se presenta como complemento de una higiene diaria convencional. Es más, se recomienda usarlo después de ducharse o antes de irse a la cama. La ducha ha de ser normal, con agua y jabón. Al acabar, hay que secarse y es entonces cuando se pulveriza la bruma. Quienes la han probado juran que parece agua. Ni huele ni deja huella. Una vez aplicada su misión será nutrirse del amoniaco de nuestro sudor mejorando, de paso, el aspecto y la salud de la piel. Y, con suerte, eliminar el olor. De hecho, en los estudios previos al lanzamiento, un tercio de quienes lo probaron reconocieron que les funcionaba como desodorante. Otra tercera parte, en cambio, afirmaba que el ‘aroma’ de sus axilas seguía siendo tan intenso que no había otra que echar mano del desodorante. No hay datos aún respecto al olor de pies.

Ya que parece que por ahora las nitrosomonas no van a desbancar al desodorante, el principal beneficio de este spray es equilibrar el pH normal de la piel (que debería ser de 5,5). Sin embargo, la mayoría de los jabones, geles y champús disponibles en el mercado suelen superar este valor y llegan a tener un pH de hasta12.38, cifras que arruinan el manto ácido protector de la piel y pueden causar irritaciones. Al aplicar el spray con sus bacterias amoniacales, se puede espaciar o disminuir el uso de estos productos de higiene corporal. Con esto, prometen desde AOBiome, se ahorra agua y disgustos al cuerpo. Si hay más ventajas, están por ver. Sus creadores incluso animan a los usuarios a probar a hacer más ejercicio para sudar más o a no lavarse para ver qué pasa. Por así decirlo, aunque está a la venta, anda aún en fase Beta.

Sabedores de que pensar en un ejército de bacterias campando a sus anchas sobre nuestra piel da repelús, desde el laboratorio lanzan el mensaje tranquilizador de se trata de un tipo de microorganismos no patogénicos (incapaces de causar una infección). Las nitrosomonas no pueden anidar en azúcares o proteínas, responsables de las funciones celulares más relevantes. Lo suyo es el amoniaco así que no hay riesgo de enfermar. De hecho, si antaño vivían sobre la piel de nuestros antepasados y estamos todavía sobre la faz de la Tierra, es porque no son letales para el humano. Y, ya puestos, si ha de llegar un apocalíptico final, que nos pille aseados.

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