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8 consejos de experta para dar un giro a tu vida laboral a cualquier edad

La insatisfacción con el trabajo elegido puede llegar tanto si tienes 20 como 60. ¿Cómo tomar las riendas y afrontar el cambio con realismo?

Cambiar de trabajo, ya sea porque las circunstancias obligan o para ganar satisfacción, es cada vez más habitual entre los millennials, que se reciclarán hasta seis veces en su vida.
Cambiar de trabajo, ya sea porque las circunstancias obligan o para ganar satisfacción, es cada vez más habitual entre los millennials, que se reciclarán hasta seis veces en su vida.Getty

Cambiamos nosotros y cambia el mercado laboral. Donde algunos se plantean el modelo tradicional: elige una carrera y hasta que la jubilación os separe, a otros, ya sea impuesto o movidos por inquietudes personales, les toca reciclarse. Un despido, la proliferación de contratos temporales, nuevos puestos y formas de trabajo que antes no existían, una reubicación dentro de la propia empresa o realizarse lanzándose a ese proyecto con el que se había fantaseado. Un cambio de trabajo que, según datos de Deloitte, los millennials encaran cada 28 meses. “La generación anterior cambiaba de puesto cada seis o siete años, pero se prevé que estos se van a reinventar, de media, unas seis veces a lo largo de su trayectoria profesional. Algo que en Estados Unidos ya está sucediendo y que aquí empieza a pasar”, cuenta a S Moda Gema Campos Lara, consultora, formadora y coach en Recursos Humanos.

1. Averiguar qué motiva la insatisfacción. En el caso de que la idea de dar un giro a la carrera laboral sea por voluntad, el primer paso que recomiendan las expertas es detectar qué hay tras ese malestar. “Cada persona tiene un sistema de valores respecto al que medirá lo que le satisface o no. Hay para quien la faceta profesional es más importante y espera de esta que desarrolle su potencial e inquietudes y otras para las que lo que pesa más en la balanza es es tener un buen horario y/o sueldo, importando menos la dedicación”, explica Aida Baida Gil, coach profesional especializada en mujeres. Un punto de partida para iniciar el movimiento.

2. Identificar miedos y dificultades que frenan. Existen a todas las edades y sus formas varían. “Miedo al fracaso, a que el cambio no salga bien, a arrepentirse, al qué dirán los demás, a no estar a la altura o no valer para ello porque has realizado la misma actividad durante muchos años… A perder el estatus, ya sea dinero o reconocimiento”, enumera Aida Baida. “Estos se modifican en función de la experiencia. A los 20 años el miedo a cometer una equivocación garrafal está más presente. No ocurre igual a los 30 o 40, cuando está más relacionado con perder el estatus y no saber empezar de cero. Pero se da a todas las edades, he recibido mensajes de personas que experimentan el miedo pensando en cambiar de trayectoria, desde los 23 hasta los 60 años. Todos son igual de válidos”, explica.

“El miedo paraliza”, dice Gema Campos. “Hay personas que se abrazan a su zona de confort (o inconfort). Y esto está también muy ligado a otras dificultades, como los compromisos y situación familiares. Sí creo que a mayor edad, mayor miedo y resistencia al cambio, algo que para las nuevas generaciones ya está mucho más integrado en sus vidas”.

3. ¿Qué quieres? Fijar un nuevo objetivo laboral claro. “En edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, una de las ventajas que encontramos es que la persona ya ha tenido experiencias laborales, satisfactorias o no, y puede aprovechar ese conocimiento para saber dónde volver a orientarse o dónde no quiere trabajar”, explica María Fontal, experta en coaching profesional. Enfocarse a lo que se quiere, y “no centrarse en lo que se tiene, lo que se necesita o lo que no se quiere”, apunta Gema Campos. “Tener claro ese objetivo que va a motivar el proceso y que debe ser SMART (específico, medible, alcanzable, realista y planificado en el tiempo: por fases y basado en acciones).

Esta fase de autoconocimiento profesional vocacional, según explica Fontal, se aborda “a través de técnicas y ejercicios objetivos para ayudar a que la persona descubra cuál es la profesión en la que se sentirá realizada, aportando sus conocimientos y puntos fuertes. Esta fase es fundamental, permite orientarse hacia una profesión en la que talentos e intereses profesionales estén mejor alineados”.

4. Examinar a fondo el mercado. Después de esa primera fase más relacionada con el autoconocimiento, las expertas recomiendan poner el ojo fuera. “La segunda fase, de orientación, tiene que ver con conocer el mercado laboral. Buscamos en qué lugar estaría mejor encajado el perfil profesional vocacional que hemos descubierto en la primera. Es importante realizar las fases en este orden y no a la inversa”, explica María Fontal.

5. Establecer un plan realista y chequearlo constantemente. “¿Qué necesito para hacer esto?”, es la pregunta que Aida Baida plantea como punto de partida. “¿Formarme, ahorrar dinero…? Es importante tener muy claro qué necesitas para hacer el cambio de trabajo. Yo tuve una clienta que tenía un bar funcionando muy bien pero se dio cuenta de que quería convertirse en inspectora de Hacienda. Además de enfrentarse a su familia, que no lo apoyaba, tuvo que trazar un plan partiendo desde la base: primero hacer una carrera, después estudiar las oposiciones”, cuenta. “Hay que ser realista, ver qué tiempo y circunstacias personales y económicas tienes y ver si de verdad estás dispuesta o no a llevar todo esto a cabo”. “Hacer análisis y seguimiento del plan de acción que has construido a partir de ese objetivo para no desviarse”, añade Gema Campos.

6. Gestión del cambio. Una de las aptitudes estrella a subrayar en el currículum, coinciden las expertas. Como señalábamos, los millennials cambian de trabajo cada dos o tres años. “Es importante estar dispuesto a reciclarse siempre a nivel personal y profesional porque quizás vengan situaciones inesperadas en las que nos sintamos obligados a cambiar, con lo cual es bueno estar preparados”, dice Gema Campos. “Está cambiando todo el modelo: surgen nuevos puestos, el trabajo que hacemos va a variar mucho más rápidamente de lo que lo hacía antes y tendremos que adaptarnos a él o a otro nuevo. Con este panorama, esa gestión del cambio es una de las competencias fundamentales. Es interesante verlo -cuando es posible- como una oportunidad de desarrollo y no como una amenaza donde el miedo nos bloquea”, concluye.

7. Hacer cosas diferentes. Como parte de ese plan para aprender a gestionar el cambio y también como estrategia para abrir nuevas posibles vías profesionales, Gema Campos y Aida Baida proponen probar actividades diferentes, que no necesariamente estén ligadas a la que se desarrolla profesionalmente e, incluso, que sean por puro disfrute. “Podemos empezar con pequeños pasos: formándonos en áreas que no conocemos, utilizando nuevas tecnologías, relacionándonos con personas diferentes a nosotros o de ámbitos profesionales diferentes, integrando nuevos retos…», dice Gema. O como en el caso personal de Aida, que además de ser científica y coach, empezó con el doblaje como hobby y ahora comienza a trabajar puntualmente como dobladora profesional.

8. No perder de vista la salud. Cuidarse tanto física como mentalmente. “Es necesario sentirse bien en ambos aspectos: buen descanso, deporte, alimentación, meditación… Se sabe que la dopamina ayuda mucho con la motivación, a ponernos en marcha», afirma Campos. «Cuando hay niveles altos de esta nos sentimos mucho más motivados hacia nuestro objetivo. Es fundamental fomentarla a través de la cooperación, de las redes sociales. Somos animales sociales, rodearte de gente que te apoye, de la que aprendas y a la que puedas aportar es necesario”.

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