La generación Z ya no quiere usar apps para ligar
Las acciones de las principales aplicaciones para ligar han caído hasta un 70% en los últimos cinco años y la explicación está en el desinterés de las nuevas generaciones en esta fórmula
![Los últimos estudios hablan de un claro declive del cortejo 'online' mediante plataformas de pago.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2RJPNI2RWVN2RKP45NBZWFKEEA.jpg?auth=9318911c25040eb3f30d35a35a6be751ddc6f2a6e619d2a77247736abfe32a9e&width=414)
El negocio del amor online no pasa por su mejor momento. En España, el 40% de la población ha usado o usa aplicaciones para ligar y el 18,6% ha conocido a su pareja en internet, según el estudio Influencia de la tecnología en la vida de los españoles de la empresa de ciberseguridad, Kaspersky. El mercado del amor en internet cuenta con 300 millones de usuarios en el mundo y ha vivido una historia de éxito durante 10 años, siendo su mejor momento durante la pandemia. Sin embargo, en los últimos años, las aplicaciones para ligar han pasado de moda. Las empresas más grandes del sector como Tinder y Bumble han sufrido un retroceso en el número de usuarios de pago, han caído un 70% en la bolsa en los últimos cinco años y hay una nueva generación que busca encontrar el amor por fuera de estas apps.
La psicóloga de Capital Psicólogos María Padilla explica que para la generación Z las apps se han quedado en el pasado. “Para mis pacientes, Tinder ya se quedó antiguo. Ellos son nativos digitales, no tienen el estigma de conocer a alguien por internet. Buscan vivir otras experiencias”, aclara.
La empresa de análisis de datos Singles Reports concluyó en un estudio que el 80% de los integrantes de la Generación Z que utiliza apps para ligar se sienten quemados con ellas, según recoge un artículo en The New York Times. Además, otra encuesta elaborada por Forbes en Estados Unidos también concluía que el 79% de los integrantes de la Generación Z que utiliza apps para hacer match confiesan estar agotados de su funcionamiento. Carlos Martínez, de 24 años, asegura que probó Tinder y Bumble varias veces para salir en Madrid. “Al final me di cuenta de que no estaba conociendo a las personas de verdad. Las conversaciones se sentían vacías y no llegué a establecer una conexión real”. En esto coincide María González, de 22 años, quien también opina: “Empecé usando las apps, pero yo buscaba una relación seria y sentía que en las plataformas la gente lo único que quería eran rollos de una noche, así que me cansé y las desinstalé”.
Las apps son conscientes de esta frustración y muchas de ellas ofrecen el modo Snooze como Bumble. En esta opción el usuario puede pausar su actividad el tiempo que quiera manteniendo sus conexiones y los chats. “Te puedes tomar un respiro y no perder tus chats”, explican.
Para el psicólogo Sergio García, que es experto en interacción social, la generación Z usa menos estas apps porque le dan más importancia al cara a cara. Han vuelto al origen. “Los jóvenes están decepcionados por las interacciones virtuales, que muchas veces no se corresponden con la realidad. Entre los filtros, la inteligencia artificial y los retoques, volver al tú a tú parece una opción cada vez más segura para encontrar el amor”, explica. El último estudio de la consultora americana Generacion Lab demuestra que el 79% de los estudiantes universitarios ya no usan apps de citas. “La mayoría dice preferir conocer a gente en persona”
El profesor de Innovación en IE University Enrique Dans asegura que se trata de un caso claro de morir de éxito. “Hacer match en estas aplicaciones es un signo de éxito, pero a la vez hace que estás personas se den de baja de la app. Son negocios en los que si lo haces muy bien, tú mismo retiras a los clientes de la lista”, afirma, y va más allá: “Las apps de citas no pasan por su mejor momento y esto la Bolsa lo penaliza”.
Dans considera que la gente está volviendo al origen. Esta generación quiere conocer gente a través de los amigos y no quiere que se comercialice con sus vínculos amorosos. “Las consideran anticuadas, y creo que en un futuro este tipo de apps estará más centradas en la gente más adulta”.
Para Raquel Tome López, del Centro Guía de Psicología y Psicoterapia de Madrid, está claro. “La generación Z ha vuelto a ligar en persona dejando atrás el boom que las apps de citas experimentaron durante la pandemia”.
Según un estudio de la consultora Generación Lab, un 79% de los universitarios de esta generación ha abandonado el uso de las aplicaciones de citas, buscando relaciones más genuinas y menos comerciales. Iván Pérez, de 26 años, no encontró lo que esperaba. “Las conversaciones no eran reales, la gente solo busca ‘matches’ y es todo muy artificial. Ahora me siento más cómodo conociendo gente de manera orgánica, en actividades o eventos”. Luisa Fernández, de 23 años, comparte una perspectiva similar: “Las apps de citas me parecen cada vez más anticuadas. Es como si estuvieras atrapado en un ciclo sin fin, todos los días, la misma conversación con un extraño. Ahora prefiero salir con mis amigas y conocer gente naturalmente”.
La generación Z busca huir de las aplicaciones de citas en busca de relaciones más reales. Como David Rodríguez, de 25 años, explica: “Usé Tinder durante un tiempo, pero al final me di cuenta de que no me estaba sirviendo para lo que realmente buscaba. Las apps de citas están demasiado centradas en la apariencia y no me sentí cómodo siendo juzgado solo por una foto de perfil”
No obstante, para el profesor de OBS Business School y experto en estrategia digital en Gartner, Martín Piqueras, esto no es tan sencillo. “Estas aplicaciones son apps de marketplace, esto quiere decir que se junta la oferta y la demanda, como sucede, por ejemplo, en Idealista, en donde uno busca casa y el otro la vende, o Wallapop. Estas apps tienen un problema estructural, y este es que cuando nacen no pueden monetizar su producto porque necesitan ser los más reconocidos. Es ahí cuando consiguen muchos usuarios y pueden hacer grandes inversiones. El primero se come al resto”.
Además, explica que en este tipo de apps la gente no está dispuesta a pagar por encontrar un piso o el amor. “Estos marketplace no mueren de éxito porque la gente consiga pareja, sino porque usamos solo una app y ya no entramos en otras. Los usuarios no son tan leales como para pagar por el servicio, y no es que el servicio no lo valga, sino que el amor no se paga”.
Para el profesor, seguramente estas apps se mantendrán entre un público más específico. “Es poco rentable servir a un público con algo que tiene poca recurrencia como buscar pareja. Nadie quiere pagar por ello, no es como tener que pagar por la música que escucho todo el día”.
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