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“Más de 10.000 bacterias vivas”: cómo tratar los microorganismos que habitan en nuestra ropa interior

Por qué secar la colada al sol, cuál debería ser la vida útil de unas bragas y otros consejos

Cómo tratar a los microorganismos ropa interior
Maryna Terletska (Getty Images)

Están en todas partes. En el teclado con el que se escribe este artículo, en el móvil que tiene en la mano para leerlo. En el transporte, en el suelo. En baños, ascensores, restaurantes. Las bacterias viven a nuestro alrededor sin que las veamos… y no pasa nada. Salvo que uno padezca misofobia (miedo patológico a los gérmenes, que por cierto aumentó en la pandemia) no es necesario copiar el ritual viral del avión de Naomi Campbell en el que se ponía guantes de látex, cogía unas toallitas desinfectantes y se ponía a fregar todo aquello susceptible de ser tocado. Pero en los últimos años se ha intensificado la investigación científica sobre cómo las bacterias invaden artículos cotidianos como la ropa y la cosa adquiere un interesante matiz cuando descubrimos la cantidad de microorganismos que viven, se multiplican y resisten concretamente en nuestra ropa interior.

Según Good Housekeeping Institute, la ropa interior limpia puede contener hasta 10.000 bacterias vivas. La Dra. Maite Muniesa, Profesora de Microbiología y miembro del Departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona opina que “es imposible y contraproducente vivir intentando mantener microorganismos a cero porque vivimos rodeados de ellos por todas partes y en nuestro propio cuerpo hay muchísimos, por lo que nosotros mismos vamos a contaminar la ropa que llevamos puesta. No hay que preocuparse, nuestro sistema inmunológico y nuestros propios microorganismos, nos protegen de los microorganismos que hay alrededor, que, además, no necesariamente serán patógenos. Es lógico y razonable mantener cierta higiene personal y de nuestra ropa, pero no hay que exagerar los riesgos” . Sin embargo, no resulta tranquilizador pensar que en nuestra ropa la ropa puede albergar desde salmonela hasta hepatitis, como concluye Charles Gerba, profesor de microbiología y Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Arizona en este artículo. “Charles Gerba es un microbiólogo excelente y reputado. Tal como él mismo recomienda en este artículo, no hace falta hacer desinfecciones especiales en la colada diaria, si no hay individuos enfermos en casa”, explica Maite Muniesa. “Otra cosa es en el caso de personal sanitario en contacto con enfermos, o en caso de tener en casa un enfermo que tenga una infección intestinal, por ejemplo. En ese caso se recomienda una limpieza adicional de la ropa con un desinfectante o con lejía ya que, efectivamente, la ropa puede haber sido contaminada por los microorganismos patógenos que han causado la enfermedad de la persona o personas con las que hemos tenido contacto. Sobre todo en el caso de patógenos intestinales seria recomendable, en menor medida para virus respiratorios como el causante de la Covid19″, precisa Muniesa.

Lo que encontraríamos en nuestra ropa interior al microscopio

“Asumiendo una ropa interior usada de un día normal, encontraríamos grandes cantidades de bacterias de nuestra piel, de nuestra zona urinaria/vaginal y de nuestra zona rectal. No pasa nada, muchos no serán patógenos y su origen somos nosotros mismos. En ocasiones hay personas que, por ejemplo, pueden tener una infección urinaria por culpa de microorganismos de su zona rectal, pero normalmente se trata de personas con una flora débil del aparato vaginal. Si la flora normal está sana y estable, sirve de barrera de protección contra posibles patógenos en la mayoría de las ocasiones. Raramente una ropa interior se contaminará de microorganismos ambientales, porque normalmente no tendremos demasiado contacto de la ropa con superficies ni con el aire”, apunta Maite Muniesa.

Más allá de que encontremos rastros de suciedad, orina, heces o flujo vaginal, hay que tener en cuenta que entre las piernas -especialmente en los pliegues e ingles- hay humedad por lo que es un lugar feliz para la reproducción de bacterias, levaduras y hongos. que podrían aumentar el riesgo de sufrir infecciones genitales, tiña inguinal por hongos o dermatitis bacteriana.

Dolo Vidal es miembro del grupo de Docencia y Difusión de la Sociedad Española de Microbiología. En declaraciones a S Moda aclara que “en la ropa vivirán temporalmente aquellos microorganismos que transferimos desde nuestra microbiota de la piel o de las mucosas, que entra en contacto con dicha ropa. De manera sencilla, tenemos un conjunto de microorganismos que habitan continuamente en nuestro cuerpo, en simbiosis. No obstante, podemos ser portadores de microrganismos que consideramos patógenos, es decir, que pueden producir enfermedades y se podrían transferir mediante el intercambio de la ropa. Aunque habitualmente pensamos en bacterias, también somos portadores de otros microorganismos como parásitos de la sarna (que ahora están en auge) o el protozoo Trichomonas vaginalis, y también de hongos como Candida o ciertos dermatofitos. Es decir, la ropa no solo puede contener bacterias, sino también otros grupos de microorganismos. Esta microbiota es distinta según localización anatómica, por ejemplo, si nos referimos a prendas de ropa interior femenina que contactan con la mucosa vaginal, podríamos encontrar Lactobacillus e incluso la levadura Candida, si se trata de sujetadores serían especies de hongos saprófitos y otras bacterias típicas de la piel como Staphylococcus epidermidis. La ropa interior (bragas o calzoncillos) contacta con la zona perianal que tiene aquellos microorganismos que tenemos en el tubo digestivo, que son muchísimos y muy variables”.

Tal y como explica esta científica, la piel, por regla general, es un ambiente bastante inhóspito para la mayoría de microorganismos, porque es un ambiente muy seco exceptuando zonas de pliegues cutáneos (por ejemplo debajo de los pechos), pies o axilas, donde hay más humedad y hay más abundancia de microorganismos, por ejemplo hongos. “La zona genital también es muy distinta entre hombres y mujeres: en mujeres tenemos la mucosa vaginal que tiene una gran diversidad de microbiota. En la piel residen algunas especies de cocos, como Staphylococcus epidermidis o ciertas corinebacterias o bacterias difteorides, todos ellos muy comunes en todas las personas, por lo tanto, transferir bacterias que ya tenemos, no es un riesgo. Pero algunas personas pueden ser portadoras de ciertos hongos u otras bacterias que podrían ser patógenas, como Staphylococcus aureus, aunque cuando hacemos estudios de colonización de esos microorganismos en personas portadoras, el porcentaje de personas portadoras también es elevado”, explica Dolo Vidal, que añade que en la zona genital femenina, en la mucosa vaginal, residen diferentes tipos de bacterias destacando a Lactobacillus como género predominante que entre otras funciones, nos defenderá de microorganismos patógenos.

Qué pasa si no llevas ropa interior limpia

Tanto la vulva como la zona perineal tienen un ambiente cálido y húmedo, perfecto para la reproducción de microorganismos. Todo tipo de expertos (desde ginecólogos hasta fabricantes de ropa interior y marcas de cuidado ginecológico como CumlaudeLab) alertan del riesgo de usar ropa interior sucia, ya que aumenta las posibilidades de sufrir irritación de la piel o dermatitis vulvar, malos olores, candidiasis y vaginitis bacteriana, e incluso desarrollar un sarpullido o infecciones por hongos y levaduras en la vagina y la vejiga.

Por todo esto, se recomienda usar ropa interior limpia a diario; más aún, si entrenas o haces ejercicio estaría bien que al terminar cambiaras también braga y sujetador, y que antes de ir a la cama (si eres del club de las que duermen con bragas) sustituyas las de todo el día por un par limpio.

¿Son muchas las 10.000 bacterias en la ropa interior limpia?

El dato de que en la ropa interior limpia pueda haber hasta 10.000 bacterias vivas proporcionado por Good Housekeeping Institute es de lo más visual. Este instituto da algunos más: aseguran que en solo dos cucharadas de agua usada de la lavadora existe alrededor de un millón de bacterias, que después pueden pasar a la siguiente carga de la ropa. Maite Muniesa considera que cuando limpiamos la ropa en una lavadora eliminamos muchos microorganismos, pero no todos: “Posiblemente habrá bacterias, pero muy pocas, o ninguna patógena. Además, para las bacterias, que se cuentan por millones, 10.000 no son demasiadas. El dato de 10.000 bacterias puede ser engañoso porque tampoco aclara si es en total o por cm2 de tejido, ni de qué tipo exacto de prenda se trata. Sobre todo, hay que considerar que ni siquiera el agua del grifo está libre de bacterias, y pueden quedar muchas dentro de la máquina, pero muy probablemente no serán patógenas y volvemos a considerar nuestra propia protección inmunológica y de nuestros propios microorganismos”, matiza esta científica.

“Nadie necesita desinfectar o esterilizar la ropa a menos que sean tejidos que se vayan a usar, por ejemplo, en un quirófano, en una UCI, donde habrá pacientes que han de ser operados o están enfermos y seguramente debilitados. En esos casos sí que se esterilizan las prendas”.

Cuáles sobreviven mejor (y durante cuánto tiempo)

“La supervivencia dependerá más de los microorganismos que de los tejidos. Si son bacterias o si son virus, por ejemplo y dentro de cada grupo, de qué tipo son. Por ejemplo, los hongos siempre pueden sobrevivir mejor que las bacterias, porque tienen esporas, que son muy resistentes. También depende de si el tejido está sucio o limpio, incluso de nuestro propio sudor o secreciones”, explica Maite Muniesa. “No hay estudios que indiquen cuánto tiempo pueden vivir todos, porque hay muchos y muy diferentes, no hay unos más habituales que otros. En el cuerpo y en el ambiente hay literalmente millones de microorganismos diferentes, que comprenden virus, bacterias, hongos, y parásitos y en cada grupo hay mucha diversidad. Dependerá de qué tipo son, de qué tejido, de la temperatura exterior, si hay o no sol, la humedad, restos o no de detergente, etc., es imposible generalizar para todos y en todas las condiciones”.

Por su parte, Dolo Vidal añade que “por regla general los microorganismos que transferimos desde nuestra piel o mucosas no vivirán mucho tiempo fuera de nuestro cuerpo, porque son seres vivos y como tal necesitan comer y en la ropa no hay muchos nutrientes” y que sobrevivirán en función de ciertas estructuras que pueden tener para mantenerse viables más tiempo: “Por ejemplo, hay bacterias que producen una capa externa de moco que las protege de la deshidratación, los hongos pueden producir esporas que resisten fuera del cuerpo y los ácaros de la sarna, por ejemplo, mueren después de pasar varios días sin comer adheridos a una pieza de ropa”.

La lavadora a 40º puede no ser suficiente

Algunos estudios demuestran que las bacterias pueden sobrevivir a un ciclo de lavado. “De nuevo, depende del microorganismo y de si hay detergente. Algunos no sobrevivirán, otros lo harán parcialmente y otros sobrevivirán. Pero el lavado de una prenda, incluso en agua fría, disminuye sin duda la carga de microorganismos, no porque los mate, sino porque los arrastra de la ropa. A 40ºC se eliminarán mejor algunos que en agua fría, y otros no tanto, pero en agua fría la reducción ya será considerable y normalmente es suficiente”, explica Maite Muniesa.

“Cualquier jabón de los que se usan para la ropa afectará la pared de las bacterias y las eliminará. En menor medida lo hará con los virus y casi nada con las esporas de los hongos. Otros productos desinfectantes para la ropa, y por supuesto la lejía, son mucho más agresivos con los microorganismos. Aunque también se debe considerar que estos productos irán a parar al agua de lavado y con ella al medio ambiente. Además, los restos de un detergente demasiado agresivo en la ropa podría afectar a los microorganismos de nuestra propia flora, que es imprescindible para nosotros y que nos protege contra posibles patógenos”, dice.

Algunas marcas de lavado sí que sugieren medidas para asegurarse de que las bacterias están completamente muertas y eliminadas de la ropa interior antes de su siguiente uso. En el supermercado podemos encontrar fácilmente sprays desinfectantes textiles como Sanytol, Tide o Bosque Verde (este último en Mercadona) para matar las bacterias persistentes. Otro remedio es utilizar un poco de lejía si la prenda es de color blanco.

El truco de la plancha

Teniendo en cuenta que planchamos a más de 100 grados, podríamos pensar que planchar la ropa interior sería una buena idea para acabar con los gérmenes. Maite Muniesa confirma que puede ser una buena medida: “La temperatura, si llega a toda la ropa, sí eliminará microorganismos. Pero quizá si quedan zonas húmedas donde la temperatura no sea tan alta, puede ayudarles a sobrevivir. El planchado no se ha inventado por eso, sino por cuestiones estéticas”.

Secar la ropa al sol

La luz ultravioleta juega un papel desinfectante que elimina a las bacterias así que tender la ropa al sol ayudaría a prevenirlas. “Sí, sin duda. Tender la ropa es una forma de “higienizarla”. Es gratis e inocuo y, sin duda, la radiación UV, junto a otras radiaciones presentes en la luz solar, junto con el aumento de temperatura que causa el sol en la ropa actúa como un excelente desinfectante y reducirá el numero de bacterias”, apunta Maite Muniesa. Eso sí, matiza que aunque las reducirá, no las eliminará del todo, hay que entender que la ropa tendida en el exterior también estará más en contacto con el aire, viento, polvo, donde también hay microrganismos. “De nuevo, estamos rodeados de ellos por todas partes y no es necesario ser alarmistas. No los hemos de eliminar por sistema, nuestro cuerpo está lleno de microorganismos y los necesita para sus funciones vitales, para digerir alimentos, para protegerse, y probablemente para muchas más funciones que sólo empezamos a entender. Sólo algunos de estos microorganismos son patógenos y podrían hacernos daño. El cuerpo, en un individuo sano, tiene mecanismos para tolerarlos o defenderse en la inmensa mayoría de las situaciones” recuerda.

Dolo Vidal coincide: “El mejor método para “descontaminar” la ropa sería dejarla secar a la antigua usanza: aire + sol. La luz solar es un antiséptico fantástico para la ropa: por un lado la desecación (de ahí combinado con aire) y por otro lado, los rayos ultravioletas naturales que tiene el sol”.

¿Tirarla a los seis meses?

¿Qué vida útil debería tener entonces una braga o un sujetador? No existe una vida útil oficial ni recomendable para una prenda de ropa interior, porque depende de muchos factores. De los tejidos con los que está fabricada, de su uso y del cuidado que le dispensemos. Y aunque desde TikTok a numerosos artículos de revistas hay infinidad de testimonios sobre por qué deberíamos reemplazar estas prendas cada tres, seis o doce meses, parece que la fecha de caducidad es un concepto bastante subjetivo. Tal y como cuenta Philip M. Tierno, Ph.D., profesor de microbiología y patología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y autor del libro First, Wear A Face Mask: A Doctor’s Guide to Reducing Risk of Infection During the Pandemic and Beyond en Refinery 29, siempre que laves tu ropa interior después de cada uso, no hay ninguna razón relacionada con los gérmenes para tirar tus bragas viejas después de un período de tiempo arbitrario. No tienen fecha de caducidad. “Mientras laves y desinfectes tu ropa interior, y sea mecánicamente funcional, sin agujeros y no esté sucia, puedes conservarla”, dice Tierno. “Cuando se deshilachen o el elástico deje de funcionar, sabrás que debes reemplazarlos”.

¿Qué pasa si vuelves a usar el mismo par de bragas sin lavarlas?

Estaremos de acuerdo en que no es lo ideal pero también es verdad que a veces hay cosas que pasan. Quizá no tenías otras limpias a mano, quizá no estás en casa, en cualquier caso si esto es algo puntual no va a ocasionar ningún daño significativo.

En este sentido, la marca estadounidense Noble Titan, especializada en ropa interior que absorbe la humedad y evita la irritación de la piel, ha creado unos calzoncillos destinados a durar varios días. El matiz es importante: se trata de una prenda especialmente para un senderista profesional que iba a recorrer los Apalaches (3.500 km.) y necesitaba empacar una cantidad muy limitada de ropa. En cualquier caso, si no se va a escalar una cordillera, siempre es mejor cambiar de ropa interior una vez al día.

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