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Resveratrol, ¿el elixir de la juventud?

Si en ratones alimentados con resveratrol la esperanza de vida aumenta un 40%, en el ser humano hablamos de llegar a los 136 años. Y con buena salud.

El compromiso

Inhibe el cáncer y trata infecciones causadas por hongos, bacterias y virus; prolonga la esperanza de vida en animales y aumenta la tolerancia a la glucosa de los diabéticos; mejora las funciones cardiacas; eleva la producción de energía de las células y previene su deterioro; aumenta la concentración y las capacidades físicas y mentales; repara el ADN dañado y mitiga la acción de los radicales libres». Y un largo etcétera. Así resume el doctor James Betz, fundador y director de Biotivia –empresa dedicada a la investigación de suplementos alimenticios y pionera en el uso de este activo natural–, las bondades del resveratrol. Desde luego, promete. No en vano ha sido bendecido por el departamento de Medicina de Harvard –con el doctor David Sinclair a la cabeza– como la mejor molécula antiedad disponible hoy. «Aunque solo demostrara poseer el 10% de los beneficios que los investigadores le han atribuido hasta ahora, su contribución a la medicina sería mayor que la de la penicilina», no dudaba en afirmar Betz en su libro Resveratrol: mito o milagro, publicado hace un año.

Aunque en Asia la medicina tradicional usa desde hace siglos una hiedra llamada Manto de la Virgen –rica en resveratrol–, la historia de este antioxidante, presente también en la uva, es relativamente reciente. Se sintetizó por primera vez en 1940, pero fue en 2003 cuando el doctor Sinclair descubrió el secreto de su poder: es capaz de extender la vida de las células hasta un 70% al activar las sirtuínas, un tipo de proteína conocido como “el gen de la longevidad” cuya producción se activa en situaciones de estrés como la falta de agua y alimento. Algo así como un resorte natural de supervivencia. Sinclair y su equipo buscaron sustancias que estimularan este mecanismo en el cuerpo humano –sin recurrir a la inanición–, y el resveratrol hizo sonar la campana. «Este hallazgo nos acerca al momento en el que un fármaco capaz de alargar la vida y prevenir muchas enfermedades asociadas a la edad será una realidad». Si en ratones alimentados con resveratrol la esperanza de vida aumenta un 40%, en el ser humano podríamos hablar de llegar a los 136 años. Y con buena salud. ¿Estamos ante un milagro antiedad? Sinclair parece seguro: «Es el santo grial de la lucha contra el envejecimiento».

Las bondades médicas de este activo vegetal, aunque muy prometedoras, aún están en fase de prueba. Pero sus propiedades cosméticas han sido más que demostradas. En el mercado hay una enorme cantidad de suplementos basados en la acción antioxidante de los polifenoles de la uva –entre ellos, el resveratrol es el más poderoso– y sus derivados. No es casual que algunos ensayos se aventuren a usar el vino como respuesta a la “paradoja francesa”, que cuestiona por qué si un alto porcentaje de franceses fuma y sigue una dieta rica en grasa –el queso les traiciona–, Francia tiene la esperanza de vida más alta de Europa. ¿Realista? «Para obtener un resultado similar en el ser humano, haría falta consumir 35 botellas de vino al día», afirma la doctora Ellen Marmur, jefa de Dermatología y Cirugía Cosmética del hospital Mount Sinai de Nueva York. Y ella es cauta: otros estudios suben hasta los 750 litros. Tomar un suplemento a base de resveratrol es una forma de ingerirlo sin acabar en Alcohólicos Anónimos. Pero hay otros inconvenientes: «El cuerpo está diseñado para buscar el equilibrio; si le damos resveratrol en altas dosis, absorberá lo que necesita y desechará el resto». Si a eso añadimos que primero alimenta los órganos vitales y, por último, la piel, aplicar una crema que actúe directamente en la dermis es una buena forma de combatir arrugas, manchas, flacidez y otros signos de la edad. «Los antioxidantes tópicos protegen las células del daño causado por el medioambiente y los radicales libres», afirma la dermatóloga Leslie Baumann, apodada La gurú de la piel en Estados Unidos. «El problema es que puedes tener un antioxidante extremadamente potente, pero no será efectivo a menos que esté en una fórmula estabilizada, con la concentración de activos adecuada», matiza la experta.

Y ese es precisamente el gran inconveniente del resveratrol. Desde el momento en el que empezaron a estudiarse sus posibilidades cosméticas, su baja biodisponibilidad –la capacidad para penetrar y actuar a nivel celular– ha sido la mayor preocupación de las compañías interesadas en comercializar este elixir de juventud. La firma francesa Caudalie –basada en la vinoterapia–, dio con la solución y, en 1997, lanzó la primera patente de resveratrol junto al profesor Vercauteren, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Montpellier. «Fuimos los primeros en utilizar este activo, extraído de los sarmientos de la vid, en un cosmético», cuenta Mathilde Thomas, cofundadora de Caudalie. «Era el primer resveratrol estabilizado y estandarizado para asegurar su afinidad con la piel». Pero ahí no quedó todo.

Mientras estudiaba sus aplicaciones médicas, Vercauteren encontró la forma de potenciar su poder antiedad. «Al investigar la pérdida de tejido en la diabetes tipo II, el estrés carbonilo, me di cuenta de que podíamos tratar todas las causas del envejecimiento con un único activo». La explicación es sencilla. El envejecimiento de los tejidos lo causan los radicales libres. Hay dos tipos de radicales libres: primarios –reactivos al oxígeno, se generan por la exposición a agresiones ambientales como rayos UV, contaminación y tabaco– y secundarios –reactivos al carbonilo, se generan como consecuencia de la aparición de los radicales libres primarios–. En otras palabras, el estrés oxidativo genera radicales libres primarios que, a su vez, provocan un estrés carbonilo que genera radicales libres secundarios. Un efecto dominó culpable de 4 de cada 5 arrugas. «Cambiamos la estructura molecular de nuestro resveratrol de forma que no solo combatiese el estrés oxidativo, sino también el carbonilo». Parte del éxito de la fórmula se debe a su capacidad para penetrar y actuar en el núcleo de las células, punto de origen del proceso de envejecimiento. ¿El secreto? Lo han combinado con un ácido oleico extraído de la oliva que le da caracter lipofílico. Dado que las células de la capa superficial de la piel absorben las sustancias acuosas pero no las lípidas, esta nueva molécula de resveratrol logra esquivarlas y llegar más lejos.

Tras cinco años de ensayo, embotellaron la fórmula milagrosa. El resultado, la nueva línea Vinexpert de Caudalie con Resveratrol-Oleyl, que se comercializará en España en septiembre, y cuya eficacia para prevenir y revertir el envejecimiento es un hecho constatado. «Borra el 40% de las arrugas», afirma Mathilde, que no dudó en someterla a las pruebas más exhaustivas. El veredicto: «estimula la producción de colágeno y elastina, dobla la densidad dérmica e inhibe los radicales libres», concluye el estudio dirigido por Marmur en el hospital Mount Sinai, de forma independiente a la firma.

No es la primera vez que un hallazgo científico crea tanto revuelo. Cuando la biotina hizo su debut, la pusieron en un pedestal. Una moda fugaz que desapareció cuando se comprobó que, en uso tópico, era inútil . Pero el resveratrol ha llegado para quedarse. «No apostaría todo al resveratrol para tratar el cáncer –aclara la doctora Marmur, hasta ahora escéptica–, pero contra los signos de la edad, no dudo de su poder».

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