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Qué es la triangulación amorosa (y por qué puede ser extremadamente daniña)

Hablamos de triangulación cuando una parte de la pareja está emigrando emocional o sexualmente hacia otra persona y además usa esa posición de «ventaja» para dominar a la primera

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1001nights (Getty Images)

La triangulación amorosa es una forma de manipulación de la que se habla poco al ahondar en los problemas relacionales. En la segunda temporada de Los Bridgerton, aunque entre corsés, tuvimos un buen ejemplo que pasó algo desapercibido. Fue la relación que tenían Kate, Edwina Sharma y Anthony Bridgerton, siendo la víctima de la triangulación Edwina. Fuera de las pantallas, un caso de triangulación sería, por ejemplo, cuando una pareja está desarrollando una relación paralela, sin siquiera necesidad de contacto físico, que por descontado, su pareja desconoce. “Popularmente, se entiende la triangulación amorosa como una dinámica en la que una persona que está en una relación amorosa estable (o al menos así lo parece) involucra a una tercera persona para conseguir un objetivo con la propia pareja. La persona que triangula busca la atención, el afecto o la validación de esa tercera persona fuera de la relación principal con el fin de regularse y/o generar cambios en su relación principal”, explica Desirée Llamas, psicóloga, investigadora y docente en la Universidad de Málaga, que aclara que las triangulaciones no solo se dan en la pareja: hay triangulaciones en el sistema familiar y de amistad, sin ir más lejos. Y de hecho, sus definiciones teóricas comenzaron en el ámbito de la terapia familiar sistémica.

La triangulación, que puede ser amorosa, pero también sexual, supone que una parte de la pareja ya está emigrando emocional o sexualmente hacia otra persona. “Sus viajes, sus periodos de silencio, su frialdad pasmosa, sus excusas, sus ausencias y lo ocupado que está es porque, en realidad, el tiempo lo invierte en otra persona. En esta fase del abandono emocional o físico por su parte, ya no te dice nada bonito, no te hace regalos ni pasa tiempo contigo. Según cómo sea, puede ser una persona infiel de manera crónica o dejarte. En el primer caso, si sigues con esa persona, te engañará hasta el final de tus días, aunque nunca lo reconocerá. En el segundo, cuando encuentre a otra víctima, te dejará”, explica la psicóloga Lara G. Ferreiro.

Cuando un miembro de la pareja está tonteando o se está enamorando de otra persona mientras continúa su relación oficial, ¿podemos hablar de triangulación? Teniendo en cuenta que en la fórmula ha de haber un manipulador, un colaborador y una víctima… Esa tercera persona, si no sabe lo que está pasando, ¿es colaboradora? ¿Podemos hablar entonces de triangulación? Desirée Llamas responde. “Los términos se utilizan para describir a los perfiles involucrados en el triángulo, pero realmente no definen lo que sabe o no el sujeto o cómo es el sujeto. Afirmar lo contrario sería caer en un reduccionismo abismal. Las triangulaciones amorosas pueden ser intencionadas o no. Y no siempre implica tontear, sino pasar más tiempo, dar más prioridad, convertir a otra persona en confidente, hablar de los problemas de una con la otra, etc.

Cuando la triangulación es una táctica

Hay personas especialmente manipuladoras, con rasgos narcisistas, que pueden llevarlas a cabo conscientemente, pero la realidad es que muchas veces, las triangulaciones son fruto de no saber gestionar las emociones, los conflictos en la pareja, etc., más de que haya una persona perversa moviendo hilos. Y esto ocurre frecuentemente. Al final, en una triangulación ocurre que una persona regula o manipula a otra a través de la relación con una tercera. Sean conscientes o no, si cumplen con estos criterios, podemos hablar de triangulación: lo importante para definirla es qué función está cumpliendo esta relación de tres. Además, en una misma triangulación, pueden incluso alternarse los roles. Por ejemplo, una pareja con una amiga en común cuyos miembros de la pareja romántica alternan la relación con la amiga para darse celos mutuamente.

Los papeles de «víctima» y de «manipulador» se alternan, no son estáticos. Por eso, lo mejor es no utilizar las etiquetas y describir qué ocurre en la relación y qué función cumplen las conductas de cada uno”, asegura la autora de Cuidarme bien. Quererte mejor. La psicóloga y terapeuta familiar y de pareja Carlota Iglesias coincide. “Si hay una triangulación, de la pareja inicial pasan a ser un trío, pero sin que una de las personas que forman la pareja lo sepa. No me gusta poner etiquetas de manipulador, colaborador y víctima cuando hay una infidelidad, porque luego cuesta salir de ese rol. Hay personas que siempre van a creer que son manipuladoras o víctimas por lo que les pasó, y luego esa creencia tan arraigada les impide sanar esa experiencia. Son roles que uno tiene en una determinada relación, no rasgos de personalidad”, matiza “Es tan dañina porque tu proyecto de pareja, vida o futuro salta por los aires, de un día para otro tu vida desaparece y te sientes vulnerable, estafada y rota por dentro”, añade.

Consecuencias psicológicas

En ocasiones, la persona trianguladora deja a su pareja y pasa a salir con esa tercera persona con la que puso en marcha la triangulación. “Bajo mi experiencia clínica, los efectos de descubrir que la persona con la que se triangulaba es la persona con la que acaba estando pueden ser variados, muchas veces se siente un alivio que viene de la confirmación de la sospecha. Esto ocurre cuando se le ha negado a la persona que ese papel especial con una tercera persona estaba existiendo. Quizás lo más problemático a nivel de consecuencias sea el periodo en el que se sospecha, pero aún no se tienen las pruebas suficientes para afirmarlo, porque en ese periodo, si la persona que triangula es manipuladora, hará sentir a la víctima como una loca, la tachará de desconfiada y de tóxica, y es entonces cuando la imagen de ella misma puede verse alterada y puede surgir episodios fuertes de ansiedad, celos patológicos…”, explica Llamas.

Aunque la triangulación suele asociarse con las personas narcisistas, que emplean la manipulación como arma, no todas las personas que son infieles lo son, como matiza Carlota Iglesias. Sin embargo, es bastante habitual la relación entre la triangulación y el narcisismo. Hay quienes triangulan de forma consciente y emplean a la tercera persona como base de seguridad para tomar cualquier decisión sobre la pareja principal. “Al final, una persona con rasgos narcisistas no quiere quedarse sola, se alimenta de tener a alguien que se le entregue, y estar vinculada sólo con una persona a nivel romántico puede ser muy arriesgado. Tener dos vinculaciones les permite regularse cuando en una las cosas andan mal, y confirmar que la «buena persona» siguen siendo ellas, porque siempre habrá alguien que les preste atención, que les dé la razón o que pase tiempo con ellas cuando la otra no pueda. Al mismo tiempo, tendrá una herramienta perfecta para generar celos, inseguridades y trasladar la responsabilidad a la otra persona desde frases como «estás loca, solo es una amiga”, señala la psicóloga Desirée Llamas.

En definitiva, los triángulos, fuera de la geométrica, pueden resultar devastadores.

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