¿Cada cuántos días es conveniente lavarse el pelo?
“Es totalmente falso el mito de que cuanto más se lava el pelo, más se ensucia”, señalan los expertos.
“Cuanto más te lavas el cabello, más se te ensucia”. Seguro que has oído este comentario de más de una boca, especialmente si comentas que lo haces con frecuencia, ya que existe la creencia popular que asegura que cuando se distancian los lavados, el pelo se engrasa menos. Parece que hay división de opiniones cuando se trata de determinar una periodicidad para hacerlo. Hay quienes juran que limpiarlo con menos frecuencia hace que su cabello sea más saludable, mientras que otras personas insisten en que aplicar champú a diario es el camino a seguir. Las famosas reflejan también esta disparidad de versiones: Jennifer Aniston contó a ABC News que lava su icónica melena cada dos o tres días, Kim Kardashian aseguró a Intothegloss que lo hace cada cinco, Selena Gomez deja pasar cuatro días, Caroline de Maigret cuenta en su libro How to be parisian que su media es de dos jornadas y Alexa Chung lo enjabona a diario.
Los estilistas y los expertos coinciden en que lavarse el cabello es un paso importante para su mantenimiento y que dejar pasar demasiado tiempo entre los champús puede ser incluso dañino. “Es totalmente falso el mito de que cuanto más se lava el pelo, más se ensucia”, señala el doctor Pablo Naranjo, director médico de MC30, clínica especializada en salud capilar. Además de echar por tierra la creencia popular, el especialista destaca que cuando se limpia la melena, se eliminan las sustancias contaminantes que quedan acumuladas en el cuero cabelludo.
En la misma línea va la respuesta de Marina Marañon, farmacéutica y formadora de Klorane y René Fureterer, quien anima a lavarse el pelo cada vez que uno lo considere que lo necesita. “Siempre y cuando se haga con un champú adecuado y adaptado al tipo de cuero cabelludo”, matiza esta profesional cuya prioridad en el proceso se basa en la elección del cosmético. “El champú se escoge en función del tipo de cuero cabelludo y no de la melena, en función de la frecuencia de lavado. Cueros cabelludos grasos necesitan mayor frecuencia los secos, ya que se ensucian con mayor facilidad y requieren un champú capaz de controlar el exceso de sebo, mientras que los a los secos les va bien un champú que hidrate y aporte confort”.
Elegir el producto correcto que se adapte a nuestras necesidades es fundamental para que el lavado funcione. “Para un uso diario es recomendable champús libres de sulfatos o detergentes químicos y con ingredientes activos potentes que sean respetuosos con nuestro cuero cabelludo y selectivos a la hora de liberar de impurezas o suciedad de cuero cabelludo, que acondicionen el cabello y lo dejen suave, pero también con activos antioxidantes para proteger la fibra capilar en húmedo como lipoproteínas o péptidos muy afines a la queratina del cabello”, desglosa Miriam Quevedo, creadora de su propia firma de tratamiento. Con este criterio coincide Marina Marañón: “Tiene que tener unos tensioactivos suaves para limpiar sin agredir el cuero cabelludo y no debería contener siliconas ya que provocarán que el cabello aguante menos tiempo limpio al ser estas son un imán para la grasa y la contaminación. Además, muchas veces hacen un efecto oclusivo que impide que el cabello esté oxigenado y que los tratamientos que nos pongamos posteriormente penetren debidamente”. La formadora insiste en que el buen champú es el que “se adapta a la necesidad de cada uno. Un producto inadecuado puede provocar irritación del cuero cabelludo que puede fragilizar el cabello y desembocar en su caída”. Tal como inciden los estilistas de Tacha, “en la elección de un buen champú hay que apostar por uno sin sulfatos, un PH equilibrado a la tipología del cabello e ingredientes tratantes y acondicionadores que aporten soltura, brillo y cuerpo”.
Vivimos en la era de los champús sin sulfatos, que son más respetuosos con nuestro cuerpo, pero nos sigue obsesionado que un champú haga espuma. Si no la hace, creemos que no estamos lavando bien. Pero, ojo, cuando se lava el cabello con frecuencia, Marañón recomienda apostar por “productos que tengan una base suave para no agredir el cuero cabelludo y que por ello harán menos espuma”.
Aunque los expertos, dermatólogos y estilistas coinciden es en que no existe una regla universal para determinar la frecuencia del lavado porque cada persona tiene una combinación única de glándulas sebáceas en el cuero cabelludo, sí hay situaciones en las que conviene hacerlo, como después del ejercicio, porque “el cuero cabelludo transpira como el resto de la piel y hace que el cabello se humedezca y dé el aspecto graso. En estos casos es importante no utilizar un producto antiseborreico, que sería demasiado astringente, y apostar por un champú voluminizador”, sugieren desde Tacha. “Cuando realizamos deporte liberamos una serie de toxinas que si no eliminamos pueden irritar el cuero cabelludo y provocar entre otras cosas caída capilar”, advierte Marañón y añade que, si no se lava a continuación, “conviene usar productos sin aclarado que se pueden aplicar para evitar que estas toxinas agredan el cuero cabelludo, hasta el momento del lavarlo”.
Y ahora, en verano, en plena temporada de playa y piscinas, también debemos cuidarlo tras los baños. “Es muy importante eliminar los restos de salitre y cloro que deshidratan el cabello”, recalcan los expertos de Tacha. La formadora Marina Marañón coincide y matiza: “el salitre también es un agente agresor y en este caso no vale cualquier champú. Necesitamos uno capaz de hidratar y eliminar los restos de sal para evitar la deshidratación e irritación que esta provoca en nuestro cuero cabelludo y melena, así como el cabello ‘efecto paja’”.
Determinada la frecuencia del lavado, solo queda saber cómo hacerlo bien. Laura Betato, embajadora de la firma de cuidado capilar Authentic Beauty Concept, detalla cómo hacerlo: “Hay que elegir el producto que mejor se adecue a sus características y utilizar la cantidad adecuada, ya que no por más, lavaremos mejor; emulsionaremos el producto en la palma de las manos y lo aplicaremos sobre el cuero cabelludo y cabello realizando un masaje con la yema de los dedos, sin realizar fricción. Repetiremos si es necesario y lo aclararemos bien, nunca con agua muy caliente”.
Por supuesto, cada persona debe adoptar las prácticas de cuidado del cabello que mejor funcionen para ella. Si no se está seguro de con qué frecuencia lavar, puede consultarlo con su estilista la próxima vez que vaya al salón. Y cuando demos con nuestra periodicidad perfecta, asumámosla, incluso si no coincide con la de todos los demás.
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