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¿El alcohol y el tabaco merman la belleza?

Un paquete de tabaco diario priva a las células de oxígeno todo el día; la piel se deteriora

Cigarro

Con las fiestas se multiplica el consumo, una noticia buena para la economía. Pero no tan ideal para la salud. La Navidad está a la vuelta de la esquina; las cenas y las tentaciones también: en Europa, en estas fechas se bebe un 25% más, según datos de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias. Y aumenta el gasto en cigarrillos. La razón: el alcohol y el tabaco son rituales sociales.

Se ha escrito mucho sobre sus efectos nocivos para el corazón, el hígado y el cerebro. Pero menos sobre sus consecuencias para la piel. El alcohol y el tabaco arrugan. Los expertos los consideran factores externos peligrosos, como la contaminación o los rayos UVA. «De todos, el sol es el peor: embellece y envejece. Estropea la gomaespuma de la piel», informa Agustín Alomar, dermatólogo del Institut Universitari Dexeus. «Existen muchas preguntas sin resolver sobre los efectos de nuestro entorno. Por ejemplo, hasta hace poco no hablábamos de infrarrojos, pero hoy sabemos que son nocivos», explica Aurélie Felix-Gonnot, científica senior de Elizabeth Arden. 
 
Empinar el codo y fumar escriben una interminable lista de signos en la dermis: menos colágeno, deshidratación, hinchazón, enrojecimiento, sequedad, arrugas. «Existen dos tipos de inflamación de las células; la aguda y la crónica. La primera es inmediata y aparece cuando nos cortamos en un dedo y se enrojece. Pero la crónica se manifiesta tras muchos años y a causa de factores como el alcohol», explica Felix-Gonnot. «Provoca vasodilatación periférica. Por ejemplo, cuando vamos a cenar y bebemos mucho, la naturaleza, que es muy sabia, desecha las calorías por las manos, la cara y los pies. Si el hábito se repite, la piel, el órgano más amplio y expuesto del organismo, se desestabiliza», recuerda Alomar. Con el tabaco, más de lo mismo. «Un paquete diario equivale a privar de oxígeno a las células durante casi todo el día. El resultado: estas se deterioran. Por fumar un cigarrillo, el flujo de sangre llega a disminuir un 42%. También bajan los niveles de colágeno y elastina, a causa de los radicales libres. Todo esto contribuye a la aparición de arrugas y al envejecimiento precoz», explica Felicidad Carrera, directora de los centros Felicidad Carrera.

Los cirujanos lo saben, por eso algunos se niegan a realizar intervenciones si el paciente es fumador o bebedor. «Cicatrizan peor. Cuando se trata de un lifting clásico, prefiero no operar a no ser que dejen de fumar un mes antes», explica Javier de Benito, director del Instituto homónimo. Otro efecto indeseable: el conocido como código de barras. «El contorno de labios se llena de líneas verticales debido a la aspiración y la contracción repetida del músculo», cuenta Carrera. Fumar también baja los niveles de vitamina C, relacionada con el sistema inmunológico. «El sistema antioxidante se deteriora: con cada calada, los capilares se ahogan a causa del monóxido de carbono. El resultado: no pueden transportar nutrientes y oxígeno, y la piel se vuelve cetrina», describe De Benito.

Pero ¿qué hay de cierto en eso de que tomar una copita de vino al día puede ser hasta saludable? Los expertos lo corroboran: alarga la esperanza de vida (es antioxidante y reduce el riesgo cardiovascular). Otra ventaja: mantiene los dientes limpios y las encías sanas. Contiene proanthocyanidins, unos antioxidantes capaces de luchar contra las bacterias. Y otra curiosidad: el champán, rico en fenoles, reduce el colesterol malo. También ayuda a combatir los efectos de la contaminación sobre la piel.

Más mitos. Muchos fuman por no engordar. «Así es, pero es mucho peor, porque envejecen a marchas forzadas», explica Alomar. La nicotina quita el hambre porque va directa al hipotálamo, un área del cerebro que integra señales del intestino. El alcohol, al contrario, sabotea las dietas. Es una sustancia ácida, así que después de una noche de juerga, los niveles de pH se desequilibran y se desayuna más y peor.

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