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Cómo conseguir la onda perfecta

Adiós al liso asiático. Los rizos ganan terreno a las melenas lacias y estrenan señas de identidad: volumen extremo, aspecto muy sano y texturas sofisticadas.

Rizos, ondas
Patrick Demarchelier

01. RIZANDO EL RIZO, por qué apostar por él

– Este otoño es (realmente) distinto. La onda se lleva abierta y pulida. «Se apuesta por un volumen lateral, vaporoso y que no encoja la largura del cabello. Suele favorecer, porque destaca pómulos y cuello», argumenta Alba Aliaga, formadora de Ghd.

– Es versátil y reversible. «Crear ondas, frisados y contrastes de volúmenes de manera temporal, sin necesidad de utilizar productos químicos, es la tendencia», comenta Óscar Guinea, director creativo de los salones Óscar G. Atrás quedan las horas con los rulos y el secador de casco: las nuevas técnicas para salón y casa permiten obtener resultados más naturales (menos igualados) y, además, respetan la salud del cabello.

– La permanente ya no es lo que era. Ha dejado de ser imprescindible para moldear la melena, pero resulta muy útil en algunos casos. «Se utiliza por zonas, para aumentar y definir un rizo en puntas, dar volumen en la coronilla o conseguir ondas en cabellos muy lisos. Además, ahora se hace con productos mejorados que protegen el pelo a base de queratina y colágeno», señala Guinea.

02. LOS ENEMIGOS. NADA DE DESASTRES

Estos son los motivos más frecuentes por los que este tipo de looks pueden fracasar.

– Un mal corte. Es la causa principal en permanentes o rizos naturales. «Hay que trabajar mecha a mecha, con un desfilado muy sutil y creando una punta muy fina. Si lo cortas recto, se produce el indeseado efecto Mafalda», explica Francesc Peytaví, estilista de Llongueras.

– Un acabado artificial. «El rizo no puede estar sobrecargado de producto ni muy encogido», dice Aliaga. Tampoco se deben crear todos en una misma dirección ni elegir mal el diámetro del rizador o el rulo. «Ante la duda, siempre es mejor tomar mechones más gruesos», subraya Eduardo Sánchez, director creativo internacional de Dessange.

-Un largo excesivo. Mía Carol, director de los salones Carol Bruguera, lo tiene claro. «Nunca en melenas de más de 30 centímetros ni para facciones redondeadas, ya que no estilizan». Guinea advierte que su naturaleza sofisticada puede añadir años a quienes los lucen.

03. EL TOQUE MAESTRO. CUIDADOS EN SALONES

Hace tiempo que una melena lisa se asocia a una imagen más profesional y elegante El tópico está superado: «Lo importante no es tener el pelo rizado o liso, sino mantenerlo cuidado y brillante», apunta Guinea. Los centros ofrecen rituales perfectos para conseguirlo.

– Cuerpo y volumen. La combinación de queratina (la proteína básica del pelo) y creatina (un derivado del ácido aminado natural) aporta materia y reconstruye y alisa la fibra capilar. Los cabellos tratados con herramientas de calor eliminan así las toxinas acumuladas y reponen sus reservas de queratina en 20 minutos. 4D Rituel de Soin Global de Franck Provost (19 €, en franckprovost.es).

– Medidas extremas. Reparar el daño producido en la melena durante 12 meses en tan solo 15 minutos. Este es el reto del tratamiento Keratindose Biolage de Matrix. Su fórmula, sin sulfatos ni parabenos, combina pro-queratina para restaurar y seda para reponer la hidratación interna del pelo (25 €, en matrix.com).

La cantante Taylor Swift es experta en moldeados: ondas de agua, surferas… estos bucles suaves dulcifican sus facciones.

Cordon Press

04. AMENAZAS PARA LOS BUCLES. QUÉ PUEDE DESHACERLOS

– Un producto inadecuado. «Si el pelo es lacio, hay que huir de todo lo que aporte humedad y peso: espráis de brillo, ceras o aceites. «Lo ideal son geles a base de ceramidas», sostiene Carlos Fernández, de Franck Provost.

– No distribuirlo uniformemente. El gel debe aplicarse sobre el cabello bien mojado. «El agua funciona como hilo conductor. Al hacerlo en seco puede quedar compacto y dar sensación de apelmazamiento», explica Óscar Gutiérrez Juan, director creativo del salón Tön Vangard.

– Una herramienta tibia. «Los llamados puentes del cabello solo cambian con el calor», explica Gutiérrez. ¿La temperatura perfecta? Siempre por encima de los 100 ºC, hasta un máximo de 180 o 190 grados.

– Olvidar partes de la melena. Las ondas se sostienen unas encima de otras, así que dejar secciones sin rizar puede dañar al conjunto. «La forma adecuada de hacerlo es in crescendo: de la nuca al frontal», asegura Fernández.

– La humedad. «Tiende a desconfigurar y encrespar el rizo. El cabello coge forma con el calor, que cambia esos puentes, y el agua hace que vuelvan a su estado natural», concreta Gutiérrez.

05. CAJA DE HERRAMIENTAS Y FÓRMULAS REDONDAS

– Una buena base. Champús y acondicionadores específicos son claves para mejorar la manejabilidad del pelo. «Son eficaces las fórmulas con mantecas y extractos de karité y aceite de moringa, que dan flexibilidad al rizo», explica Guinea. Algunos ingredientes como el aceite de argán o el germen de maíz y camelia aportan una fina película al cabello para que conserve su forma e hidratación. El extracto de macadamia consigue que la onda se mantenga durante un periodo largo de tiempo.

– Acción protectora. «En contra de lo que muchos creen, el pelo se adapta bien a las altas temperaturas, pero los antitérmicos evitan que escape la humedad natural del córtex», aclara Guinea. Además, suelen contener altas dosis de queratina para compensar la que se pierde durante el proceso.

– Texturas enriquecidas. La cisteína, un aminoácido que facilita el peinado, es el componente estrella en los texturizantes y moldeadores de alta gama. «También suelen contener polímeros termoactivos, que cubren la fibra capilar y mantienen hasta el siguiente lavado la forma que toma el pelo una vez aplicado el calor», añade Gutiérrez. En cuanto a potenciar las formas, las espumas siguen llevándose la palma. Se han superado las fórmulas iniciales con plastificantes que resecaban e incorporan una mezcla de proteínas, aminoácidos y oligoelementos. «También las hay con carbohidratos y glucosacáridos, unas moléculas que dan energía y vigor a la fibra capilar», añade Guinea. Se usan en cabellos finos para hacerlos más gruesos y fuertes, aunque su efecto desaparece al dejar de utilizarlas.

– Sin quemarse. Abusar de planchas y tenacillas o hacer mal uso de ellas puede dañar la fibra capilar. «Se debe optar por tecnologías que mantengan una temperatura óptima y uniforme en toda la placa, como es el caso de la Styler Ghd Eclipse», dice Aliaga. Con un poco de práctica, estas herramientas permiten elaborar muchos tipos de looks. «Puedes elegir la forma de definir el rizo, si estiras más o menos…», destaca Sánchez. También están los rizadores automáticos, los bodies eléctricos. «Pero se lleva utilizar rulos y tenazas de diámetro muy grueso», asegura Guinea. ¿Los peines? Siempre de púas separadas y rodillos.

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