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Cirugía genital: lo que la verdad esconde

La demanda de intervenciones de cirugía íntima femenina se ha duplicado en los últimos cinco años en España.

Braguitas
Corbis Images

Posiblemente sea cierto que, como escribiera Ibsen, la belleza no es sino una convención que en cada momento de la historia nos lleva a considerar bellos unos rasgos determinados y otros no. Así, en aras de ese acuerdo, la cirugía estética endereza narices, borra arrugas, elimina celulitis, redondea senos, alisa vientres y, de unos años a esta parte, también presume de embellecer los genitales. Ahora bien, dado que los genitales femeninos siempre han estado ocultos bajo el vello púbico y resguardados tanto de la mirada ajena como de la propia, ¿cómo ha podido llegarse a la convención de qué es lo hermoso en una vagina?

La pregunta viene a cuento porque, según datos de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, la demanda de intervenciones de cirugía íntima femenina se ha duplicado en los últimos cinco años en nuestro país. Según el doctor Carlos del Cacho, portavoz de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, «el perfil de las pacientes es el de mujeres de entre 25 y 35 años, y la intervención más demandada –en torno a un 80%– es la ninfoplastia (remodelación de los labios menores)». Entre los distintos factores que explican este interés por la zona, el doctor señala: «El conocimiento de las técnicas de cirugía genital, el hecho de que las mujeres se cambien juntas en el gimnasio y se comparen entre sí, y, también, la moda de la depilación integral».

Éste último factor nos aproxima al canon estético de los genitales femeninos que, a diferencia de los masculinos –más expuestos y sujetos a comparación, burla o admiración–, han pasado ocultos en el íntimo pliegue de las piernas y, a partir de la pubertad, han estado cubiertos decorosamente por el vello. «Culturalmente no tenemos otra imagen de la vagina que no sea la que podemos ver en una niña, en las figuras griegas o en las muñecas. En definitiva, una rajita», señala el doctor Iván Mañero, creador de la primera unidad de cirugía íntima en nuestro país.

A raíz de la depilación del pubis y a partir de cierta edad es cuando se comprueba que la vulva es más oscura de lo que recordábamos, que la turgencia de antaño se ha perdido o que, asombrosamente, hay asimetrías. Esas imperfecciones quedan a la vista y cuando la mujer quiere remodelar su vulva vuelve la mirada a la niña que un día fue. «Pedir una rajita es un planteamiento equiparable al de quienes con 60 años pretenden aparentar 20», explica el cirujano plástico Esteban Sarmentero.

Este ideal de belleza coincide con el que apunta el antropólogo Desmond Morris en La mujer desnuda (Ed. Planeta): «Los labios grandes son considerados feos por algunos autores». Esta tendencia ha sido asimismo ensalzada por el porno, pues, como señala el ginecólogo Javier del Pozo, «hay casos de chicas jovencitas, que están perfectamente, que te explican que sus novios les dicen que no tienen los genitales como deberían».

Con él coincide el doctor Miguel Barroeta, ginecólogo especializado en cirugía vaginal: «Aunque hay una evidente distorsión sobre lo que es la normalidad, en general las pacientes no esperan algo que mejore la estética de la vagina: lo que quieren es no sentirse acomplejadas ni diferentes. Para la mayoría, el ideal de belleza es la normalidad».

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