Acné corporal: cómo evitar y tratar esos brotes que hasta el uso de mochila fomenta
La fricción y una higiene incorrecta son dos de los motivos evitables que favorecen la aparición de estos granos.
Cuando hablamos de acné, solemos referirnos y pensar automáticamente en el rostro. Sin embargo, estos brotes molestos pueden surgir en diferentes partes del cuerpo. Si a las erupciones provocadas por el uso de mascarilla se las conoce como mascné, las de la espalda reciben el sobrenombre de backné (juego de palabras entre espalda en inglés y acné). Es, de todo el acné corporal, el más habitual, como confirma la página Tratamientos acné.
Y, pese a lo cotidiano del problema, se oye y se lee poco sobre este. La doctora Elia Roó, con clínica propia y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), lo explica. «En el rostro es más común y visible, por lo que preocupa más. De hecho, muchas veces en consulta no lo mencionan, sale a la luz si preguntamos específicamente si les sucede en otras partes del cuerpo. En primavera, cuando empezamos a enseñar más el cuerpo, comienzan las consultas en torno a él, o en casos que revisten especial gravedad».
¿Por qué se produce este tipo de acné? El doctor Leo Cerrud, experto en medicina estética con centro en Madrid, lo resume. «El mecanismo de acción es exactamente igual en cualquier parte del cuerpo. Se produce cuando, por un exceso de producción de sebo y queratina, se obstruyen los conductos de las unidades pilosebáceas (folículos pilosos y glándulas sebáceas) facilitando la colonización de dichas unidades por una bacteria normal de la piel y desencadena la gran cascada inflamatoria conocida por todos». Los desarreglos hormonales de la pubertad, la menstruación o la menopausia lo fomentan. También la cosmética obstructiva que impide una limpieza correcta de los poros.
Ahora bien, existen otros mecanismos que impulsan su abrupción que no afectan al rostro. La doctora Adriana Juanes, dermatóloga del Instituto Médico Láser (IML), nos acerca algunos. «La oclusión del tejido por parte de algunas prendas deportivas muy opresivas favorece el acné, al igual que el exceso de sudoración». La doctora Roó, que también señala algunos de estos tejidos, añade la fricción. «Incluso llevar una mochila durante un periodo prolongado de tiempo puede promover la aparición del acné».
Estas erupciones también pueden deberse a la foliculitis. Esto es, la infección del folículo piloso, generalmente por una bacteria, estafilococo, habitual en la piel que se convierte en patógeno o, como indica la doctora Juanes de IML, por el enquistamiento del vello o, como señala la dermatóloga de la AEDV, también puede darse por la fricción. «Muchas veces el acné vulgar y la foliculitis pueden coincidir», advierte la doctora Roó, que nos ayuda a diferenciarlos. «La foliculitis puede ser más superficial; en este caso se presenta con un granito rojo y una cabecita de pus. La más profunda puede generar celulitis, inflama la piel de alrededor y duele. El acné, en cambio, suele venir acompañado de comedones, puntos negros o quistes».
¿Se puede evitar? El doctor Cerrud no se anda con tapujos. «La aparición del acné tiene desencadenantes que se escapan a nuestro control. No puedes evitar la pubertad, momento en el que puede empeorar». En otras etapas de la vida, las recomendaciones son claras. «Los hábitos de higiene normales (ducha diaria, lavado frecuente de manos, ropa limpia) son necesarios para prevenir el empeoramiento del acné». La doctora Roó enfatiza la necesidad de pasar por agua tras la práctica de deporte. Y, para hacer ejercicio, apostar por ropa transpirable, en especial algodón o las últimas tecnologías, y evitar los tejidos sintéticos.
Aquellas personas con tendencia a sufrir acné en su cuerpo deberán usar productos especiales para su limpieza. «La higiene con jabones antisépticos ricos en sulfato de zinc y el cuidado con productos hidratantes no grasos son hábitos de cuidado personal que ayudan a resolverlo», señala la doctora Juanes. Los tres expertos coinciden en que los productos garanticen ser no comedogénicos (es decir, que no obstruyen el poro). Sobre la famosa exfoliación, el doctor Cerrud lo tiene claro. «Se deben evitar las exfoliaciones agresivas que lo que hacen es empeorar la cascada inflamatoria». La doctora Roó, de acuerdo con la afirmación puesto que la fricción promueve la aparición de acné, se inclina por una exfoliación suave una o dos veces por semana.
¿Y si ya ha hecho acto de presencia el acné? «El compuesto activo por excelencia que debe llevar un gel antiacneico es el ácido salicílico, un excelente sebo regulador y fantástico queratolítico que evita la obstrucción de los conductos», destaca el doctor. «El peróxido de benzoilo, retinoides como el adapaleno y alfahidroxiácidos en formato spray o gel ayudan a resolver el cuadro activo», añade la doctora Juanes. En los casos más graves, ya habría que decantarse por los tratamientos orales. En cabina ofrecen alternativas como los peelings con ácido salicílico, glicólico o pirúvico, mascarillas desincrustantes de arcilla verde, microdermoabrasiones para los comedones o incluso luz azul.
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