Así es Vetements, la firma que fascina al matrimonio West-Kardashian
Dicen que es el secreto mejor guardado de la Semana de la Moda de París. Una etiqueta misteriosa creada por un colectivo anónimo que se ha convertido en un referente con apenas tres colecciones.
Hay desfiles cuyo secretismo suscita el interés de todo la industria. En la última Semana de la Moda de París, todo el mundo hablaba del mismo: Vetements. Una firma desconocida, creada por un colectivo anónimo, que presentaba su tercera colección un jueves fuera del calendario oficial en un club del Marais. En la primera fila, Jared Leto y Kanye West. Su propuesta –patrones reconocibles deconstruidos y reconstruidos con proporciones gigantescas– y una fórmula creativa y comercial que mezcla códigos de Westwood, Margiela y Comme des Garçons les convirtió en finalistas del último LVMH Prize. S Moda entrevista al portavoz del grupo, Demna Gvasalia.
La búsqueda de lo último es uno de los motores que mueven la industria. Sin embargo, Vetements no anhela crear nada nuevo.
Para nosotros diseñar «lo último» no pasa por crear una prenda nueva, que no exista en el guardarropa. De hecho, preferimos rediseñar el patrón de los básicos más deseados; y si al dar una vuelta de tuerca a esa piezas damos con una propuesta innovadora, ¡bienvenida sea! Pero no tenemos ningún guion. El proceso creativo es distinto en cada caso. La idea es enmarcar cada prenda en un contexto nuevo, con un enfoque, un volumen y unas proporciones distintas.
Vêtements significa «prendas» en francés. ¿Declaración de intenciones o mensaje oculto?
No hay ningún mensaje. Defendemos la funcionalidad y la actitud cool (e inmediata) que aportan las prendas a quien las lleva. Las nuevas generaciones buscan una herramienta extra para expresar su individualidad.
Kanye West (con sudadera de Vetements) junto a Lorde y Kim Kardashian con ‘top’ de Vetements.
Cordon Press
Hasta hace poco, Vetements era una etiqueta sin rostro. Detrás había un colectivo anónimo con sede en París. ¿Por qué decidieron cambiar de estrategia y nombrar a un portavoz?
Seguimos sin querer acaparar los focos, preferimos que sean los diseños los auténticos protagonistas. Como soy uno de los fundadores del proyecto creímos conveniente que representase a la marca de cara al público para huir del concepto «colectivo anónimo».
¿El mayor reto de trabajar en equipo?
Ninguno. Es un formato democrático y abierto. De hecho, es más productivo y mucho más divertido.
¿Ha desaparecido la vanguardia de la pasarela parisina?
Depende del punto de vista. El circuito francés gira en torno a grandes maisons, pero sigue habiendo buenas propuestas. Aunque a veces echamos de menos más energía, más jóvenes…
Para la próxima temporada proponen sudaderas y uniformes militares, entre otros.
Cortesía de Vetements
Pasó por Maison Martin Margiela y Louis Vuitton –donde trabajó junto a Marc Jacobs y Ghesquières–. ¿Fue esa experiencia previa decisiva a la hora de decidir buscar un modelo de negocio alternativo?
En realidad, no. Sencillamente, nos cuestionamos el sistema y las herramientas creativas y comerciales existentes en general.
Según algunas voces, «Vetements es la antítesis de la industria tal y como la conocemos». ¿Puede una marca romper las reglas del juego y triunfar?
Sin duda. La idea no es estar fuera del sistema. De hecho, mostramos nuestra colección durante la fashion week de París –aunque sea fuera del calendario oficial–, y vendemos durante las campañas de venta. Eso sí, intentamos movernos con nuestras propias reglas. Y lo cierto es que puede hacerse, incluso en París. No es fácil. Es un reto, pero eso lo hace más emocionante.
En sus distintas líneas se mezclan las temporadas. ¿Se acabaron las restricciones que hablan de tendencias de seis meses?
Bueno, así es como nosotros funcionamos. Queremos que la gente lleve nuestras piezas más que seis meses, y que sean ellos los que decidan cómo, con qué y cuándo mezclarlas.
Demna Gvasalia, fundador y portavoz del colectivo que diseña la etiqueta Vetements.
Cortesía de Vetements
¿Son sus colecciones autobiográficas?
Digamos que la gente del equipo lleva lo que le gusta, y esas prendas acaban siempre sobre la mesa de patronaje, donde las cortamos, las rediseñamos… Es un proceso muy instintivo.
¿Es la intuición la clave del éxito?
Sin duda. Es la esencia de nuestra marca desde los inicios, cuando decidimos cuál iba a ser nuestro enfoque creativo y comercial. En esta industria todavía hay espacio para la intuición. Lo que no queda es tiempo, ni para pensar ni para analizar. Y un creador lo necesita para analizar sus diseños antes de crear otros nuevos.
La moda defiende la individualidad frente a la imposición de una tendencia única.
Hoy lujo significa libertad de elección: que nadie te diga qué debes llevar. Ni tendencias ni campañas.
A la vez se impone un armario normcore, más anodino. ¿Puede esa «normalidad» cambiar la cara del lujo?
El lujo no puede ser jamás normal; porque incluso cuando es aburrido, es único: tanto por su manufactura como por los tejidos, los cortes, los precios y el reconocimiento social. Dicho esto, creemos que la tendencia normcore es una llamada de atención y una señal de cambio que debe llevar a los diseñadores a reflexionar sobre cómo se manifiesta y se trata la creatividad.
¿Quién lidera el cambio?
El consumidor.
¿Qué lugar ocupan las redes?
Es una herramienta de promoción fácil y accesible, pero si la gente no compra ni lleva tu ropa, poco importa cuántos «me gusta» tengas en Instagram.
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