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Una lluvia de corazones literal y metafórica: la industria de la moda rinde homenaje a Alber Elbaz en París

Más de cuarenta grandes firmas y diseñadores se han unido en un desfile que clausura la ‘fashion week’ parisina para celebrar el legado del querido creador israelí, que falleció el pasado mes de abril.

Amber Valetta cerró el desfile con un 'look' que recreaba el del diseñador.
Amber Valetta cerró el desfile con un 'look' que recreaba el del diseñador.Getty / Imaxtree
Clara Ferrero

Una lluvia de corazones rojos cerró el desfile homenaje a Alber Elbaz, el diseñador que falleció a los 59 años el pasado mes de abril. Las restricciones impuestas en aquel momento impidieron que la industria de la moda pudiera organizar una despedida a la altura de una de sus figuras más queridas. Hoy, una vez que la situación sanitaria lo permite, se ha desquitado celebrando un emotivo homenaje en el participaron 45 grandes firmas y diseñadores, de Pierpaolo Piccioli (Valentino) a Maria Grazia Chiuri (Dior) pasando por Donatella Versace, Dries Van Noten o Ralph Lauren, y que puso el broche final a la semana de la moda de París con una mezcla perfecta entre emoción, alegría y amor, tres pilares que marcaron la trayectoria y el carácter del diseñador israelí.

Organizado por AZ Factory, la firma que lanzó junto al grupo suizo Richemont apenas tres meses antes de su muerte, el show congregó a los grandes nombres de la industria sobre la pasarela y entre el público. Una primera fila conformada por Iris Van Herpen sentada al lado de Maria Grazia Chiuri (Dior), Daniel Lee (Bottega Veneta), Rick Owens y su mujer, Michele Lamy, Anthony Vaccarello (Saint Laurent), Jean Paul Gaultier y Olivier Rousteing (Balmain), entre otros muchos, da buena cuenta del gran cariño que Elbaz despertaba en una industria con tendencia al ego y la frialdad. Él representaba los valores contrarios, tal y como recordó su pareja, Alex Koo, antes de que la modelo Adut Akech cruzara la pasarela. «El amor trae amor. Ese era el mantra de Alber», dijo a propósito del concepto que dio título al evento, Love Brings Love. Y añadió: «Estamos profundamente emocionados y agradecidos de poder celebrar y rendir tributo a nuestro querido Alber. Él se habría sentido increíblemente honrado por estar rodeado de sus colegas, compañeros, colaboradores, amigos y familiares. Se le habrían caído lágrimas de alegría y felicidad».

Daniel Lee, Naomi Campbell, Rick Owens, and Michèle Lamy en el ‘front row’.
Daniel Lee, Naomi Campbell, Rick Owens, and Michèle Lamy en el ‘front row’.Getty

A buen seguro se hubiera emocionado al ver cumplido uno de los sueños de su vida: reunir a su ‘familia’ como hiciera el Teatro de la Moda en 1945. Antes incluso de lanzar su firma Az Factory, un paso que dio tras cinco años alejado de la primera línea después de abandonar la dirección creativa de Lavin, Elbaz fantaseaba con la idea de reproducir aquella exposición parisina que reunió a más de sesenta modistos franceses tras la Segunda Guerra Mundial como símbolo de creatividad y unión en tiempos oscuros. Él perseguía la misma pulsión, incidiendo en esa idea en la que ahora redundan algunas firmas: la moda no tiene por qué ser competencia y competitividad, también puede ser comunidad. Aunque de manera póstuma, Elbaz logró unir en un mismo evento todos esos corazones, metafóricos y literales.

Fueron muchos los diseñadores que apostaron precisamente por incluir y reversionar en sus creaciones el símbolo universal del amor, convertido en leitmotiv del show. Otros, como Dries Van Noten o Ralph Lauren, prefirieron optar por estampar al propio Elbaz en sus diseños y tampoco faltaron los que, como Anthony Vaccarello, recordaron su icónica pajarita colocándola en el cuello de la modelo Anja Rubik. Una vez finalizada esa primera parte de homenaje a su legado, el equipo de AZ Factory presentó la primera colección póstuma creada por el equipo de la firma y que redundaba en la idea con la que la fundó: proponer soluciones cómodas para todo tipo de mujeres centrándose en el desarrollo de los tejidos. Tras la última salida –la modelo Amber Valetta reproduciendo el uniforme del israelí y su forma de saludar al final de los desfiles–, los 45 looks iniciales elaborados por sus colegas y compañeros quedaron expuestos en un panel gigante en el que las modelos, dispuestas en celdas individuales, bailaban al ritmo del hit disco Love Train de The O’Jays con la misma alegría que caracterizaba al diseñador.

Amber Valetta cerrando el desfile cubierta por una lluvia de corazones rojos.
Amber Valetta cerrando el desfile cubierta por una lluvia de corazones rojos.Getty

Nacido en Casablanca en el seno de una familia muy humilde y criado en Tel Aviv, Elbaz fue elegido por Pierre Bergé como heredero de Yves Saint Laurent en 1998 tras haber trabajado a las órdenes de Geoffrey Beene y haber ejercido como director artístico de Guy Laroche. Su gran éxito profesional, sin embargo, llegaría con su llegada a Lanvin, firma que capitaneó durante 14 años (de 2001 a 2015) logrando revitalizarla gracias a sus diseños, siempre coloridos y de apariencia sencilla. También de la mano de unos desfiles recordados por su espíritu lúdico y una abundancia de comida y bebida que servía para hacerse una idea de su forma de comprender la moda, siempre alejada de los antiguos y rígidos códigos que definían la costura. «Él era moderno en su actitud de saber que lo más démodé era ser un esnob», afirmó hace unos días la diseñadora Gabriela Hearst, que participó en el homenaje como directora creativa de Chloé. El champán, los dulces, las patatas fritas y las hamburguesas que los invitados al homenaje pudieron degustar antes y después del desfile no hacen sino recordar esa forma única que tenía Alber Elbaz de entender la moda y la vida. Un legado delicioso.

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Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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