_
_
_
_

¿Abrirá camino Tom Daley para que otros deportistas también salgan del armario?

Tras hacer pública su bisexualidad, el testimonio del saltador olímpico ha provocado ríos de tinta y un interés desmedido en las redes sociales. ¿Está justificada la expectación que despierta su confesión?

tomdaley1
Anna Gowthorpe (PA Wire/Press Association Images /Cordon Press)

Las opiniones son como las adicciones, todo el mundo tiene alguna. Dos días después de que el saltador olímpico Tom Daley confesara su amor homosexual a los cuatro vientos, los medios de comunicación y las redes sociales ya se han prestado a emitir su veredicto. Los debates protagonizados por los abogados de la normalidad y los activistas de la normalización evidencian una realidad tan dispar como los ojos que la miran. En lo único que parece estar todo el mundo de acuerdo es en la inmediata ascensión de Daley al santoral de los ídolos. Su archicomentado gesto, tan criticado como aplaudido, se ha saldado con una algarabía mediática que prefiere perderse en los matices en vez de centrarse en lo esencial.

A las once de la mañana del lunes, hora española, el joven medallista de 19 años se descolgaba en su perfil de Twitter con un vídeo en el que manifestaba estar enamorado. "He conocido a alguien que me hace sentir seguro y feliz; ese alguien es un chico", soltaba. Al mensaje, grabado sin demasiadas pretensiones, le siguieron miles de adhesiones y respuestas de apoyo que, en su mayoría, reconocían los arrestos del británico al hacer pública su vida privada. A pesar de que la novedad no fuera tal, el hecho de que lo compartiera con sus seguidores mereció la atención de las ediciones digitales de diarios nacionales y extranjeros. La mayoría de ellos lo llevaba también en su portada impresa.

Pero, ¿por qué la confesión de Tom Daley ha sido noticia? Son muchas las voces que defienden la inutilidad de hacer de una cosa ordinaria algo extraordinario. El hecho de que este héroe nacional (medalla de oro en el Campeonato Europeo de Natación de 2008 y bronce olímpico en Londres el año pasado) haya decidido visibilizar su condición probablemente responda a una necesidad y no a un capricho. Con precedentes tan anecdóticos como el de su colega Greg Louganis, el jugador de la NBA Jason Collins, la tenista Martina Navratilova o el futbolista Robbie Rogers, el mundo del deporte vive una realidad paralela en la que asuntos como la condición sexual merecen un discreto segundo plano.

Sport - 2010 Commonwealth Games - Day Nine - Delhi
Anna Gowthorpe (PA Wire/Press Association Images /Cordon Press)

Tom Daley, protagonista de las portadas de los principales diarios británicos de ayer.

"Su salida del armario no debería ser algo importante, pero lo es", decía ayer el periodista Graeme Archer del diario The Telegraph. Y Matt Dickinson, redactor jefe de deportes del periódico The Times, se expresaba en los mismos términos: "Tom Daley podría inspirar el fin del último tabú en el mundo del fútbol". Entre los comentarios que suscitaron estos y otros artículos de similar factura, el que más se repitió fue el de quienes mostraban su apoyo a Daley pero a continuación le afeaban el gesto. ¿El motivo? Que a nadie le importa con quién se acuesta y mejor si hubiera tenido la boca sellada. Puede ser que en este punto confluya la homofobia encubierta, la que aboga por silenciar algo que no merece categoría de noticia. La misma que prefiere que las parejas homosexuales se casen sin algazara y críen a sus niños con discreción. De esta manera nadie se podría sentir ofendido, ¿verdad?

Esa es la reflexión que proponía Joe Stone, del diario The Guardian. En esa misma cabecera el jugador de rugby Nigel Owens, que decidió hacer pública su homosexualidad en 2007, aplaudía la valentía de Daley y pedía "todo el respeto" para él. Como bien reflejan las portadas de los diarios británicos de ayer, todo esto sí es noticia. Ni tristemente ni felizmente; es noticia. Sin más. Lo que demuestra que el camino recorrido es todavía insuficiente, y que actitudes como la del saltador pueden servir de analgésico para jóvenes de su edad que vivan situaciones parecidas, así como para adolescentes que sufran el yugo del agravante del bullying, o para deportistas convertidos en autómatas que independientemente de su condición sexual esto les permita ver que pueden tener una vida personal y social tan plena como la de los demás.

Dani Garavelli, del diario escocés The Scotsman, pronosticaba que "algún día la sexualidad de los atletas no ocupará titulares en la prensa, y Daley ha hecho que ese día esté más cerca". Lo cierto es que las revoluciones sociales que más éxitos cosechan nunca se gestan en silencio. Y no pasa nada si un día la mancheta del periódico brilla con una declaración de amor en vez de verse salpicada por la porquería más corrupta y abyecta del género humano. Si la heterosexualidad se celebra diariamente, no hay motivo por el que la homosexualidad no deba correr la misma suerte.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_