Alanis Morissette, un regreso monótono
La artista canadiense pone fin a ocho años de silencio con un álbum parsimonioso, 'Such Pretty Forks In The Road'
Para lo bueno y lo malo, Alanis Nadine Morissette es plenamente consciente de que la sombra de Jagged Little Pill (1995) la acompañará de por vida. De hecho, seguramente ella sea la primera resignada a convivir con una obra que la consagró de manera superlativa (35 millones de ejemplares acumulados, cuatro Grammy, reciente musical propio en Broadway, puesto de honor en todas las clasificaciones sobre los años noventa), a cambio de convertirse en referente, sombra y rémora de todo cuanto ha venido después.
La reaparición de Alanis, de 46 años, llega en el año en que aquel referente cumple un cuarto de siglo, y venía anticipada por una reedición conmemorativa, que aportaba una versión acústica en directo. Pero este Such Pretty Forks In The Road, primer álbum desde el errático Havoc And Bright Lights (2012), se presenta como la antítesis de lo que se conoció hace 25 años. La buena noticia: se muestra igual de temperamental que siempre, pero más madura y pausada, con el poso vital de quien transita por los cuarenta y tantos y es madre de tres chiquillos. La mala: el nuevo trabajo es ligeramente lineal, monótono, reiterativo.
En realidad, las esperas prolongadas casi nunca son augurio de un disco memorable, sino reflejo de un colapso personal o creativo. Tras el naufragio de Havoc…, la de Ontario pudo tener la sospecha de que poco le quedaba por contar delante de un micrófono, motivo quizá por el que emprendió la escritura de un libro del que dice llevar más de 1.300 páginas. De regreso al estudio, su nuevo trabajo vuelve a tener ese regusto a catarsis. Iba a haberse publicado en mayo y servir de prolegómeno a una gira mundial, con escala en Barcelona y Madrid por octubre. Pero en lo musical mira más a Under Rug Swept (2002) que a ese disco al que acaban apuntando todas las alusiones.
Y, definitivamente, se le va la mano con las baladas.
Cuidado: Morissette exhibe una forma vocal fabulosa, no basada tanto en su amplitud (que también), como en esa vibración tan peculiar que a veces parece armonizarse. Y su sinceridad como autora vuelve a resultar desarmante. En Reasons I Drink admite sin tapujos su dependencia del alcohol, Losing The Plot es un relato de insomnios (efectos colaterales de la maternidad y las depresiones posparto), Ablaze supone un magnífico canto de amor a sus retoños y Missing The Miracle afronta una relación menos traumática con los ex que aquella devastación vengativa expuesta en You Oughta Know.
Tampoco le sienta mal a Alanis la producción de la jovencísima Alex Hope. El problema proviene de la repetición de patrones, de ese modelo de balada al piano con desarrollo al que se va incorporando la sección de cuerdas y, llegado el caso, un estallido de percusión. No se trata de una simplificación paródica, sino del relato de lo que acontece en Diagnosis, pero también en Missing The Miracle o Losing The Plot. De manera que cuando alcanzamos el undécimo y último corte, Pedestal, y hemos de enfrentarnos a una balada pianística con arreglos camerísticos y un sostenido crescendo sonoro, es probable que nos sintamos agotados.
Esta Alanis adulta ha querido tomarse su tiempo no solo de un disco al otro, sino midiéndole la temperatura a este. Y no ha querido caer en la autocomplacencia, pero se le ha ido la mano con el ralentí.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.