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Lo que nadie te cuenta cuando te decides a montar una empresa

EL PAÍS RETINA reúne a cuatro emprendedores en serie para bucear en el lado menos amable del emprendimiento

Vídeo: Olivia López Bueno

Hace diez años nadie hablaba de emprendedores, startups o business angels. Posiblemente seguirían siendo términos desconocidos para el gran público de no ser por la Gran Recesión de 2008. Uno de los múltiples efectos de la crisis económica fue dotar a la figura del emprendedor de un aura cool, darle el prestigio social que hasta entonces se le había negado. Si montar una empresa se consideraba algo así como la opción de los fracasados que no lograban triunfar en las grandes compañías, con el cambio de década montar una startup pasó a ser sinónimo de atrevimiento, audacia y modernidad. Las instituciones se ocuparon de alimentar la burbuja, aportando más publicidad y buenas intenciones que instrumentos para cultivar el ecosistema emprendedor.

Pero el mundo de las startups no es tan ideal como se ha pintado. 9 de cada 10 empresas se disuelven antes de cumplir los tres años. Y las que sobreviven tienen pocas opciones de facturar millones de euros, por así decirlo. En EL PAÍS RETINA queremos conocer los problemas reales que se encuentran los emprendedores. Paran ello, nada mejor que reunir a un grupo de profesionales que ha abierto y cerrado una o más empresas (puedes consultar su trayectoria más abajo). No tienen 20 años –ese es otro de los clichés que rodea el mundo de los entrepreneurs-, y precisamente por eso pueden hablar con propiedad del asunto. Nada mejor que encontrarse en un bar para hacer terapia.

Por ejemplo: qué es más importante, ¿la idea, el equipo o la financiación? “Mi conclusión ahora es que con un buen equipo surgen las buenas ideas”, explica Sergio García Murillo, fundador de la plataforma de multiconferencias Medooze y, según reconoce, uno de los primeros en caer en la burbuja de las puntocom de 2001. “Es imprescindible tener socios en los que confíes al 100%, porque te vas a ver en situaciones complicadísimas. Tener una buena relación con los socios no se paga con dinero”, asegura David Bonilla, CEO de Comalatech, un site en el que se venden mejoras para la plataforma de programación Atlassian.

La cuestión es que no es sencillo enrolar a gente en los proyectos. “Nadie quiere trabajar en una startup hasta que tiene ciertas garantías de continuidad”, apunta José María Recio, cofundador de Solaiemes, un portal de soluciones técnicas para empresas de telecomunicaciones. “Nosotros tuvimos que pagar muy por encima de los precios del mercado”, reconoce.

Algo que nadie le dice a los emprendedores, al menos a los que de un perfil más técnico, es el tipo de trabajo que deberán afrontar. “Un negocio es un negocio. Sí, puede que montes una startup 100% digital, pero al final se trata de vender y de tratar con gente”, cuenta Bonilla. “Yo al principio pensaba que más bien consistía en tener una idea genial y ponerla en marcha. Esa es solo una parte del asunto. La vertiente comercial es importantísima. Hacer un buen Powerpoint no es sencillo. Tengo un amigo que dice que hasta que no presentas unos 15 proyectos no aprendes a hacerlo bien”, señala este ingeniero.

Lo de dar con un concepto revolucionario y hacerse rico es otro de los mitos instalados en el imaginario colectivo. “Es mejor no pensar en ideas visionarias, sino mejor en algo más sencillo, que se pueda llevar a la práctica con poco dinero”, subraya Josep Balaguer, socio fundador de Nervotech Innovación, empresa especializada en el desarrollo de aplicaciones relacionadas con M2M (machine to machine) y el internet de las cosas.

En las facultades no se enseña a llevar una empresa. De ahí que surjan problemas con mucha frecuencia. “Hay empresas que son viables y se van al traste porque se equivocan a la hora de hacer el balance”, explica Recio. “Nadie te dice cuál es tu responsabilidad civil cuando montas una sociedad”, añade Bonilla.

La relación con los socios es vital para el buen funcionamiento de la empresa. Pero no es menos importante tener atado y bien atado qué pasa cuando alguno de ellos quiere abandonar el barco. “La cláusula más importante del pacto de socios es la que especifica cómo te separas de la empresa: cuánto vale tu esfuerzo, etcétera”, dice Recio.

Recordemos que lo más probable es que la startup no llegue a celebrar su tercer cumpleaños. Cerrar la persiana es una parte consustancial a la vida del emprendedor en serie, tal y como se aprecia en las biografías de los participantes en esta reunión. “Lo más difícil de todo es saber cuándo tienes que dejarlo. Personalmente, yo creo que estiré dos años más de lo debido mi primera empresa. Cuando estás metido en la vorágine no es fácil tomar la decisión”, reconoce García. “Si le has metido muchas horas cuesta desvincularse. Pero es importantísimo dejarlo libre de deudas”, añade Recio. “El fracaso es una mierda, por mucho que se diga que nos hace aprender”, zanja Bonilla.

Cerrar una empresa no es el fin del camino. Tras ese paso caben dos posibilidades: abrir otro negocio, como es el caso de los protagonistas de esta conversación, o reengancharse al mundo del trabajo por cuenta ajena. “Eso sí que es difícil. En muchas grandes compañías no entienden que hayas estado una serie de años fuera del circuito”, confiesa Balaguer, que hace tres años volvió al mundo corporativo como director comercial de una consultora. “Lejos de valorarse tu iniciativa, se ve como una mancha en tu expediente”.

Sobre los participantes

Sergio García Murillo es ex-CTO de eFace2Face y director de la filial en España y socio fundador de Medooze. Cuenta con más de 15 años de experiencia en el sector de Internet y telecomunicaciones, en los que ha compaginado el trabajo en grandes multinacionales, como Ericsson y Telefónica, con la participación en varios proyectos emprendedores. También colabora activamente en múltiples proyectos Open Source.

José María Recio es cofundador y co-CEO de Solaiemes, empresa adquirida por Comverse (NASDAQ:CMVT) en 2014. Su firma fue pionera en la utilización de WebRTC y apps de chat para negocios, lo que le valió el premio a la Innovación de la GSMA en 2011. Acumula más de 20 de años trabajando en la intersección entre comunicaciones, web y empresas. Es mentor en varios programas de apoyo al emprendimiento y organizador en España TADHack, el hackaton global del ecosistema de las comunicaciones.

David Bonilla es CEO de Comalatech, fundador de Otogami y Runnics, organizador de la Tarugoconf y autor de la Bonilista, una lista de correo semanal sobre tecnología con más de 8.000 suscriptores. Lleva más de 15 años desarrollando software, con mayor o menor fortuna, en empresas nacionales e internacionales.

Josep Balaguer es director de ventas en Blue Telecom Consulting. Anteriormente creó tres empresas, todas ellas cerradas a día de hoy. Formó parte del comité de dirección de Ericsson Multimedia Móvil (2000-2002), una spin-off de la firma sueca. También participó en Thinkytank (2007-2008), un proyecto que no llegó a consolidarse como empresa, y creó Nervotech Innovación (2011-2013) para desarrollar el proyecto IOvents.com, orientado al internet de las cosas.

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