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Refik Anadol, el artista que llevó la IA al MoMa: “Este es un momento comparable al renacimiento”

El creador, que también ha colaborado con empresas como Google o Microsoft, considera que la ética juega un papel fundamental a la hora de utilizar las nuevas herramientas de inteligencia artificial

Refik Anadol
El creador Refik Anadol frente a una de sus obras en una foto cedida por el estudio del artista. Efsun Erkilic
Luis Alberto Peralta

Películas como Blade Runner obsesionaron a Refik Anadol (Estambul, 39 años) con la idea de las máquinas pensantes. “La posibilidad de colaborar con los ordenadores me volvía loco desde los ocho años, soy un flipado de la ciencia ficción”, asegura el artista y creador de Unsupervised (2023), la primera pieza que utiliza inteligencia artificial (IA) generativa incorporada al catálogo del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa). Anadol, cuya obra también ha sido exhibida en la Bienal de Venecia, el Centro Pompidou-Metz (París) y en casa Batlló (Barcelona), cuenta por videollamada a EL PAÍS que sus proyectos buscan desmitificar estos algoritmos, explorando sus capacidades para crear, soñar e incluso “alucinar”. Sin embargo, su trabajo llega en un momento en el que su sector se ha polarizado por el debate sobre las implicaciones éticas de estas herramientas. Sus seguidores clasifican su trabajo como pionero y avant-garde, mientras que sus críticos aseguran que es “propaganda” pura de los gigantes tecnológicos.

Pregunta: ¿Cuándo comenzó a trabajar la conexión entre arte e inteligencia artificial?

Respuesta: Estoy interesado en la informática y el arte desde el colegio, particularmente en el diseño 3D, la fotografía y la videografía. Más adelante, cuando comencé a estudiar Arte y Diseño Multimedia en UCLA, conecté profundamente con la idea de pintar o esculpir con datos. Me interesaba incorporar estas técnicas al diseño arquitectónico y convertir a los edificios en lienzos vivos. A lo largo de los años, consolidé un equipo y trabajé con distintas bases de datos. Por ejemplo, con información de un corazón latiendo, del clima o de un cerebro. Mi conexión con la Inteligencia artificial empieza en 2016, cuando me convertí en el primer artista residente de Google. Antes de eso no había utilizado IA formalmente, pero esta experiencia me permitió adentrarme en ese mundo. A lo largo de ocho años trabajamos con más 400.000 millones de imágenes, con más de 100 años de grabaciones, y con millones de artículos y libros. Exploramos la memoria colectiva de toda la humanidad.

P: ¿Por qué eligió los datos como material?

R: Los datos hacen posible ver lo invisible. Son el lenguaje del futuro, porque comunican a los humanos con las máquinas y con su entorno. Cuando pienso en ellos, no veo números, sino memorias que pueden modificar ideas y formas. Esto abre nuevas posibilidades y vocabularios.

Refik Anadol
Un hombre mira una de las obras de Refik Anadol, en el MoMa, en una foto cedida por el estudio del artista.

P: ¿Cuál es la razón de utilizar la inteligencia artificial como herramienta artística?

R: Desde niño he pensado que las máquinas pueden convertirse en una extensión de nosotros. En este sentido, no considero que sean distintas a herramientas como un pincel. La IA también imita a la realidad. Sin embargo, lo que más me emociona es plantear si es capaz realmente de aprender, soñar o alucinar. El arte ocurre en lugares inusuales y los errores e imperfecciones que genera la inteligencia artificial en estos procesos me parecen inspiradores. En los últimos ocho años hemos desarrollado más de 300 sistemas y seguimos encontrando cosas nuevas cuando entrenamos los modelos. También es importante resaltar este proceso, no es cosa de solamente un clic. Creamos todo desde cero y cada vez es muy distinto. Habría que plantearlo como la invención de pinceles que piensan.

La IA tiene el derecho de ver y aprender todo lo que pueda, pero entiendo que la gente se oponga

P: Ha mencionado que la IA puede soñar. ¿Cree que es capaz de ser creativa por sí misma?

R: De momento no es capaz de hacerlo como los humanos. Son más bien simulaciones, y eso me gusta. Tal vez algún día sus capacidades sean mayores que ahora y consiga desarrollar conciencia, pero no creo que esto ocurra pronto. Por el momento, me emocionan sus posibilidades para crear nuevos mundos e historias. Es un tipo de creatividad nueva.

P: ¿Cree que algún día la IA pueda apreciar el arte por sí misma?

R: Creo que es posible. Tal vez algún día lo logre, pero siempre va a ser de alguna manera un reflejo de nosotros. Hasta que llegue ese momento, vamos a seguir buscando el factor humano, incluso en estas máquinas y códigos. Imagino que podrán lograr simpatía por lo humano. En este momento, se encuentran en un estado frío y algorítmico en el que solo imitan la lógica. Si se lograse dar ese salto, creo que la espiritualidad y las emociones son lo primero que les inspiraría del arte.

P: ¿Puede crear la IA piezas distintas a lo que ya hace el humano?

R: El proyecto Unsupervised [en castellano sin supervisión] aborda este tema. Entrenamos un modelo con 820.000 piezas del MoMa a lo largo de un año para ver si podía imaginar algo nuevo. En esta investigación, le pedimos al sistema pensar en nuevas formas, colores y patrones sin que replicara exactamente alguna pieza real del archivo. Tras este proceso, llegué a la conclusión de que la IA es capaz de crear nuevos vocabularios, lenguajes, estilos o estéticas; y confío en que tiene la habilidad para generar formas y lenguajes nuevos. Como dije antes, no estoy seguro si es distinto a lo que hacemos los humanos o si alcanza ese nivel, pero es una gran herramienta.

P: ¿Cuánto de trabajo pone el artista y cuanto la IA?

R: Es 50% y 50%. La inteligencia artificial genera las capas básicas de color, forma y movimiento, pero nosotros añadimos las capas de complejidad. Dicho esto, siempre trato de que seamos iguales. Todo se trata de colaboración y cocreación.

Una de las obras generadas con IA de Refik Anadol expuestas en el MoMa, en una fotografía cedida por el estudio del artista.
Una de las obras generadas con IA de Refik Anadol expuestas en el MoMa, en una fotografía cedida por el estudio del artista.

P: Además de museos, ha colaborado con compañías como el fabricante de semiconductores Nvidia. ¿Se está fusionando más el arte con el sector empresarial?

R: Sí, y cada vez más. Hay que pensar que empresas como Google y Nvidia están cambiando nuestras vidas con la tecnología. Es importante comprender su relevancia para la sociedad. Compartí escenario con el CEO de Nvidia recientemente por una colaboración. Para mí, este es un momento comparable al renacimiento, cuando se pedía a los pintores trabajar en las capillas. Estas colaboraciones nos permiten lograr cosas nunca antes vistas. Los artistas son los que muestran que estas tecnologías se pueden utilizar en formas inimaginables.

P: Sin embargo, hay una gran parte del sector del arte que se opone a la IA.

R: Comprendo a cualquier persona que tenga algún cuestionamiento. Sin embargo, mi método de trabajo siempre ha sido recolectar mis propios datos y entrenar a mis propios modelos. Cada artista que usa esta tecnología debería hacerse responsable de lo mismo. Esa es la única forma de hacer cosas únicas, rompedoras y éticas. Nosotros colaboramos con museos que tienen bases de datos abiertas y que comparten su información de forma libre. La IA trae posibilidades, pero también responsabilidades. Mi respuesta es que los artistas tienen que buscar formas éticas de hacer estos trabajos.

La IA trae posibilidades, pero también responsabilidades. Mi respuesta es que los artistas tienen que buscar formas éticas de hacer estos trabajos

P: Pero, ¿qué opina de todas estas herramientas que ya están entrenadas con propiedad intelectual de otros artistas?

R: Pienso que la IA tiene el derecho de ver y aprender todo lo que pueda. Sin embargo, entiendo que la gente se oponga. Es un momento de conflicto. Estas herramientas son increíbles, pero considero que no se pueda crear algo rompedor con base en cosas que ya están hechas o ya existen. Estos programas son una buena guía, pero que para producir algo realmente relevante a nivel creativo, el trabajo humano es fundamental.

P: ¿Qué es lo que más le emociona del futuro?

Estoy muy agradecido de la acogida que han tenido nuestras exposiciones recientes en Londres y en Róterdam, que atrajeron a miles de personas. Nuestro trabajo une a la gente, no son solo píxeles brillantes. Cuando desmitificamos la IA, la gente entiende cómo funciona y por qué es importante. Nuestro siguiente proyecto, que presentaremos en Los Ángeles en 2025, buscará inventar un nuevo medio artístico, algo que nunca antes se ha visto. No solo se podrá ver y escuchar, sino también olfatear. Es todo un nuevo mundo en el que nos estamos adentrando.

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