La Audiencia Nacional cierra la investigación de los atentados de Barcelona y Cambrils
El juez envía a juicio a los tres supuestos yihadistas procesados por la masacre
Los tres presuntos terroristas que colaboraron en la preparación de los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017, que dejaron 16 muertos y 140 heridos, se encuentran cada vez más cerca de sentarse en el banquillo de los acusados. Tras dos años y medio de investigación, el magistrado José Luis Calama dictó este martes el auto donde da por cerrada la investigación y envía la causa a la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para que los juzgue. Los tres se encuentran actualmente en prisión provisional.
Calama atribuye a dos de los procesados —Mohamed Houli y Driss Oukabir— los delitos de integración en organización terrorista, estragos y fabricación y tenencia de explosivos. El primero resultó herido en la explosión de la casa de Alcanar (Tarragona) el día antes del ataque a la capital catalana; y el segundo, hermano de uno de los yihadistas abatidos por los Mossos en Cambrils, alquiló la furgoneta utilizada para el atropello masivo de La Rambla de Barcelona. A Ben Iazza, un carnicero de Castellón, se le imputa un delito de colaboración, ya que prestó otra furgoneta a la célula para que comprara el material explosivo con el que pretendían realizar el ataque.
Esta última decisión del magistrado mantiene la línea del auto dictado en octubre de 2018 por el juez instructor Fernando Andreu, que procesó a los tres sospechosos por colaborar y participar en la preparación de los atentados, pero los excluyó de su ejecución material. Esta iniciativa, respaldada en su día por la Fiscalía de la Audiencia Nacional, supone que no se les haya procesado por los 16 delitos de asesinatos que le imputaba también la acusación popular. El ministerio público y Andreu consideraron que no existían indicios suficientes para atribuirles la perpetración de los ataques, ya que estos se improvisaron tras la explosión registrada en la vivienda de Alcanar.
Pese a ello, el magistrado sí concluyó que Houli, Oukabir y Ben Iazza constituyeron, junto a los otros siete terroristas muertos, un grupo yihadista a partir de 2015. La célula, formada mayoritariamente por jóvenes residentes en la localidad de Ripoll (Girona), actuaba bajo la dirección espiritual del imán Abdelbaki Es Satty y se conjuró “para realizar uno o varios atentados de grandes dimensiones, mediante el uso de artefactos explosivos, a fin de coadyuvar a la estrategia” del Estado Islámico, según escribió Andreu.
El propio Houli, tras su detención en agosto de 2017, reconoció su participación en la preparación de los ataques, admitió que se planificaba un atentado mayor con explosivos y que el imán de Ripoll, incluso, había planteado la posibilidad de inmolarse. Según los investigadores, los yihadistas llegaron a fabricar entre 200 y 500 kilogramos de explosivos en Alcanar, además de 19 artefactos improvisados tipo granada de mano y una faja bomba. También acopiaron 104 bombonas de butano y propano. "[Con todas ellas, intentaban] amplificar el efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la posibilidad de crear bolas de fuego generadas", subrayó Andreu en su auto de procesamiento, donde apostillaba: "Tal cantidad de material para la confección de explosivos y de tal potencia destructiva, de llegar a ser utilizado para atentar en lugares o monumentos con gran afluencia de público, como sería el objetivo de la célula terrorista investigada, hubiera provocado unos daños de enormes dimensiones".
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