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La caída de ‘Cheíto’, el alunicero esquivo

José Capitán Mikhailovich, arrestado este agosto en Sevilla tras una persecución, acumula 131 detenciones

El escaparate de una tienda tras sufrir un alunizaje.
El escaparate de una tienda tras sufrir un alunizaje.

José Capitán Mikhailovich es un nombre desconocido para muchos sevillanos, pero si se recurre a su apodo, Cheíto, la cosa cambia. Este alunicero, de 29 años, ha puesto al borde a la locura en los últimos años a la policía, comercios y barrios residenciales de Sevilla. En su ficha policial hay 131 detenciones, 21 asaltos a comercios y más de medio centenar de robos con fuerza en viviendas, tres órdenes de ingreso en prisión inmediatas y numerosas huidas de las autoridades. El domingo 11 de agosto, tras casi un año en búsqueda y captura, Cheíto fue detenido durante una persecución policial de más de media hora que terminó en las calles del barrio sevillano de las 3.000 viviendas, centro de operaciones y refugio de su clan, el de los Mikhailovich, especializado en el tráfico de drogas, según la policía. Cheíto se encuentra desde el miércoles en prisión. Tenía tres reclamaciones judiciales para que cumpliera cuatro años y medio de cárcel por distintos delitos.

Cheíto comenzó a escribir capítulos reseñables en su carrera delictiva con 21 años. Lo detuvieron por primera vez por robar un cordón de oro mediante un "semaforazo", el tipo de atracos con los que una moto estaciona al lado de un vehículo y uno de los ocupantes rompe el cristal para hacerse con el botín. En 2012, la policía le atribuye un robo con pistola en un supermercado Día del barrio sevillano de El Porvenir. Irrumpió con un pasamontañas y exigió a las cajeras todo lo que había en la caja. “Estaba aterrorizada, me puso la pistola en el pecho”, recuerda angustiada Nazareth, una de las empleadas.

Con el tiempo, los delitos evolucionaron. Se metió a robar en casas de poblaciones cercanas a la capital, como Alcalá de Guadaira o Utrera. Y los agentes detectaron entonces que se estaba especializando en una técnica concreta: los alunizajes. Había comenzado a partir escaparates a lo largo y ancho de la provincia: tiendas de telefonía móvil, ópticas, perfumerías, estancos, empresas de paquetería. En el botín siempre había productos que se podían vender rápidamente en el mercado negro

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No trabajaba solo. La policía lo relaciona con la banda del BMW, una de las más activas en el alunizaje en Sevilla e integrada, según fuentes policiales, por jóvenes de los barrios más peligrosos de la ciudad, como las 3.000 viviendas, los Pajaritos —considerado el barrio más pobre de España— y Torreblanca. Esta banda, a la que atribuyen 60 alunizajes en Sevilla, Cádiz, Huelva, Jaén o Málaga, fue desarticulada en noviembre de 2018. El grupo recibía el nombre de la marca de los vehículos preferidos para cometer sus golpes. Eran capaces de sustraerlos en cuestión de segundos, señalan fuentes policiales. Llegaban a cometer tres robos por semana.

Cheíto había sido objetivo de numerosas persecuciones policiales. En septiembre de 2018 fue detenido en el barrio sevillano de Triana cuando supuestamente planeaba un robo. Estuvo dos meses en prisión provisonal y quedó en libertad sin que en el juzgado se dieran cuenta de que una de sus condenas había sido declarada firme y tendría que haberse quedado a cumplirla.

El pasado domingo, los agentes aprovecharon la oportunidad. Le dieron el alto en el municipio de Dos Hermanas (Sevilla). Cheíto subió a un coche robado e intentó huir a toda velocidad a su refugio, las 3.000 viviendas. En plena persecución, reventó la rueda de su vehículo y perdió el control del coche. Acabó subido en la mediana. El juzgado número 4 de Dos Hermanas ordenó su ingreso en prisión y aprovecharon para notificarle que tiene dos vistas judiciales a las que acudir: una en octubre de 2019 y julio de 2020.

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