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ELECCIONES GENERALES 2019

El fichaje de Garrido por Ciudadanos recrudece la batalla en la derecha

Casado se enteró al final de un mitin de que se había quedado sin su candidato número cuatro por Europa

El fichaje del presidente madrileño, Ángel Garrido, por Ciudadanos, desconcertó este miércoles al PP. Pablo Casado se enteró al término de un mitin en Sevilla de que su número cuatro en las listas al Parlamento Europeo les abandonaba para ser el 13 en las listas de Cs para la Comunidad de Madrid. El fichaje recrudece la batalla por el liderazgo de la derecha y la caza de indecisos a tres días del 28-A. Garrido celebró fichar por “el partido del centro liberal por autonomasia”. El PP habló de “transfuguismo” y “venganza”.

Ignacio Aguado, candidato a la Comunidad de Madrid por C's, en la presentación de Ángel Garrido.
Ignacio Aguado, candidato a la Comunidad de Madrid por C's, en la presentación de Ángel Garrido.VICTOR SAINZ (EL PAÍS)

Sevilla. Miércoles. 13.15 horas. Es un buen día para el PP, el primero en muchos. En la recta final de la campaña, llegan a Sevilla, la joya de la corona, sede del feudo que acaban de arrebatar al PSOE después de casi cuatro décadas monocolor. Creen que han ganado el debate del día anterior: por la “agresividad” de Albert Rivera, y por el error de Pedro Sánchez, que acusó al nuevo Gobierno de la Junta de alentar una lista negra de profesionales que luchan contra la violencia de género. Pablo Casado lo aprovecha. Exige una “rectificación pública” al socialista. Pero no ha terminado aún el mitin cuando la Sexta adelanta el fichaje del presidente madrileño, Ángel Garrido, por Ciudadanos. Casado no lo sabe. Nadie del PP lo sabía. Al bajarse de la tribuna, su equipo le comunica la noticia. Faltan cuatro días para las elecciones y el primer día bueno de la campaña para el PP acaba de torcerse. Mucho.

El fichaje recrudece la batalla por el liderazgo de la derecha, volcada en la caza de indecisos. Se habían ido otros, como José Ramón Bauzá o Silvia Clemente —que luego cayó en las primarias del “pucherazo”—, pero se habían ido antes. Y no habían presidido la Comunidad de Madrid, que administra un presupuesto de más de 20.000 millones de euros.

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El día se torció para el PP no porque les pareciera una pérdida irreparable, como enseguida deslizaron en el entorno de Casado: “Garrido no es Teo [García Egea, secretario general], ni Maroto [Javier, número tres del partido]. ¿Quién está pensando en lo que haga? A la gente no le interesa”. El golpe es por el momento elegido —que fuentes del PP entienden como una forma de tapar la mala actuación de Rivera del día anterior—, por el lugar al que se va —la competencia— y de qué —decimotercero en la lista del tercer partido—. ¿Por qué alguien que preside la Comunidad de Madrid asume el riesgo de cambiar de bando para bajar 12 escalones? En el PP no encontraban más explicación que el ánimo de venganza.

“Me vengo aquí por convicciones. Procuro no tomar decisiones en caliente y honestamente quería seguir en política y lo quería hacer en un sitio donde me sintiera cómodo: el partido del centro liberal por antonomasia”, declaró Garrido en la rueda de prensa de su presentación junto a Ignacio Aguado, el candidato de Ciudadanos a presidente de la Comunidad. Garrido se dio de baja en el PP para afiliarse a Cs.

Minutos antes de que el presidente madrileño pronunciara esas palabras, fuentes del PP rechazaban los rumores sobre su marcha. Las listas electorales ya habían sido enviadas a la Junta Electoral, y ese fichaje que atribuían a Albert Rivera figuraba en las del PP: cuarto en la candidatura al Parlamento europeo. No podía ser. Pero llamaban al presidente madrileño y no les cogía el teléfono. Unos minutos después iba a cambiar su perfil de Twitter: “Candidato de Ciudadanos a la Asamblea de Madrid. Ex presidente de la Comunidad de Madrid. Sé subversivo: piensa”.

Tras la rueda de prensa, el PP mostró estupefacto el acta enviada a la Junta Electoral con el nombre de Garrido bajo sus siglas. La había firmado el lunes. El día anterior a su fichaje por Ciudadanos había pasado la tarde en la sede de Génova. Ni mu.

Garrido quería ser el candidato del PP a presidir la Comunidad de Madrid. Asumió el cargo tras la dimisión de Cristina Cifuentes por el caso máster, en mayo de 2018, y pretendía seguir. Pero Casado cortó esos planes. Garrido no encajaba en ese tono “sin complejos” que pide a sus filas y apostó en su lugar por Isabel Díaz Ayuso, que había pasado casi toda su vida política en el equipo de comunicación y redes del partido. Fuentes del PP indican que el presidente popular preguntó a Garrido qué le gustaría hacer, y este contestó que quería estar entre los cinco primeros de la lista a las elecciones europeas. Casado le dio el cuarto puesto.

En su presentación oficial con la nueva camiseta, Garrido descartó que se fuera porque no le hubieran hecho un hueco, pero dejó algunos recados. “He aceptado decisiones de los demás aunque a veces no las entendía. Estoy seguro de que algunos compañeros del PP no la entenderán, pero tendrán que respetarla”. Fuentes de su entorno señalan que no se sentía apreciado en el PP y que estaba molesto porque no habían encontrado hueco a varios miembros de su equipo de confianza. El PP lo niega. En Ciudadanos admiten que el acuerdo se cerró in extremis aunque Rivera ya lo sabía en la noche del martes y barajó usar esa baza durante el debate.

El nombre de Garrido aparecía este miércoles en las listas del PP publicadas en el Boletín Oficial del Estado, y no en las de Ciudadanos. Una vez publicadas en el BOE (las europeas) y en el BOCM (el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, donde aparecerán las regionales y municipales), existe un plazo para subsanar errores y realizar cambios por renuncia: las candidaturas oficiales se proclaman el 29 de abril y, ya definitivas, serán publicadas en los boletines oficiales provinciales el 30 de abril. Cs solicitó este miércoles por la mañana a la Junta Electoral modificar su lista por la renuncia de su anterior número 13.

Desinflar al PP

Rivera saludó la incorporación de Garrido este miércoles, mientras compartía mitin en Valladolid con otro de sus fichajes, la exportavoz del PSOE Soraya Rodríguez, número tres ahora de Ciudadanos para el Parlamento Europeo. “El PP se está desinflando, está perdiendo la fuerza, porque siguen volviendo a los ochenta”, declaró el líder de Cs. “Van arrastrando los pies, desinflándose con batallas internas, no tienen capacidad para liderar este país”, añadió.

Ciudadanos cree que la aportación de Garrido es, sobre todo, negativa para el PP, porque la imagen que se contrapone es la de un partido que pierde cargos por otro que los recibe. Rivera confía en “dar la campanada” y buscaba desde el lunes esa imagen de “primarias de la derecha” de la que se burló Sánchez. Citan sondeos internos en los que obtendrían un empate del 17% del voto con el PP.

A la misma hora que Rivera daba la bienvenida a Garrido desde Valladolid, Casado clausuraba el que iba a ser uno de los mítines más grandes, en Málaga, con la participación de Manfred Weber, presidente del PP europeo. Todo fue más descafeinado de lo previsto por culpa de Garrido. El día en que pretendían arrogarse la victoria del segundo debate en su flamante feudo andaluz, un ex se llevó toda la atención. Al partido le crecen los líos. Y casi siempre empiezan en Madrid.

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