Claves para no perder dos debates
Los cuatro candidatos presidenciales tienen una elevada capacidad comunicativa
El primer debate presidencial televisado en España hace 26 años lo perdió, contra todo pronóstico, Felipe González en Antena 3. Las auto recomendaciones que el entonces presidente del Gobierno escribió antes de enfrentarse a José María Aznar resultaron insuficientes. “Las manos más bien abiertas. Mirarlo mientras habla. Distraerlo”. El exceso de confianza en su capacidad comunicativa llevó a González a no preparar el debate ante un Aznar con la experiencia de haber opositado, que había entrenado el debate previamente y que utilizó fichas con mensajes para cada tema.
Una semana después, en Telecinco, Aznar perdió el segundo debate por seguir una mala recomendación. Salió a mantener el resultado ante un González que venció desplegando su magnetismo. Así que un candidato puede ganar y perder ante el mismo oponente en debates diferentes. Aquella experiencia política de 1993 fue tan relevante que pasaron 15 años sin que se volvieran a celebrar debates hasta que en 2008 Manuel Campo Vidal, negociador y moderador del primero, logró impulsarlos de nuevo a través de la Academia de la Televisión.
Estas son 5 claves que extraemos de los debates presidenciales.
1. Preparar el debate previamente es imprescindible y justifica que los cuatro candidatos hayan liberado su agenda para entrenar y hacer simulaciones. Entre el debate del lunes en RTVE y del martes en Atresmedia los candidatos tendrán que revisar con muy poco tiempo aciertos, errores, estrategia, incorporar alguna novedad y tratar de mejorar las posiciones ganadas en el primer debate.
2. Gestión emocional. Cuando un candidato no logra gestionar sus emociones olvida que los auténticos receptores son los ciudadanos y no con quien debate. La frase “usted no es una persona decente” que expresó Pedro Sánchez en el cara a cara de 2015 y la respuesta de Mariano Rajoy “su intervención ha sido ruin, mezquina y deleznable” desencadenaron 17 minutos de descalificaciones con poca rentabilidad electoral para muchos votantes.
3. Relato propositivo, racional y emotivo. Las críticas a otros candidatos no son suficientes para persuadir a un votante, es necesario plantear propuestas. El relato de cada candidato se construye con datos racionales y también generando emociones a través de historias y palabras motivadoras. La niña imaginaria a la que Rajoy mencionó leyendo notas durante el debate con Rodríguez Zapatero en 2008 resultó poco eficaz. Contrastaba con la poca emoción de los otros mensajes que Rajoy había trasladado durante el debate.
4. Tono presidencial. Los votantes indecisos necesitan elegir a un presidente de un Gobierno y no a un personaje televisivo. Será clave que en el debate transmitan confianza, credibilidad, serenidad y liderazgo. Nicolas Sarkozy obtuvo ventaja en el debate presidencial de 2008 al replicar a una Ségolène Royal que había admitido estar “enojada”: “Señora Royal, para ser presidenta de la República Francesa hay que estar calmada”.
5. Minuto inicial y final. Son necesarias técnicas de telegenia y comunicación no verbal y hablar mirando a cámara sin consultar ningún apunte. Los políticos que tienen esa habilidad como Pablo Iglesias, no siempre logran el mejor resultado. En el debate con cuatro candidatos presidenciales de 2016 solo consumió 30 segundos del llamado minuto de oro.
La celebración de estos dos debates consecutivos representa un nuevo reto político y comunicativo inédito que pondrá en liza a cuatro candidatos presidenciales con elevada capacidad comunicativa.
Daniel Rodríguez es director adjunto del Instituto de Comunicación Empresarial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.