Escrutinio del lenguaje electoral
Una guía para no perderse en el léxico que han generado los comicios, que se repetirá hasta la saciedad durante las próximas semanas
apoderados, interventores. Esto viene a ser en las elecciones como el lío de las series, los números y los billetes en la Lotería de Navidad: se hace difícil aclararse con las diferencias entre ellos. En la práctica, los apoderados van zascandileando de mesa en mesa, mientras que los interventores están atados a la pata de la suya.
abstencionista. El partidario del abstencionismo, y también el que se abstiene sin más, ya sea porque no quiere votar o porque no puede. Así pues, una misma palabra abarca conceptos muy distintos. Llama la atención que a quien vota se le llame "votante", y que a quien se abstiene se le llame "abstencionista" en vez de "abstinente" (que también figura en el Diccionario, pero con otro sentido: el que se priva de algo). Así, en justa correspondencia con "abstencionista", al que vota debería llamársele "votantista" (hipotético partidario del votantismo). Pero no todos los que se abstienen son partidarios del abstencionismo... En fin, con todo este lío lo mejor es ir a la urna, para no entrar en un saco de confusión que empieza en la imprecisa palabra que nombra sin distinciones a quienes no votan.
campaña electoral. Se sabe cuándo termina, pero no cuándo empieza. Oficialmente, dura 15 días, en ese periodo ya se puede pedir el voto y los principales partidos tienen derecho a espacios gratuitos en los medios públicos, con criterios proporcionales.
candidatos. La etimología los relaciona con las túnicas blancas (o cándidas) con que se mostraban ante el pueblo los aspirantes a cargo en el mundo clásico. Sin embargo, hay que descartar la relación contemporánea de "candidato" con el actual adjetivo "cándido" ("que no tiene malicia ni doblez"). Antes al contrario, los candidatos saben a lo que se exponen: una legislatura con desacuerdos eternos pero temporales; y llena de acusaciones, críticas y descalificaciones, todas ellas de ida y vuelta. La candidez, si la hubiera, se les va enseguida.
censo. Registro de las personas que tienen derecho a votar. Está prohibido su uso para otros fines, pero algunos partidos minoritarios o inexistentes se presentaron a las elecciones sólo para tener ese tesoro (están en su derecho)… y venderlo (y eso ya no).
circunscripción. Son las demarcaciones a las que se asigna un número de diputados y senadores, y coinciden con las provincias, más Ceuta y Melilla. Etimológicamente, "circunscripción" procede del latín circumscriptio ("rodeado con una circunferencia"). No se podía decir más claro que estamos acorralados.
colegio electoral. El centro de menores que se cierra a los menores.
cunero. La historia de esta palabra siempre se ha relacionado con el que está en algún sitio sin que se sepa bien de dónde viene. Hace siglos, se designaba así a la criatura acogida en un hospicio o inclusa, debido a que tales instituciones se llamaban entonces "cunas". En 1869, la Academia amplió el significado al toro que se lidia "sin saberse o designarse a qué ganadería pertenece". Y es en 1901 cuando el diccionario del sabio granadino Miguel de Toro y Gómez recoge por fin el significado que más conocemos hoy: un candidato desconocido en el distrito donde se presenta. La Academia añadió esa misma acepción 15 años después, en 1914, pero precisando que tal candidato está "patrocinado por el Gobierno", coletilla que no ha desaparecido a pesar de que hay cuneros de patrocinios muy diversos, y a menudo misteriosos.
D’Hondt. Sistema de adjudicación de escaños ideado en el siglo XIX por el profesor belga de Derecho Victor D'Hondt, y que han adoptado leyes electorales de todo el mundo. Consiste en ordenar horizontalmente de mayor a menor las cifras de votos de las candidaturas y dividir el número de sufragios de cada una de ellas sucesivamente por 1, por 2, por 3… hasta un número igual al de escaños en juego. Así, se compone un cuadro con los sucesivos cocientes de cada partido en orden vertical de mayor a menor; y a continuación se adjudican los puestos disponibles a las candidaturas que ofrecen los cocientes más altos. Se ha discutido mucho este sistema, que registra distintas particularidades en cada país. En el caso español, una de las variables principales guarda relación con el número de escaños totales y su reparto por circunscripciones. Para el Congreso, salen a la disputa los 350 escaños marcados por la Ley Electoral, pero la Constitución autoriza a llegar a los 400. Hay margen, pues, para disminuir el peso de las hectáreas y aumentar el de los electores. El problema es si en ese hipotético caso alguien se seguiría acordando de las hectáreas.
elector. El que figura en el censo, aunque luego no elija nada.
electo. Quien ha sido elegido ya, pero no ha tomado posesión todavía. Si toma posesión deja de ser electo y entra en plantilla.
encuestas. Se prohíben los sondeos durante los cinco días anteriores al de la votación. Eso afecta a los medios españoles, pero nada impide que se publiquen fuera y los veamos desde aquí. Los niños asturianos se ocuparon de este vocablo en un concurso de definiciones organizado con motivo de la entrega del premio Princesa de Asturias a Les Luthiers. Y la palabra "encuesta" la definieron como "subida muy pronunciada".
escrutinio. Véase recuento.
jornada de reflexión. El día anterior a las votaciones. Esa locución no figura en la Ley Electoral. Llamamos así a la jornada en la que se deben interrumpir la propaganda y los mítines. Cada vez tiene menos sentido, pero siempre se agradecen el silencio y la paz de ese día.
Junta Electoral. El poder arbitral en unas elecciones. Tenemos la Junta Electoral Central, la Provincial, la de Zona y, en su caso, la de comunidad autónoma. La Central está formada por 13 miembros: magistrados del Supremo y catedráticos de Derecho, de Ciencias Políticas o de Sociología. Los designan entre el Consejo del Poder Judicial y los partidos representados en las Cortes. Al presidente lo eligen los miembros.
LOREG. Ley Orgánica del Régimen Electoral General. Las comunidades autónomas pueden aprobar la suya para regular las elecciones de su competencia. El Parlament de Cataluña fue aparentemente capaz de declarar la independencia, pero no logró nunca aprobar su propia ley electoral, por falta del acuerdo suficiente. Por tanto, no ha podido ser independiente de la LOREG.
mailing. Se puede llamar "buzoneo", elección que permite estirar el concepto al verbo "buzonear" (algo que no se logra con mailing). "Buzonear" significa "repartir publicidad o propaganda en los buzones de las casas particulares". Pero los enteradillos dicen "va a tener mucho coste ese nuevo mailing". Y claro, cómo no, si todo lo que se nombra en inglés nos sale por un pico.
mesa electoral. Un presidente, dos vocales y sus respectivos suplentes, nombrados de entre los ciudadanos del barrio. Habrán de ocuparse de vigilar la votación y de cumplir los trámites administrativos, que tienen pinta de engorrosos. Es difícil escaparse si la varita mágica le cae a uno en la cabeza. A algunos no les ha tocado nunca esa responsabilidad, y otros repiten cada cierto tiempo. Eso sí que constituye un misterio. Pero las personas llamadas al deber ciudadano disfrutan del privilegio de que nadie podrá detenerlas ese día, salvo que maten a alguien camino de la urna. Algo es algo.
mitin. Palabra que entra en el español a principios del siglo XX, procedente del inglés meeting (reunión), y que se ha especializado aquí para designar los costosos actos electorales que suelen llevar a la ruina a los partidos; y, en segundo término, los discursos pronunciados en ellos. El Diccionario la acoge en 1925 con estas palabras: "Reunión donde se discuten públicamente asuntos políticos o sociales". Obviamente, eso de "se discuten" decayó más tarde, en 2001, para precisar que ahí no se discute sino que se escucha. Y no debemos de tener muy buena opinión al respecto, pues se ha consagrado la expresión "dar el mitin" como evocación de discurso pesado y desagradable: "Ayer tu primo me dio el mitin".
papeletas. Pues eso, menuda papeleta elegir, con esta peña.
precampaña. Se supone que en ella no se puede pedir todavía el voto. Pero se pide el prevoto.
recuento. Se usa indebidamente en lugar de "cómputo" o "escrutinio". "Recuento" significa "acción de volver a contar" o de "comprobar" lo que ya se había contado. En la noche electoral no se produce un recuento, porque es la primera vez que se computan los votos. Los recuentos pueden darse si hay impugnaciones. Pero apuesto dólares contra galletas a que ustedes y yo oiremos "recuento" decenas de veces el día 28 de abril.
sufragio. Lo mismo que "voto", aunque más sufrido.
urna. Esta palabra ha transitado por más de 2.000 años de historia (tirando por lo bajo) sin alterarse un ápice. La decían exactamente igual los romanos en latín. Otra cosa es que la urna no se haya usado siempre para lo mismo. Antiguamente se dedicó a guardar monedas, o cenizas de cadáveres. Y a ello se debe que en Venezuela “urna” sea sinónimo de "ataúd". Sin ranura, claro.
vocales. Los que asisten al presidente de una mesa electoral. Bueno, y también las letras a, e, i, o, u.
voto. La papeleta que se introduce en la urna.
voto en blanco. La papeleta que no se introduce en la urna. En realidad debería llamarse "voto en vacío" (o "vaciado"), pues se mete el sobre sin nada dentro.
voto nulo. La papeleta que se introduce en la urna con alguna gracieta inconveniente.
voto rogado. Debería llamarse "voto imposible". El que intentan los emigrantes, casi siempre sin éxito. Eso sí, ellos no sólo ruegan el voto, sino también que cambie de una maldita vez la procelosa norma.
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