Nuevos testigos desvinculan a dos condenados de la agresión a los guardias civiles de Alsasua
La Audiencia Nacional celebra la vista de apelación sobre la condena por lesiones con agravante de odio
Seis nuevos testigos de la agresión a un teniente y un sargento de la Guardia Civil y a sus parejas en el bar Koxka de Alsasua (Navarra) el 15 de octubre de 2016 han desvinculado de los hechos a dos de los ocho condenados por aquellos hechos. Los testigos, todos ellos amigos o conocidos de los condenados, han manifestado que Jon Ander Cob no estuvo en el bar en el momento de la agresión y que Julen Goikoetxea, pese a estar en el establecimiento no participó en el “rebullón”, palabra con la que han calificado el inicio del altercado que costó una fractura de tobillo al teniente y heridas superficiales al sargento.
Los ocho acusados por el caso Alsasua fueron condenados en primera instancia el pasado junio a penas que oscilan entre los dos y los trece años de prisión por la Sección Primera de lo Penal de la Audiencia Nacional por delitos de lesiones, amenazas y desórdenes públicos con agravante de odio y superioridad, aunque no por terrorismo, delito en el que insiste la Fiscalía. Este miércoles, en la sede judicial de San Fernando de Henares (Madrid), se ha celebrado la vista de apelación sobre aquella sentencia.
En la vista de este miércoles, que ha durado alrededor de dos horas, ha sido especialmente relevante, para las defensas, el testimonio de la joven Amaia Martín. Esta joven, conocida de Jon Ander Cob —“somos de la misma quinta”— era a su vez, según su versión, amiga de María José, la pareja del teniente agredido y natural de Alsasua. Amaia ha declarado que en el bar no vio ninguna agresión, sino “solo vasos de chupito volando” y que tampoco vio ningún incidente en la puerta del establecimiento. Amaia ha declarado que no vio a Jon Ander Cob en el Koxka y que sí vio a Julen Goikoetxea, aunque no le vio “insultar ni golpear a nadie”.
Otros testigos de la defensa que no participaron en el juicio en primera instancia han corroborado esta versión. Iker Grados, amigo de Jon Ander y Julen, manifestó que el primero, con el que asistió a un partido de pelota y recorrió otros bares antes de la agresión, no estuvo en el Koxka y situó a otro de los condenados, Oihan Arnanz, al fondo de este bar, lejos del “rebullón” que dio inicio al altercado aquella noche.
La valoración que han hecho las partes de estas declaraciones es dispar. Para Eva Gimbernat, abogada de Jon Ander Cob, tras lo escuchado “existen todas las dudas del mundo” de que su cliente estuviera en el Koxka y “no cabe otra cosa que dictar una sentencia absolutoria para él”. Gimbernat ha recalcado que la condena al joven “se fundamenta solo en la declaración de tres de los cuatro denunciantes”. Manuel Ollé, letrado de Julen Goikoetxea, ha defendido la validez de los testimonios: “No son sospechas, conjeturas o imaginaciones, estas personas han visto y oído lo que allí pasó. Se puede ser amigo o enemigo de los acusados pero no por ello faltar a la verdad”, ha afirmado.
El abogado José Luis Galán, que representa a Iñaki Abad, se ha apoyado en la declaración de los nuevos testigos para subrayar la supuesta “falta de credibilidad” de los denunciantes de la agresión. “Lo que manifestaron no es cierto”, ha afirmado. Según él, el “rechazo” y “ostracismo social” de la novia del teniente, que, al ser del pueblo conocía a los supuestos agresores y los señaló en el juicio, “hace que su testimonio sea muy subjetivo”.
El fiscal, José Perals, ha rechazado que el caso Alsasua sea una “causa general” orquestada por la Guardia Civil contra los ocho jóvenes. “Estamos ante un atentado contra la Guardia Civil y contra dos mujeres”, ha afirmado. La Fiscalía sigue considerando que el ataque a los agentes reviste un carácter terrorista, algo que desechó la sentencia inicial al entender que aunque los acusados actuaron “movidos por la animadversión y el menosprecio” a los miembros del instituto armado, no existía una “vinculación real y verdadera” entre ellos y ETA.
Frente a los testimonios aportados por las defensas este miércoles, Rubén Múgica, abogado del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, ha vuelto a destacar la declaración, en el juicio de primera instancia, de Paulette Vergara. Este joven, citado en su momento por la defensa de Oihan Arnanz, dio un vuelco al juicio al describir con detalle la agresión, aunque no identificó a los autores.
Según aquella declaración, Paulette intentó interponerse para proteger a María José y sacarla del tumulto. Una vez en la calle, el joven observó que su amiga trataba de impedir que pegaran al teniente. “La gente iba corriendo, le pegaban una patada y se iban”, ha recordado el joven. “Ella quería proteger al teniente y yo quería protegerla a ella”, ha dicho. “Todavía hay quien a esto lo llama una pelea de bar”, se ha lamentado Múgica ante el tribunal de apelación, presidido por José Ramón Navarro —presidente de la Audiencia Nacional— y que completan los magistrados Eloy Velasco y Enrique López.
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