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El Palacio del Elíseo advierte a Ciudadanos ante cualquier acuerdo con la extrema derecha

Macron, desde la campaña que le llevó al poder en 2017, se ha postulado como baluarte contra Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen

El presidente francés, Emmanuel Macron, en una foto del pasado diciembre.
El presidente francés, Emmanuel Macron, en una foto del pasado diciembre. Benoit Tessier (AP)

El entorno del presidente francés, Emmanuel Macron, vigila de cerca la formación de un nuevo Gobierno en Andalucía. La hipótesis de un acercamiento entre Vox y Ciudadanos, aliado europeo de La República en Marcha (LREM), el partido de Macron, inquieta en París. El desenlace de la negociación andaluza puede repercutir en las alianzas de LREM ante las elecciones europeas del próximo mayo.

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“No puede haber compromiso alguno con un partido de extrema derecha que abandera valores que son totalmente contrarios a nosotros”, advirtió este martes en Bruselas la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau. Y el mensaje en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia de la República, es el mismo: Ciudadanos es un partido muy europeísta y en que toda especulación es prematura, pero el caso de Andalucía se sigue con atención.

“Miramos de cerca lo que ocurre, y hay que respetar unos principios en el fondo y en los socios que se eligen en los gobiernos, incluso regionales”, dijo una fuente del Elíseo, que pidió anonimato. “Y somos muy claros sobre el hecho de que no puede haber alianzas con la extrema derecha. No sería algo anodino.”

Con irrupción de Vox como fuerza parlamentaria en las elecciones autonómicas de diciembre en Andalucía ha llegado a España un debate que se ha reproducido con el auge de fuerzas nacionalistas y populistas en Alemania, Italia o Hungría. ¿Qué hacer con la extrema derecha? ¿Integrarla? ¿O aislarla? Las respuestas no son idénticas en todos los países.

Durante años los contactos de los grandes partidos con el FN —el PS y Los Republicanos antes, ahora también LREM— han sido tabú en Francia.

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Desde la campaña que le llevó al poder en 2017, Macron se ha postulado como baluarte en contra de la extrema derecha en su país. El presidente francés ha designado como adversario principal el Reagrupamiento Nacional (RN), heredero del viejo partido de la extrema derecha, el Frente Nacional. RN es el partido francés que más afinidades ha mostrado con Vox. La estrategia de Macron consiste en polarizar: de un lado, él; del otro, el populismo (de derechas e izquierda).

En España, el candidato a la alcaldía de Barcelona, el ex primer ministro francés, Manuel Valls, aboga por un cordón sanitario contra Vox. Valls se presenta a las municipales de mayo con el apoyo de Ciudadanos.

En el grupo liberal del Parlamento Europeo, la posibilidad de un pacto del partido de Albert Rivera con Vox también incomoda. “Una coalición es una comunidad de valores y propuestas. No veo aceptable tener acuerdos puntuales con la extrema derecha”, señala Jean Arthuis, único parlamentario de LREM en Bruselas tras unirse al movimiento encabezado por Macron mediada la legislatura. “No me puedo imaginar acuerdos entre LREM y Marine Le Pen”, compara.

Otros diputados liberales, empezando por su líder, el belga Guy Verhofstadt, han alertado ya, sin mencionar a Vox, contra la tentación de establecer lazos con la ultraderecha. El europarlamentario liberal esloveno Ivo Vajgl, defiende el cordón sanitario. “Para mí, como político liberal, no es aceptable entrar en una coalición con ningún partido extremista, sea de izquierda o derecha. En Eslovenia los partidos liberales excluyen cualquier cooperación con fuerzas de extrema derecha, xenófobas, racistas o antisemitas”, explica.

Ese mensaje, compartido por un sector de los 68 eurodiputados liberales, está todavía lejos de traducirse en hechos. El partido ALDE se reunió esta mañana en Bruselas y el pacto andaluz no estuvo en la agenda. “Nadie me ha preguntado ni comentado nada al respecto”, comenta un eurodiputado español presente en la reunión.

A favor de Ciudadanos juega la fuerza de su desembarco en el grupo, al que aportará un número importante de eurodiputados al que ALDE no parece dispuesta a renunciar en un momento en que Macron pretende extender su influencia a Europa frente al ascenso de la extrema derecha. “El hecho de que el reparto del Gobierno esté hecho entre el PP y Ciudadanos clarifica que Vox no participa, más allá de que ellos puedan votar o no. Otra cosa sería que se introdujeran o quitaran medidas por Vox, pero no creo que suceda”, afirma la eurodiputada liberal Beatriz Becerra.

Los precedentes son favorables a Ciudadanos: partidos liberales en Bélgica, Dinamarca y República Checa han pactado con extremistas en el pasado. Y ni siquiera las familias socialista y popular están exentas. Ambas acogen en su seno a formaciones de tintes autoritarios. A la izquierda del arco parlamentario, Alexis Tsipras gobierna Grecia gracias al apoyo de un partido ultranacionalista, con lo que esa tendencia generalizada a la matemática política, limita las posibilidades de que Ciudadanos reciba algo más que palabras de disgusto de sus aliados.

Para LREM, Ciudadanos es un socio ascendente en un país de peso en la UE. Les acercan la juventud de ambos partidos y de sus líderes y el carácter más o menos liberal de su programa. Para Ciudadanos, la cercanía con el partido de Macron permite aparecer como el aliado privilegiado de uno de los líderes europeos con mayor peso y proyección, ahora debilitado por la crisis de los chalecos amarillos.

Un acuerdo con Vox cuestionaría esta alianza y la estrategia del presidente francés ante las europeas. “Evidentemente”, dice la citada fuente del Elíseo, “es algo que tendremos en cuenta, no quiero ir más lejos porque es demasiado pronto para decirlo, en nuestra reflexión sobre los socios europeos".

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