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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La larga marcha de Bildu

La izquierda 'abertzale' juega a largo plazo y exhibe su fuerza como segundo partido vasco

Luis R. Aizpeolea
Los dirigentes de Eh Bildu, Maddalen Iriarte y Arnaldo Otegi, en San Sebastián, este jueves.
Los dirigentes de Eh Bildu, Maddalen Iriarte y Arnaldo Otegi, en San Sebastián, este jueves.Juan Herrero (EFE)

Nunca la izquierda abertzale (hoy Bildu) había salvado los Presupuestos del Gobierno vasco en su fase de enmiendas a la totalidad. Ni había participado en una negociación presupuestaria ni la había llevado hasta agotar el plazo para intentar salvar su responsabilidad en su fracaso final. Ni exigido al Gobierno vasco otras contrapartidas que no fueran las de cariz soberanista a cambio de salvar sus presupuestos. Más allá de su desenlace, la inédita corresponsabilización de Bildu en el debate presupuestario, aprovechando la falta de mayoría parlamentaria del Gobierno PNV-PSE, expresa su aspiración de ganar respetabilidad institucional con el horizonte de sustituir al PSE como socio preferente del PNV en la gobernabilidad de Euskadi.

Bildu juega a largo plazo y exhibe su fuerza como segundo partido vasco. Su participación en el debate presupuestario está vinculada a su pacto soberanista con el PNV en el borrador del nuevo Estatuto, firmado en julio, y en manos de una comisión de expertos hasta después de las elecciones municipales. Hace dos semanas pactó con el PNV en el Parlamento vasco —donde se mueve cómodamente como portavoz Joseba Egibar, líder gipuzkoano y del soberanismo peneuvista— un texto soberanista, descalificador de la Constitución española en términos inéditamente regresivos. Esta semana ha amagado con salvar los presupuestos del Gobierno vasco para, pese al desacuerdo final, lanzar un guiño cómplice al PNV de cara al futuro. 

Pero en el actual marco europeo y español, el lehendakari Urkullu prefiere mantener el pacto preferente con el PSE. Los últimos acontecimientos le reafirman. La huida hacia adelante del soberanismo catalán y su confrontación con el Estado fortalece su pragmatismo frente a Egibar. El último Sociómetro de Euskadi señala que sólo el 22% de los vascos quiere la independencia. Las votaciones soberanistas en San Sebastián e Irún, promovidas hace un mes por Gure Esku Dago y animadas con la presencia de dirigentes independentistas catalanes, se saldaron con un rotundo fracaso: un 11% de participación. El auge del neocentralismo en la política española, reflejado en las elecciones andaluzas, reafirma, aún más, el pragmatismo peneuvista. El “que nos quedemos como estamos” que apuntó el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en abril, está en vigor en la dirección de este partido.

Pero la prórroga presupuestaria del Gobierno vasco, tras el fracaso de la negociación con Bildu, muestra la vulnerabilidad aritmética del pacto PNV-PSE. Ya no hay duda de que Bildu pretende ocupar el lugar del PSE como aliado preferente del PNV. Hoy sólo cuenta con un socio en el PNV, Egibar. Pero la mayoría peneuvista, representada por el tándem Urkullu-Ortuzar, puede encontrarse con un serio problema de aritmética parlamentaria y, finalmente también político, si en las elecciones municipales y, después, en las autonómicas, se hundiera el PSE y se fortaleciera Bildu.

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