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DIARIO DE CAMPAÑA de las elecciones andaluzas
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un sueño lampedusiano

Hay deseos escondidos en las elecciones: en 1982 Andalucía se adelantó a lo que sucedería después en el resto de España

Juan Manuel Moreno, de espaldas, y Pablo Casado, en un acto del PP.
Juan Manuel Moreno, de espaldas, y Pablo Casado, en un acto del PP.JORGE GUERRERO (AFP)

"Andalucía es un sueño que varios andaluces llevamos dentro", escribió Luis Cernuda. ¿Sabrán encontrar los candidatos ese lugar que probablemente sólo exista en los versos de los poetas? No es fácil recorrer un territorio con más de 87.000 kilómetros cuadrados, pero los políticos se empeñan en llegar a todos lados, aunque en realidad viajen hacia ninguna parte. Ahí están los mítines en streamingy los eslóganes en Twitter donde todo es tan veloz, vertiginoso y frágil. Qué difícil es distinguir las voces de los ecos.

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El mal endémico

Hay mucho ruido en Andalucía, como en el resto de España. Por eso es bueno pararse en medio de tanto estrépito y reflexionar, recordar, pensar por encima del presentismo, que es el mal de nuestra época. Ahora que los políticos atraviesan este sueño imposible llamado Andalucía sin dejar huella ni memoria, pienso en las primeras elecciones autonómicas allá por mayo de 1982. Y me pregunto si han cambiado mucho las cosas…

Aquellas elecciones las ganó un PSOE que arrasó con 66 escaños. De Rafael Escuredo, primer presidente de la Junta, a Susana Díaz, candidata a la reelección, van casi cuatro décadas en las que todo parece haber cambiado aunque todo siga igual. Hay algo de lampedusismo perverso en las elecciones andaluzas. La España invertebrada de Ortega y Gasset se ha transformado, pero en Andalucía hay cosas que siguen intactas, como atrapadas en ámbar. Y hay quien piensa que algo del caciquismo del XIX ha quedado en las redes clientelares de un partido que lleva en el poder casi 40 años.

Debajo de este ruido digital que domina la campaña con la furia electoral trasladada a la red, hay un paisaje fosilizado. En mayo de 1982 los candidatos recorrían malas carreteras y llegaban a pueblos olvidados desde hacía siglos. Buena parte del paisaje era semejante al descrito por Goytisolo en Campos de Níjar, "el lugar más pobre de España lleno de lagartos y piedras". Las cosas han cambiado, qué duda cabe. Los candidatos recorren Andalucía por autopistas y duermen en ciudades con voluntad de ser smart cities. Aunque una cosa es el sueño de ser la California de Europa y otra la realidad.

Hay muchos deseos escondidos en la recámara de estas elecciones. En 1982 Andalucía se adelantó a lo que meses después sucedería en el resto de España. Fue la brújula de lo que había de ocurrir. Y así quieren ver algunos estas elecciones, como un anticipo o una clave sin comprender que Andalucía es un acertijo imposible, un espejismo, una extrañeza. Ya lo recordó el poeta: "No la busquéis en parte alguna, porque no estará allí. Andalucía es un sueño que algunos andaluces llevamos dentro".

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