Usuarios del puerto de Vigo denuncian el deterioro de años del muelle que se hundió
"Rezumaba óxido, había grietas, el acero se hinchó y reventó el cemento", aseguran vecinos que frecuentaban la zona
El Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo, en funciones de guardia, ha asumido la investigación de las causas del accidente que la madrugada del lunes provocó heridas de gravedad a cinco personas y obligó en total a 377 a recibir asistencia médica, después de que se hundiese un muelle durante la celebración de un concierto. Mientras el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria se pasaban uno a otro la responsabilidad de inspeccionar el estado de las instalaciones, numerosos vecinos aseguran que llevaban tiempo denunciando el estado de la estructura que se desplomó durante la jornada final del Festival O Marisquiño.
Los vecinos de esta fachada marítima de Vigo, junto al Muelle de Trasatlánticos, y usuarios del paseo buscaban en la mañana de este lunes a los periodistas para contarles lo que, dicen, llevan años comprobando y "denunciando". "Yo nunca piso los tramos de madera, voy siempre por la parte que está asfaltada", asegura una señora, "porque las tablas se mueven hace mucho tiempo". El lugar del accidente, donde se habían concentrado unas 3.000 personas pese a que, según la organización, la licencia permitía un aforo de hasta 4.500, es un paseo marítimo con una pasarela de madera sobre una placa apoyada en una estructura de pilotes y muros de hormigón. Según las autoridades, fueron estos pilares inferiores, cimentados bajo el agua del mar, los que cedieron y provocaron el siniestro.
"Unos días antes de que empezase el festival, cogí con la mano varios tablones y los levanté", describe Antonio García. "Está todo hecho un desastre, a este lado del puerto y en el otro extremo, en el barrio de Bouzas", comenta Marta Veiga. Adelardo Pena compró en septiembre de 1992 un amarre para su barco de recreo en el pantalán de yates que se extiende sobre la lámina de agua junto al paseo hundido. Desde ahí, durante años, fue testigo del deterioro progresivo de los pies de hormigón armado y siempre que pudo alertó a vigilantes y trabajadores del puerto y del Real Club Náutico, que tenía la explotación de los atraques propiedad del Puerto de Vigo. "Primero se vio un óxido que rezumaba; después una grieta; luego el hormigón se desconchó... Al final el acero se hinchó y reventó todo el cemento", describe.
"Mi plaza estaba pegada a la parte que colapsó", rememora Pena, "cuando la compré estaba todo nuevecito. Encima de la estructura, sobre la explanada de cemento, teníamos el aparcamiento que daba servicio a los dueños de los barcos. Se supone que se había previsto para el peso de los coches, no solo para ser un paseo marítimo" de peatones en tránsito. "A mediados de los 90, con el proyecto Abrir Vigo al Mar, aquella explanada la cubrieron de tableros de madera tipo teca, pero solo como elemento decorativo, sobre la base de hormigón que había, y poco a poco el deterioro se hizo evidente". Adelardo Pena recuerda "perfectamente" que fue en el año 2005 cuando le saltaron las alarmas: "Lo sé bien porque mi hijo tenía 10 años cuando nos metimos allí debajo porque había unas nécoras y vimos cómo estaba aquello. Para el agua salada no vale cualquier cemento, porque lo destruye todo. En barco, desde el mar, se ve que todo el paseo está igual, desde donde se hundió hasta el otro extremo, donde está la estatua del Capitán Nemo".
Tanto el Ayuntamiento de Vigo (con un alcalde, Abel Caballero, que entre 2005 y 2007 fue presidente de la Autoridad Portuaria), como el Ministerio de Fomento, responsable de los grandes puertos, han anunciado la apertura de una investigación sobre las causas del accidente. La estructura de pilotes se construyó en los años 80 y posteriormente, a comienzos de los 90, fue forrada con la pasarela de madera para convertirla en zona peatonal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.