Feijoo, sin tilde
Distintas ediciones de la Ortografía de la Academia, desde 1763, y particularmente la de 1952, prescribieron “Feijoo” y “Campoo” frente a “Feijóo” y “Campóo”
Ahora que a lo mejor lo vamos a leer algo más que antes en toda España, convendría dejar claro de una vez por todas que el apellido “Feijoo” no debe llevar tilde en la primera de sus dos oes. Es palabra llana terminada en vocal, y la tónica es la primera de esas dos oes (otra cosa es que ambas, en la pronunciación, se fundan en una suerte de o única particularmente larga). Distintas ediciones de la Ortografía de la Academia, desde 1763, y particularmente la de 1952, prescribieron “Feijoo” y “Campoo” frente a “Feijóo” y “Campóo”. Y en la actual, de 2010, se escribe “Feijoo”, sin tilde, en pág. 170.
La Fundación del Español Urgente, en cambio, recomienda “Feijóo” para el segundo apellido del actual presidente de Galicia porque “así lo escribe el propio político” y porque “de acuerdo a la norma establecida para estos casos, debe respetarse la grafía elegida por la familia para su apellido”. Cabe objetar, sin embargo, que tal “norma” es válida para el uso de las letras (por ejemplo: una persona puede apellidarse Mexía y no Mejía, Ybarra y no Ibarra, Zepeda y no Cepeda; se trata, como se ve, de variantes más o menos arcaicas), pero no para el de los acentos. ¿Es que alguien puede caprichosamente decidir que su apellido es “Fernandez” o “Garcia”, sin las correspondientes tildes?
¿Acaso el actual presidente de Galicia ha manifestado expresamente el deseo de que su apellido se escriba con esa tilde? Lo ignoro, pero, si así fuere, haría bien en reconsiderar tal preferencia.
Tampoco parece que pueda invocarse al respecto ninguna norma de la ortografía de la lengua gallega. Si don Alberto Núñez quisiera galleguizar su segundo apellido debería optar por algo así como “Feixó”, pero no añadir una tilde a “Feijoo”. Es cierto que el nombre del más ilustre escritor español de la primera mitad del siglo XVIII, Benito Jerónimo Feijoo, alguna vez, por vacilación gráfica, la ha llevado. Hoy no la lleva nunca.
Cuando termino de escribir estas líneas me entero de que el apellido de la nueva ministra de Educación es “Celaá”. Qué lío. Bueno, pues ahí sí, con acento (pero en la segunda a), por ser aguda (la palabra; la ministra, ya lo veremos).
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