_
_
_
_

Enemigos para siempre

La división entre catalanes ya no es sobre la independencia, sino sobre el tamaño de la ofensa imperdonable que la mitad de Cataluña ha infligido a la otra

Lluís Bassets
El Rey Felipe VI visita el Mobile World Congress, en Barcelona, el pasado 26 de febrero.
El Rey Felipe VI visita el Mobile World Congress, en Barcelona, el pasado 26 de febrero.Massimiliano Minocri

Exactamente el envés de 1992. En vez de sonrisas, miradas de desconfianza e incluso odio. En vez de consorcios entre administraciones, ruptura de la legalidad y aplicación de artículos de excepción de la Constitución. Desplantes en vez de abrazos. Justicia y policía, en vez de deporte y trofeos. Ruina, en vez de prosperidad. Solo la fuerza tremenda de la tecnología del Mobile ofrece una apariencia de normalidad.

Cataluña está escindida en dos partes. Las dos son antidemócratas. Las dos son totalitarias, en sus distintas variantes, franquistas, venezolanas, nazis o trumpistas

Algo se ha roto, se dijo hace ocho años. Ahora no es algo lo que se ha roto. Todo se ha roto. Esta es una sociedad dividida, desconfiada, en la que unos y otros no se miran a los ojos y cuando lo hacen descubren en el prójimo la chispa de una profunda e insoportable detestación. Ha sido un trabajo lento, persistente y de una diabólica eficacia.

Para crear una mayoría que consiguiera la secesión había que presionar hasta el límite de lo soportable, aunque fuera con tergiversaciones, mentiras y promesas incumplibles. Para evitarla, había que encastillarse en el más absoluto de los inmovilismos. El resultado ahí está: una Cataluña escindida en dos mitades que no se pueden ver y, menos aún, pueden hablarse porque no se escuchan ni se entienden en nada.

Más información
Un pacto por las lenguas
Siempre Kafka: ahora la Metamorfosis
No hay presidente más ilegítimo que Puigdemont

Hasta este otoño del desastre la división era por la independencia y el derecho a decidir. Ahora esto se ha superado: la división, todavía más profunda, es por el tamaño de la ofensa imperdonable que una mitad ha infligido a la otra. Una ha intentado una secesión ilegal saltándose el Estatut y la Constitución. La otra es el bloque del 155, una agresión al autogobierno que ha procurado porrazos, cárcel y exilio. Las dos son golpistas a ojos de la contraria. Las dos son antidemócratas. Las dos son totalitarias, en sus distintas variantes, franquistas, venezolanas, nazis o trumpistas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Así es como los catalanes nos hemos declarado unos a otros enemigos para siempre. De forma que la auténtica distinción que habrá que hacer a partir de ahora es entre los que quieran trabajar para recuperar el civismo mínimo que permite vivir juntos y hacer políticas juntos y los que quieran persistir excavando en la división y el enfrentamiento.

De momento, a la vista de los últimos acontecimientos, pienso que Colau y Torrent siguen trabajando en favor de la división y que Iceta y Coscubiela son de los pocos que trabajan para evitar que nos instalemos en la época de los enemigos para siempre.

Lee el blog de Lluís Bassets
en CATALÁN y en CASTELLANO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_