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Trump y Kim Jong-un desvelan su amor por el Carnaval de Cádiz

Más de 130 agrupaciones dedican meses de esfuerzo a idear letras y personajes ingeniosos que bordean los límites de la libertad de expresión

La chirigota 'Grupo de guasa' de 'El Selu' ironizan sobre mandatarios como Maduro, Merkel, Putin, Kim Jong-un o Trump.Vídeo: Juan Carlos Toro
Jesús A. Cañas

“Tener el poder de Europa es interesante, no te creas”. Apoyada en la barra del bar San Felipe, Ángela Merkel se confiesa con media sonrisa socarrona. A su vera, Donald Trump comparte espejo y consejos capilares con Kim Jong-un. Melania apura su catavinos de moscatel sentada en un taburete. Nicolás Maduro charla relajado con Vladimir Putin y la reina Isabel de Inglaterra. Juntos y revueltos, los líderes mundiales alternan en una pequeña tasca de Cádiz, justo a los pies del Oratorio en el que se firmó la primera Constitución española.

Trump confiesa que le gusta la ciudad “porque tiene muchos muros”. Quizás fuese verdad, pero detrás de este “‘Kichi’ de Nueva York” está Selu García Cossío, reputado autor del Carnaval de Cádiz. Melania es Manuel Sánchez; Merkel, Paqui Sibón; la soberana inglesa, Julián Marcos. Todos son ‘Grupo de guasa’, la apuesta de este año de una de las más afamadas chirigotas de la fiesta. Como el resto de los más de 130 grupos que en estos días actúan en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval (COAC), retuercen el humor, exprimen la sátira y juegan –a veces, con algún sobresalto– con los límites de la libertad de expresión.

En la tarde del pasado sábado 3 de febrero, Selu y los suyos, caracterizados de sus alter ego carnavaleros, se concentraban en su bar de siempre, antes de iniciar el pasacalles al Gran Teatro Falla. Allí actuaron y superaron el segundo pase, el de Cuartos de Final, tras salvar también el corte inicial de Preliminares, fase que comenzó el pasado 9 de enero. Pero el trabajo de este grupo, inspirado en los líderes de “las Naciones Hundidas”, y del resto de chirigotas, coros, cuartetos y comparsas empezó muchos meses antes. Llegar a la Final, que se celebrará el próximo 10 de febrero, requiere ingenio, sí, pero también mucho esfuerzo. 

“Me baso en estereotipos, así que busco y miro constantemente. La verdad es que estoy todo el año dándole vueltas al tipo”, reconoce García Cossío en referencia a la caracterización de los personajes. Aunque el fin es el humor, llegar hasta él tiene poco de gracioso y mucho de duro trabajo. “Me gusta seguir el método Stanislavski, que del personaje salga todo”, añade el autor. Fue en el verano cuando ideó la ocurrencia de su ‘Grupo de guasa’ y empezó a componer letras y música, ayudado por su inseparable ‘smartphone’: “Antes usaba el papel, pero ya lo hago con el móvil. En cualquier momento se me puede ocurrir una idea y, rápidamente, la apunto”.

En los versos, la actualidad local, nacional o internacional impera y se premia por el jurado. Por eso, Selu concentra el esfuerzo de los primeros meses en “construir las partes intemporales”, como la cuarteta dedicada a la longevidad de la Reina inglesa: “92 años en ‘Buckingham Palace’ y la hija de England ni se pone mala”. En esta edición, mientras que los autores estaban enfrascados en su proceso creativo, el ‘procés’ catalán marcaba la agenda mediática. Las letras a Puigdemont y los suyos estaban cantadas, pero este año el concurso se ha visto salpicado por otras polémicas inesperadas.

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Un concurso agitado

Justo la decapitación figurada de Puigdemont de una chirigota abrió la caja de los truenos de un certamen que es seguido con pasión en redes sociales. Otra agrupación, ‘Una corrida en tu cara’, incluso ha llegado a ser amenazada legalmente por Andrea Janeiro, tras llamarla “horrenda”. En una fiesta donde la mujer pide paso, iniciativas como Carnaval Feminista han sacado los colores a más de un grupo por su humor machista. ¿Dónde está el límite de la libertad de expresión en el Carnaval? “Cada uno es lo irreverente que quiera ser, hay algunas letras con muy mal gusto. Hay unos que harían unas cosas y otras que no, pero yo creo que el Carnaval, sobre todo, es libertad. Por ética yo me guardo de hablar de determinados temas”, remarca García Cossío, poco antes de dedicar un pasodoble al debate.

“El debate está ahí y es algo que a los autores preocupa”, reconoce Adela del Moral, primera mujer en capitanear un coro en el Falla en los 80 y hoy seguidora incondicional de la fiesta. “Llegará un día en el que hacer un chiste de un feo o un gay, por ejemplo, será una broma sin más. Pero estamos en un momento de desprendernos de esos vicios y hay que comerse más el coco”, vaticina Del Moral. Antonio Bayón, autor del coro Rockola –otra de las agrupaciones que, junto a la del Selu, ya están en Semifinales– apunta otra causa al debate: “Antes eran cosas que se quedaban en Cádiz, pero ahora la fiesta es más famosa, está más mediatizada y puede chocar al que no la conozca”.

A pocas horas de actuar, en el local de ensayo de la chirigota del Selu prefieren no destemplar los nervios con el debate de marras. Han sido cinco meses de ensayos nocturnos diarios. Conforme el autor termina sus composiciones, las envía al grupo –este sí– de WhatsApp ‘Chiriletras’, donde están incluidos sus 12 componentes. En estos días, les conviene no perder el móvil de vista, cualquier asunto de última hora es susceptible de convertirse en humor. En el mismo día de la detención del consejero delegado del Cádiz C.F., Quique Pina, dos agrupaciones lo incluyeron en su repertorio.

Pero los derroteros de García Cossío de este año van, ante todo, por la política internacional para hacer honor a sus tipos. De las brochas de Almudena, Vane y Raquel, de la empresa Pinceladas, van brotando los rostros de esos líderes que “con lo ‘malamente’ que iban en el colegio quién les iba a decir que iban a llegar hasta aquí”. “Hemos tenido que estudiar los personajes y colocar fotos suyas junto a los miembros de la agrupación para sacar las facciones”, reconoce Vane Gallardo. El vestuario y, ante todo, la gestualidad completa el artificio. “Me he hartado de ver vídeos de Merkel para estudiar cómo coloca las manos y cómo se ríe con esa media sonrisa triste que pone”, reconoce el chirigotero Paqui Sibón.

No ha sido el único, Selu se ha dejado ir con el peso para que se le ponga “cara de papa” y repite el constante gesto de enfadado de Trump. Hay que convencer al exigente público del Falla que, aunque ya les conoce de Preliminares, es necesario meterse en el bolsillo. Los nervios se quedan atrás, el telón se abre y todos los líderes esperan a unos Trump y Melania que bajan del avión ‘Air Force Juan’ ante la risa incontrolada de los presentes.

Pasodoble al espionaje; el otro a la libertad de expresión: “Debemos proteger al pobre periodista que quiere sentirse libre con su pluma. Hemos decidido que a la prensa no se maltrate. Todos los periódicos deben ser siempre protegidos porque si no tenemos periódicos a ver qué usamos cuando se acabe el papel del wáter”. Le siguen dos cuplés: uno dedicado a los estudiantes de Ciencias Políticas que van de prácticas a la cárcel de Soto del Real y otro al gusto por la comida de Terelu Campos. “Y venga pim y pam y pum ¡qué de guerra por ‘tos laos! Hay que ver, hay que ver, se le quitan a uno las ganas de poner el telediario a la hora de comer”, cantan en los estribillos.

Llega el popurrí con giros inesperados, como el amor furtivo que Trump y el hambriento Kim Jong-un dicen profesarse: “Si quiero puedo quitar a todo el mundo del tabaco. Si nos dejan, con un simple misil… ¡pim! Solucionado… Y no nos dejan”. Acaba la actuación con la fuerte y larga ovación del respetable. Este ‘Grupo de guasa’ gusta y es muy probable que llegue a la Final, como lleva ocurriendo 25 de los 30 años que lleva concursando en el COAC. Y eso no es nada, tras el Carnaval comenzará la turné de actuaciones por toda España. Este año, su guiño a la ONU gusta hasta al otro lado del charco. “Ya nos han entrevistado de una radio de Nueva York y en Argentina. Tenemos perspectivas grandes incluso en América”, reconoce Selu. Pero eso aún se antoja lejos, ahora toca centrarse en la actuación de Semifinales, el próximo 7 de febrero.

Tras terminar una agotadora actuación, los líderes mundiales salen del Falla para volver al bar San Felipe. En la puerta casi un centenar de personas aguardan, enfervorizadas, con sus móviles preparados. A García Cossío y los suyos les cuesta abrirse camino entre la multitud, ansiosa por un selfie con la pareja del momento. Entre tanto fan, a Melania y a Trump no les queda otra que echar a correr calle abajo. Como si fuesen los reales y no sus copias. O quizás es que ellos sí son los de verdad.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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