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El escultor español con el que los chinos se hacen ‘selfies’ en la calle

El magnate Guang Tsao encarga a Juan Ripollés esculturas y lienzos de gran formato para una necrópolis y un museo en Taiwán

Juan Ripollés (de frente), junto a una de sus esculturas, en China.
Juan Ripollés (de frente), junto a una de sus esculturas, en China.

El interés asiático por la obra, y la figura, del polifacético y excéntrico artista castellonense Juan Ripollés es un hecho que se refuerza ahora con un nuevo ‘salto’ al mercado chino y taiwanés de la mano del magnate Guang Tsao, un mecenas de las artes muy conocido en el sureste asiático, y en un formato de exhibición novedoso para el autor: el de los parques ceremoniales. Inabarcables complejos escultóricos y paisajísticos que entroncan con la centenaria tradición budista de alentar a sus visitantes a reflexionar sobre la vida, la naturaleza y el arte, y que en breve sucumbirán al sello de Ripollés: icónico, naif. Un sello gestado en el Mas de Flors (Sant Joan de Moró, Castellón), la peculiar base de operaciones y lugar de inspiración del artista.

Su estilo es la clave, dicen desde el círculo más próximo al autor, que explica la meteórica carrera del castellonense en Asia, que arrancó en mayo de 2012, cuando expone por primera vez en Pekín, en el World Art Museum de la capital china. Y el gancho que ha logrado que Guang Tsao, propietario de varios de estos espacios artísticos al aire libre, se haya “enamorado” de la obra de Ripollés. Hasta el punto de contratarle varias esculturas y lienzos de gran formato que salpicarán, ya desde este 2018 y en meses posteriores, los tres enormes parques que la familia posee: el Yuzi Paradise en Guilin, el Moon Lake Sculpture Park en Shanghai y la necrópolis ceremonial de ChinPaoSan en Taiwán, una de las más grandes del mundo y donde Ripollés será el primer artista español en tener obra.

Tres gigantes paisajísticos en los que Guang Tsao ha seguido el legado de su padre, el billonario de origen taiwanés Rhy-Chang Tsao, y con los que refuerza su contribución a la arquitectura paisajística-ceremonial y al arte cosmopolita que, de hecho, se estudia en muchas facultades de Bellas Artes chinas.

La relación que nace ahora entre Ripollés y esta dinastía familiar, y que sella el mayor encargo artístico para el autor en el continente asiático, va camino de prolongarse en el tiempo. Fuentes cercanas al artista aseguran que fruto del ‘flechazo’ del magnate por la obra del castellonense, los pedidos del ChinPaoSan Group que lidera Guang Tsao se sucederán al menos de dos a cinco años más, dependiendo de las ampliaciones de los parques, del plan de negocio del empresario y del propio proceso de creación artística del pintor.

Juan Ripollés ha pasado la Navidad en China, un país donde ya es reconocido por el gran público. “Le paran por la calle para hacerse selfies con él”, atraídos por lo icónico de su arte, fácilmente decodificable, por sus figuras volumétricas reconocibles, que entroncan con la infancia. Por su color, y su propia indumentaria, “que llama poderosamente la atención”. “Entienden su obra y les gusta como persona, porque es muy próximo, entrañable”, señalan desde su entorno.

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Allí, en China, ha invertido también prácticamente la mitad de 2017, incluidos los dos últimos meses del año, preparando las primeras piezas pictóricas y escultóricas que este 2018 pasarán a formar parte de las más de doscientas esculturas y los incontables lienzos de artistas contemporáneas que ahora se exhiben en el Yuzi Paradis. Un parque de esculturas al aire libre de casi mil hectáreas rodeado de pináculos de piedra caliza al sureste de China, en la provincia de Guangxi.

Es uno de los encargos a corto plazo que, de momento, prevé el acuerdo de colaboración entre Ripollés y Guang Tsao. A él se une la realización de una escultura monumental para la nueva ampliación de la necrópolis de ChinPaoSan, próxima a la capital de Taiwán. La obra se alzará en la explanada de entrada a los nuevos edificios y museos diseñados por el arquitecto norteamericano Steven Hall para este reciento ceremonial –uno de los más grandes del mundo- abierto a todo tipo de cultos y religiones.

Para el Moon Lake Sculpture Park, otro inmenso parque de esculturas al oeste de Shanghai en cuyo recinto se encuentra el YueHu Museun of Art, Ripollés ha pintado un lienzo de grandes proporciones delante de numerosos invitados y prensa especializada. La obra, una vez finalizada, ha sido cedida al propio museo para pasar a formar parte de sus fondos pictóricos permanentes.

Con el salto a los parques ceremoniales de China y Taiwán, Ripollés se asienta por completo en el mercado del arte asiático.

En 2011, la visita de la cadena pública nipona NHK al Mas de Flors para compartir con Ripollés una jornada de trabajo –enmarcada en un reportaje sobre artistas de amplia proyección internacional- fue el preludio del desembarco asiático de la obra del artista pocos meses después. En mayo de 2012 exponía por primera vez en Pekín, en el World Art Museum: 83 obras, entre pinturas, grabados y esculturas en diferentes formatos. Desde ese momento, la muestra recorrió con carácter itinerante diversas ciudades chinas, apoyada por el sistema público de museos del gigante asiático. Una itinerancia que popularizó la obra de Ripollés y sirvió de plataforma de lanzamiento a otros países del entorno, como Taiwán. Su primera exposición aquí fue en 2016, en la Galería Yi Yuan Ho (Kaohsiung), a la que siguió otra en abril de 2017, esta vez en formato macro y en la capital Taipei, concretamente en el Citylink Mall en Nangang Station, uno de los rascacielos que conforman el skyline de la ciudad.

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