La reivención de un monarca jubilado
Don Juan Carlos disfruta de una nueva etapa de su vida con más tiempo libre y con viejas amistades. Hoy celebra 80 años con un almuerzo familiar en La Zarzuela
Hace diez años, cuando cumplió 70, don Juan Carlos fue homenajeado en una solemne cena celebrada en el palacio de El Pardo a la que asistieron 450 personas, representantes de la vida social española y de la clase política, además de toda su familia. Ese día su hijo Felipe, entonces príncipe de Asturias, pronunció un discurso lleno de guiños a su padre, al que llaman El patrón, y de reconocimiento a su figura como Rey de España. Este viernes el padre de Felipe VI pasará la jornada en la intimidad, como transcurre ahora su vida desde que en 2014 se produjo el relevo en la Corona. Eso sí, a la hora de almorzar reunirá a la familia en su residencia del palacio de La Zarzuela. Serán los mismos que acudieron allí el día de Navidad, a los que se añadirán algunos primos más. Al tratarse de un acto privado, la Casa del Rey no ofrece información sobre la convocatoria y, menos aún, sobre si su hija menor Cristina y sus hijos acudirán a la cita.
Don Juan Carlos llega a los 80 años con una salud más estabilizada después de años de encadenar operación tras operación y organizándose una vida como Rey emérito en la que apenas tiene obligaciones institucionales y sí mucho tiempo libre, algo a lo que no está habituado tras 38 años en el trono. Zarzuela quiso que quedara claro que se había inaugurado un tiempo nuevo en la Corona y por ello el padre de Felipe VI fue prácticamente borrado de la agenda oficial llegando a ser excluido de actos tan importantes como la celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones de la democracia. Don Juan Carlos no ocultó su malestar y quizá por ello, y para reivindicar su figura, mañana asistirá acompañado de doña Sofía a la recepción de la Pascua Militar que presiden los Reyes de España.
Desde que el rey Juan Carlos pasó a ser emérito, denominación que a él no le gusta, dispone de un despacho en el palacio Real al que en raras ocasiones acude. Sigue, eso sí, teniendo sus habitaciones en La Zarzuela y un pequeño grupo de ayudantes además de un secretario. Pasa mucho tiempo fuera de su residencia en la que rara vez coincide con doña Sofía. Antes les unían la agenda oficial y las tareas de Estado, ahora solo los compromisos a los que su hijo les envía. El último, el entierro de Miguel de Rumanía.
Doña Sofía ha regresado de Grecia, donde ha recibido 2018, para asistir al cumpleaños de su esposo. Don Juan Carlos lo hizo con un grupo de amigos y siguió su costumbre de otros años: celebrarlo fuera de España. Ambos llevan vidas separadas y ya no lo ocultan. El Rey emérito ni tan siquiera pisó Palma de Mallorca el último verano, en cambio, fue fotografiado con su hija Elena, con quien comparte muchos momentos de ocio, en varios puntos de la geografía española disfrutando de la buena mesa y de tardes de toros. También ha recuperado su afición por la vela.
Pero la foto que más ha sorprendido de él en los últimos meses fue la captada en Irlanda, durante una visita a la iglesia Saint John's, en Clonmellon, cuya restauración ha financiado su amigo el empresario de origen mexicano Allen de Jesús Sanginés-Krause. En ella, el Rey emérito aparece junto a Marta Gayá. Era la confirmación de que habían retomado una larga relación en el tiempo interrumpida solo por la aparición en escena de Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Durante más de 15 años el Rey emérito y Gayá mantuvieron una discreta pero sólida unión que no escondían pero de la que no hacían alarde. Ahora siguen esta misma norma.
Corinna desapareció de la vida de don Juan Carlos tras el accidente en Botsuana, en abril de 2012. Este suceso supuso un punto de inflexión institucional y personal en la vida del entonces Rey que tuvo que pedir disculpas: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir".
Conocedor de que su viaje de caza a Botsuana había sido objeto de gran polémica, decidió intentar acortar la distancia que le separó de una gran parte de la clase política y de la ciudadanía en general. Pero la irrupción del caso Nóos también influyó en los índices de popularidad de la Corona y en las relaciones familiares. Todo ello fue preparando el camino hacia la abdicación.
Don Juan Carlos pidió a su hija Cristina que se distanciara de su marido, que renunciara a sus derechos sucesorios y a su título de duquesa de Palma. Lo hizo con el apoyo de don Felipe, que tomó un papel protagonista en esa crisis. El Rey emérito cumple hoy 80 años disfrutando de una vida de monarca jubilado pero con una familia rota.