Los límites del PNV
El PNV solo hace concesiones que pueda argumentar ante el electorado vasco por los beneficios que comportan
El PNV, como partido mayoritario en Euskadi y minoritario en las Cortes, está acostumbrado a negociar. Su experiencia histórica de partido bisagra, que se remonta a un siglo, le ha enseñado a medir mucho sus bazas negociadoras y a afilar sus criterios en las relaciones con el Gobierno central; más aún cuando gobierna el centroderecha, con el que no comparte ni su modelo de Estado ni muchas de sus políticas. De modo que el PNV solo hace concesiones que pueda argumentar ante el electorado vasco por los beneficios que comportan. Es lo que sucedió con la negociación presupuestaria: apoyó los Presupuestos del Gobierno del PP porque pudo argumentar ante su electorado que comportaban importantes beneficios económicos para Euskadi: renovación de la Ley del Cupo, enquistada desde hace dos décadas; inversiones cuantiosas en infraestructuras, etcétera. Es un hecho que la contribución del PNV a la estabilidad del Gobierno del PP con sus compensaciones económicas ha sido entendida por una mayoría de vascos. Las últimas encuestas certifican que el PNV sigue creciendo.
También, como con los Presupuestos de 2017, habría sido decisivo el voto del PNV —que ha desplazado a CiU en ese papel— para que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no compareciera ante el pleno del Congreso para dar explicaciones sobre la corrupción en su partido. El PP le pidió que rechazara la propuesta del PSOE y Podemos. Una vez más, el PNV midió sus pasos y concluyó que, en esta ocasión, no tenía argumentos que ofrecer a su electorado que justificasen acceder a la petición del PP. Al contrario, las encuestas vascas señalan un foso, cada vez mayor, entre la opinión favorable al Gobierno vasco y desfavorable al Gobierno central debido a la corrupción del partido de Rajoy. Una formación sobre la que está instalada en Euskadi la idea de que no sólo no ha asumido responsabilidades políticas sino que ha puesto innumerables trabas a la acción de la justicia.
Además, la naturaleza de la relación entre el PNV y el Gobierno del PP es limitada. Sus acuerdos son puntuales. El PNV no tiene los compromisos de un Gobierno de coalición, ni siquiera de un pacto de legislatura. Por todo ello desoyó al PP y ofreció el voto decisivo para que Rajoy compareciera ante el pleno del Congreso, aunque hubiera preferido que fuera a la comisión de investigación.
Sin embargo, la relación entre el PNV y el Gobierno del PP se va a mantener y se plasmará en el apoyo peneuvista a los Presupuestos de 2018. Al PNV le interesa seguir sacando réditos de su apoyo a la estabilidad del Gobierno. Ya ha puesto sobre la mesa los traspasos del régimen económico de la Seguridad Social, sin ruptura de la caja única, y de Prisiones. Al Gobierno del PP también le interesa. En 2017, por razones políticas. En 2018, por razones económicas.
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