Regreso al último recorrido de Diana Quer
La Guardia Civil reconstruye los pasos de la joven antes de su desaparición hace un año
Aunque judicialmente el caso Diana Quer está desactivado desde abril con el auto de archivo provisional del juez instructor, la Policía Judicial de la Guardia Civil sigue a la caza de nuevas pistas para dar con el paradero de la joven desaparecida en la madrugada del 22 de agosto de 2016 en A pobra do Caramiñal (A Coruña) donde veraneaba con su madre y su hermana.
En el primer aniversario de la desaparición de la joven, los investigadores han regresado al mismo punto de esta pequeña localidad gallega para reconstruir las últimas horas que pasó Diana antes de que se le perdiese la pista. Un pueblo que estos días celebra las fiestas locales en un escenario diferente del habitual, pero que se repite cada año con los tradicionales mercadillos y verbenas.
De hecho, algunos de estos feriantes que acudieron a A Pobra declararon como testigos al inicio de la investigación, ya que en el recorrido que hizo Diana Quer la noche que desapareció, atravesó el mercadillo antes de llegar a pie a su casa, situada a las afueras del pueblo, sobre las 2.30 de la madrugada.
Durante el trayecto, la chica envió un mensaje de texto a un amigo que había puesto en alerta a los agentes. En él, Diana se mostraba preocupada porque un hombre le había increpado diciéndole “morena, ven aquí", lo que puso a los feriantes en el punto de mira.
En medio de este bullicio nocturno, agentes de la UCO (Unidad Central Operativa) han vuelto al inicio del caso con la certeza de que la desaparición de Diana Quer ha sido un acto planificado por terceras personas en un terreno conocido para ellas y que además no han cometido errores. Ninguna pista ha dado resultados hasta hoy mientras la policía ha barajado numerosas hipótesis desde un primer momento, todas o casi todas inconsistentes.
Joaquín Amills, presidente de la asociación SOS Desaparecidos, ha celebrado el hecho de que la Guardia Civil regrese para analizar el terreno, como al principio del caso. “Es acertado revisarlo todo porque siempre hay pequeños detalles que se nos escapan y pueden ser importantes para abrir una posible línea de investigación que ha pasado desapercibida”, señala.
La madre de Diana, directiva de SOS Desaparecidos
Diana López-Pinel, la madre de Diana Quer, forma parte de la directiva de SOS Desaparecidos desde hace tres meses. La organización cuenta con la mayor red de usuarios por Internet, con 68 millones seguidores en el mundo, y ha lanzado varias alertas internacionales para localizar a Quer.
Esta organización recibió un correo electrónico el pasado diciembre relacionado con el caso, pero el juez lo rechazó como prueba, pese a considerarlo un hecho más para ampliar las pesquisas policiales. El mensaje dejaba claro que alguien había utilizado una cuenta de correo de Diana y que solamente podría conocer una persona allegada a la joven, según denunció SOS Desaparecidos.
El mensaje era conciso y reforzaba la hipótesis de la marcha voluntaria, barajada al comienzo del caso aunque luego perdió fuerza: “Hola. Estoy bien necesito estar un tiempo fuera de España. Saludos, Diana Quer”, decía la misiva.
Sin dirección de envío y supuestamente usurpando la identidad de una persona desaparecida, el correo se envió desde una plataforma donde la primera IP identificada proviene de EE UU y la segunda de Canadá.
SOS Desaparecidos elabora sus propios informes cuando recibe una denuncia. La organización define el caso de Diana Quer como “un acto bien planificado por personas que conocían bien el terreno y que actuaron sin cometer errores y sin indicios de violencia".
Desde su experiencia, con 1.100 denuncias recibidas cada año de personas desaparecidas en España, Amills considera que en el caso Quer se perdió mucho tiempo porque en realidad se empezó a buscar a la chica tres días después de que hubiera desaparecido. “Pasaron unas horas que son siempre las cruciales poniendo el foco en una dirección, dejando otras desatendidas y sin posibles testigos para indagar en un pueblo donde esos días había muchos foráneos”, censura. Para Amills “el entorno familiar resultó muy mediático pero policialmente ineficaz para encontrar una pista fiable, mientras el porqué o para qué de la desaparición siguen sin tener una posible respuesta o un indicio para seguir una hipótesis probable para investigar”, añade.
Amills incide en que a diferencia de otras desapariciones, en el de Diana Quer no se ha cerrado ninguna puerta y la esperanza de la familia persiste. “No se entiende que se haya archivado judicialmente cuando hay sumarios como el de Malén Ortíz, en Mallorca, que lleva abierto tres años y medio. Pero sobre Diana no hay nada definitivo y aunque el tiempo juega siempre en contra de las víctimas, sobre todo en niños y mayores, Diana es joven y la búsqueda continúa, al menos policialmente porque no hay indicios evidentes para cerrarlo”, sostiene.
La investigación sostiene que Diana Quer fue vista por última vez en torno a las 2.40 horas del día 22 de agosto de 2016, en el paseo marítimo de O Areal, cuando se dirigía su casa. El rastro del móvil a través de las señales de telefonía, situaron a la chica en Taragoña (Rianxo). Varios testigos aseguraron haberla visto y creen que iba acompañada de varios hombres. Después se habría subido a un coche sin indicios de violencia, según los testimonios recogidos por la Guardia Civil.
Tras varios días de rastreo en A Pobra y el monte de A Curota, la búsqueda se amplió a otros municipios costeros sin ningún resultado. Incluso se barajó la hipótesis de que podría haber sido retenida por unos vendedores de droga, otra línea de investigación que también se derrumbó por falta de testigos o pruebas.
Dos meses después, en octubre de 2016, un mariscador de la ría de Arousa que faenaba bajo el puente de Taragoña encontró el teléfono móvil de Diana. Un hallazgo inesperado que desmontó la teoría de un posible secuestro perpetrado por especialistas, que hubieran optado por destruirlo. Sin embargo, el aparato no dio ninguna información relevante para los investigadores. La Guardia Civil había descargado una copia de seguridad del teléfono que la joven tenía en la nube, pero no había rastro de llamadas que permitiesen conocer si había quedado con alguien antes de que el móvil acabara en el agua.
En medio del desconcierto sobre el paradero de Diana Quer, el pasado 19 de abril el juez que dirigía las investigaciones acordó levantar el secreto de las diligencias, al mismo tiempo que archivaba el caso de manera provisional, a la espera de que surgiese una nueva línea de investigación. El instructor argumentó que en ocho meses de pesquisas no existían indicios de autoría y criminalidad y era desproporcionado agotar los plazos judiciales.
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