“Solo habrá Gobiernos progresistas si nos entendemos con el PSOE”
Errejón defiende que "el PP es un predador que se merienda al que se le acerca"
Íñigo Errejón (Madrid, 33 años), diputado de Podemos, exportavoz del partido en el Congreso y uno de sus fundadores, habla aquí de su idea de "un patriotismo fuerte y desacomplejado" para España. En esa España, "de la que debemos sentirnos orgullosos", dice, podría tener encaje Cataluña, pero hay que dar pasos constitucionales para hacer imposible la ruptura. Errejón se refiere también a la oportunidad que hubo en mayo de 2016 de que su formación acordara un Gobierno con el PSOE. “Fue una oportunidad perdida, pero no para siempre”.
Pregunta. Ustedes sometieron a la militancia en 2016 la posible alianza PSOE y Podemos…
Respuesta. Yo dije que el PSOE tenía una oportunidad de llegar a un acuerdo con nosotros y con los grupos vascos y catalanes. Y no quiso, o no le dejaron. Fue una oportunidad perdida pero no para siempre. Nos hemos entendido con los socialistas en los Ayuntamientos más grandes. Y el PSOE gobierna casi todas las autonomías gracias a nosotros. Tenemos que hacer en España lo que ya es posible en las ciudades y en las comunidades autónomas. Me parece de cajón: no hay otra. En España sólo va a haber gobiernos progresistas que empiecen a soldar la brecha social si el PSOE y nosotros nos entendemos.
P. ¿Eso excluye a Ciudadanos para siempre?
R. ¡No! Ojalá se incluyera, pero siempre que se ha podido elegir le ha dado gobiernos al PP. Lo va a seguir manteniendo, y no es una buena noticia ni para España ni para el propio Ciudadanos porque el PP es un depredador que se acaba merendando a todo aquel con quien se junta. Nosotros tenemos que ir demostrando que puede haber una mayoría alternativa, tender la mano para que en un momento dado otros se sumen. Con Ciudadanos hemos llegado a un acuerdo para cambiar RTVE y que se parezca un poquito más a un modelo BBC que a un modelo de televisión de chiringuito de partido. Y al PP no le ha quedado más remedio que plegarse. Por ahí se puede avanzar, pero a la hora de la verdad, cuando ha tenido que elegir, Ciudadanos siempre elige al PP. Nosotros ya lo hemos demostrado en parte de España. Falta llevarlo a nivel nacional, pero ya es realidad.
P. En Madrid le están buscando sustituto a Manuela Carmena…
R. Yo tengo un sustituto a Manuela Carmena que se llama Manuela Carmena.
P. ¿Y para Cifuentes? ¿Errejón?
R. Para Cifuentes, Podemos. Quién será lo resolveremos en primarias.
P. ¿Le hace ilusión la Comunidad de Madrid?
R. Me hace ilusión el proceso de cambio que más toca a los ciudadanos…
Después de "Así no, Íñigo"
En la Navidad de 2016, mientras se afilaban las armas para Vistalegre II, congreso en el que dirimían liderazgo de Podemos dos de los políticos que contribuyeron a fundarlo, partidarios muy cercanos a Pablo Iglesias afearon a su competidor, Íñigo Errejón, sus posiciones para acercarse a la cúspide. Encabezó la retahíla de tuits prolongando el hastag Así no, Íñigo la que luego lo relevaría como portavoz el Congreso, Irene Montero, y siguió, entre otros, el secretario de Organización, Pablo Echenique. En esta entrevista Errejón se mostró como un militante que considera que ahora se ha recompuesto el partido, que todos sus "compañeros y compañeras" están haciendo una excelente labor y no es proclive a recordar aquella herida más allá de la expresión de "disgusto" que, sin duda, le causó entonces. Esto dijo, en todo caso, sobre el tema
Pregunta. Usted debe ser un militante extraordinario: es difícil imaginarlo poniendo un tuit en Navidad diciendo "Así no, Pablo".
Respuesta. Bueno, yo a Pablo tampoco me lo imagino haciendo eso. No lo hizo.
R. Pero lo toleró.
R. Ha habido formas diferentes de enfocar el debate, con posiciones individuales o propias de cada uno. Yo me esforcé por tener un estilo de debate que nos permitiera que al día siguiente pudiéramos seguir trabajando como compañeros. Creo que Pablo también lo hizo. El resultado de eso es que hoy, pese a que había muchas predicciones de que abrir un proceso de discusión interna iba a ser un desgarro, seguimos remando juntos.
P. ¿Cómo ve este país ahora un joven político de un partido que aspira a gobernar con otro?
R. Creo que los progresistas de España (quizá hay razones históricas para ello) cometieron una irresponsabilidad que no tiene razón de ser: alejarse de España, sentir que España era el problema y que la solución era una especie de cosmopolitismo. A mí me parece bien porque la cultura vive mejor y el pensamiento se fortalece con la mezcla y la discusión con los de fuera, pero creo que ya va siendo hora de reivindicar, desde posiciones inequívocamente progresistas y democráticas, una idea fuerte de España, un patriotismo desacomplejado. Hay muchas razones para estar orgullosos de nuestro país. Ha sido puntero en avances sociales y democráticos, como el matrimonio igualitario, que nos ha puesto a la cabeza de Europa; las capas humildes y trabajadoras han sido ejemplo en la historia de Europa. Tenemos producción intelectual y cultural no suficientemente reivindicada como para tener una especie de medio complejo: que lo moderno es mirar hacia fuera y poco a lo de dentro, de lo que debemos sentirnos orgullosos.
P. Todo un balance.
R. Y creo que tenemos un país democráticamente muy maduro; aquí la crisis no ha generado irrupciones xenófobas. Eso dice mucho sobre la tolerancia y la madurez democrática. Y la crisis aquí generó, le parezca a uno lo que le parezca, una pequeña rebelión cultural, el 15M, que demandaba más democracia, y no menos, frente a la crisis. Razones para estar orgullosos de nuestro país. Hay una escasa autoestima propia, que no está justificada y que hay que revertir; pero hay muchas razones para estar orgullosos de un país que, en dos generaciones, dio un salto que permite que hijos de familias humildes puedan estudiar, que nadie tenga miedo a caer enfermo porque no haya sanidad pública, que aunque viva en un barrio humilde está suficientemente dotado… Y eso no lo regaló nadie. Nuestro país ha dado un salto en muchas materias que lo alejaron del caciquismo y lo acercaron a la igualdad de oportunidades… Muchas de esas conquistas hoy tienen que ser defendidas…
P. ¿Y ese menú no sería atractivo para que Cataluña comiera en la misma mesa?
R. Sí, aspiro a que lo sea, pero las relaciones de desamor no se entienden regañándole al otro; si alguien se desenamora de ti que le regañes es difícil que solucione la crisis. Este menú que yo describo es, por una parte, una herencia que debe ser defendida, ¡ojo! creo que el acuerdo constitucional del 78 ha sido menguante; algunos de los mejores elementos de igualación, de redistribución del poder, de descentralización, de democratización, han ido siendo estrechados. Hay que actualizar aquel acuerdo sobre todo en lo que tiene que ver con la igualdad de oportunidades, los servicios públicos, los derechos sociales y la justicia social. Eso contribuiría a hacer más ilusionante el proyecto de España. Pero en un país que tiene la diversidad cultural y nacional que tiene España, que siempre ha tenido diferentes pertenencias nacionales, la unión se construye a partir del reconocimiento de esas diferencias y eso implica el acuerdo. Con Cataluña hace falta un nuevo acuerdo, pero un acuerdo que reconozca que los catalanes tienen derecho a decidir su encaje en España.
P. ¿No le da miedo?
R. Es sólo un enunciado muy en abstracto. Pero con un encaje diferente Cataluña se queda en España. Una señora me paró en Barcelona: "Muchas gracias por lo que hacéis, pero para mí llegáis tarde". Ya había esperado muchas veces a que España cambiara, España no cambiaba y le resultaba más fácil una Cataluña libre. Es legítimo que esa señora lo piense. No es mi proyecto.
P. Usted habla del sentido común. ¿No sería ya de sentido común que dijeran ya qué pasa con Venezuela y Podemos?
R. En esto tengo que hacer una cierta llamada a la responsabilidad. Tengo la impresión de que ante la grave situación que vive ese país hay partidos a los que les da igual lo que pase allí. El mayor ejemplo de sentido común que yo estoy pidiendo es el de Zapatero, que hace un trabajo de mediación y que trata de evitar algo no totalmente descartable, que el conflicto escale y acabe en un enfrentamiento civil.
P. ¿No sería hora ya de que se produjera un distanciamiento razonable de lo que ha derivado la revolución chavista?
R. No hay distanciamiento porque como fuerza política aquí nunca se ha construido una identificación con lo que pasa en Venezuela. Mi posición es muy clara: hay un conflicto social e institucional que amenaza con partir el país en dos. Tanto el Gobierno como la oposición deberían ser más responsables y hay que apoyar salidas negociadas que intenten que aquello no degenere en un enfrentamiento que traiga más inestabilidades a la región y más dolor. Se están viendo imágenes absolutamente terribles y ninguno quiere que eso se repita. Sospecho que no importa cuán fuerte sea mi pronunciamiento porque para algunos sectores políticos en España Venezuela es una manera de no discutir sobre España; una manera de utilizarlo como arma arrojadiza para tirársela al adversario político aquí. Igual estoy equivocado, pero creo que se utiliza.
P. Una pregunta personal. ¿En qué está en desacuerdo el intelectual Errejón del político Íñigo Errejón?
R. Jajaja. Un representante político tiene que pensar en el efecto de sus palabras. Quien se dedica a la reflexión no tiene por qué hacerse cargo de ese efecto.
P. ¿Y hoy ha hablado sobre todo…?
R. Se me escapan las dos. No son contradictorias. A veces se me escapan pulsiones poéticas…
P. Y hoy está en modo prosa…
R. ¡Mi madre se empeña en que lea poesía!
P. Usted es un militante. ¿Si se lo pidiera el partido?
R. Jajaja. Sería hermoso, ¿verdad? Militar en un partido que haga que leas poesía. Jajaja. No creo que de momento me lo pidan. Si me lo pidieran sería un placer.
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