Ejercicio físico, hasta en diálisis
Un estudio prueba que la actividad mejora la salud cardiaca y reduce ansiedad y depresión
Los beneficios del ejercicio llegan hasta las salas de diálisis. Después de un ensayo de casi un año cuyos resultados están pendientes de publicación, la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo ha puesto en marcha un programa para evaluar las ventajas de la actividad física no ya en las personas que necesitan este tratamiento, sino en los pacientes que se ejercitan durante el mismo. “Son cuatro horas sentados tres días a la semana. Y es una manera de aprovechar el tiempo y de crear hábitos saludables”, dice Ana de Alba, la licenciada en Ciencias del Deporte que prepara los proprogramas de actividades personalizados para los 76 pacientes de tres centros de la fundación que han inaugurado el programa de ejercicios.
Pero no se trata solo de entretener. En el estudio previo se vio que las capacidades cardiovasculares mejoraban, y en la práctica ese avance se registra en más del 70% de los pacientes, dice De Alba. También se ve que se reduce la depresión y la ansiedad, añade Mayte Marín, una de las psicólogas del equipo. “Por ejemplo, el porcentaje de personas sin depresión pasó del 49% al 52% en menos de un año”, explica.
En el centro Los Lauros, en Majadahonda (Madrid), José Félix Herrer es uno de los pioneros. Después de conectarse a la máquina de diálisis, una vez que las variables que esta mide se estabilizan, inicia su ejercicio en el pedalín (como su nombre indica, un juego de pedales estáticos que se mueven sentado en el sillón). “Ya ha debido de llegar más allá de Guadarrama con los kilómetros que ha hecho”, bromea la especialista en deporte.
Los ejercicios son, sobre todo, del tren inferior, para coger fuerza y ayudar en el equilibrio, explica la médico Ana Botella. Hacerlo de los brazos sería complicado, porque es donde muchos tienen la fístula que se conecta a la máquina y no lo pueden mover, lo que crearía asimetrías, explica la experta en deportes. “Empiezan poco a poco, y se va adaptando”, añade De Alba.
Herrer, 59 años, que lleva ocho años en diálisis esperando un trasplante, apunta a que él tiene problemas con las piernas. Pero que están mejorando. “Me cuesta caminar. A los 10 minutos tengo que parar, pero ahora tengo más fuerza”, dice.
Es un claro ejemplo del beneficio físico del programa. Tanto, que Herrer ahora le da al pedalín también en casa. Igual que Emilia Izquierdo, de 92, la veterana del grupo, que repite los ejercicios de articulaciones —cuello, respiraciones, piernas— en la residencia donde vive. Izquierdo lleva 10 años en diálisis, y a ella le han adaptado el programa para que lo pueda hacer tumbada, ya que tiene artrosis y ciática y le duele mucho una rodilla. Eso no impide que haga ejercicios con pelotas y bandas elásticas de piernas y tobillo, “que son muy importantes para ayudarle con su equilibrio”, afirma De Alba.
En otro sillón, Cristina Suárez, de 30 años, se prepara para su diálisis. “Llevo tres años pero todavía no lo acepto. No acepto tener que venir aquí, esperar a un trasplante, el riesgo de que haya rechazo, volver a diálisis”. Para ella, el ejercicio es también una manera de matar el rato. “Me pongo los cascos, y esos 45 minutos se me pasan volando”, dice. Ella ya hacía ejercicio antes, y la rutina no le cuesta. Cuando está sin hacer nada, se engancha al móvil para hablar con sus hijos o le da “vueltas a todo, la cabeza no para”, dice.
El programa solo lleva un año en marcha. En España se calcula que hay unas 200.000 personas con enfermedades renales graves, unos 25.000 trasplantados y 24.000 en diálisis, según datos de las asociaciones de pacientes. La médico Botella explica que el programa no es para todos. Tienen que ser pesonas que lleven bien la diálisis y que no tengan problemas de tensión. Aparte de la movilidad y la depresión, también han observado mejoras en la ansiedad y en los problemas de sueño. Para fomentarlo, la organización celebra este jueves, Día Mundial del Riñón, un acto frente al estadio Bernabeu con el apoyo de la Fundación Real Madrid. El mensaje es claro: el ejercicio es bueno hasta en diálisis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.